CONGO-BRAZZAVILLE: Asistencia a víctimas de violencia sexual

Un nuevo centro de rehabilitación en Congo-Brazzaville ofrece asistencia médica y psicológica gratuita a niñas y mujeres víctimas de abusos sexuales durante las guerras civiles de los años 90, cometidos por combatientes de todos los bandos.

El centro es financiado por completo mediante una donación de 91.000 dólares del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), y brinda todos los servicios que se consideran necesarios para que las rehagan sus vidas.

«Esta es una oportunidad para que esas mujeres encuentren un lugar donde trabajar y aliviar su dolor», dijo Raymond Janssen, representante de UNICEF en el país.

Janssen piensa que 40 por ciento de los habitantes del país padecen traumas relacionados con los horrores de la guerra, y que la mayoría de las personas afectadas son mujeres y niños.

El centro brinda atención médica, tratamiento psicológico y asistencia para lograr independencia económica. El último servicio no se proporcionaba al comienzo y consiste en pequeños préstamos para iniciar actividades actividades productivas.

En la actualidad, las mujeres residentes en el centro de Brazzaville han comenzado a llamarlo «su hogar», y existe un plan para establecer instituciones similares en el resto del país.

Micheline Ngoulou, presidenta de la Asociación Congoleña Contra la Violencia en Perjuicio de Mujeres y Niños (ACOLYTE), señaló que el centro es el primer refugio del país para mujeres y niñas que sufrieron abusos durante la guerra, pero también ayuda las víctimas de violencia doméstica.

«La violencia doméstica es tan dolorosa como la sufrida durante la guerra, y no afecta menos la dignidad humana», enfatizó.

«La violación siempre fue tabú en nuestra sociedad. Muchas víctimas presentan problemas psicólogicos y físicos debidos a que la vergüenza les impide hablar sobre lo que les ocurrió», apuntó.

En el centro las mujeres pueden hablar en forma directa con especialistas que les garantizan total reserva, destacó.

Pierre Ngoma, uno de los psicólogos clínicos del centro, dijo que el propósito del tratamiento es restaurar la confianza de las víctimas en sí mismas y ayudarlas a superar el trauma y el sentimiento de culpa.

«No es fácil para ninguna mujer puede aceptar haber que fue violada, en especial en nuestra sociedad, donde la gente es reticente a hablar de problemas sexuales», señaló.

«La víctima debe superar un sentimiento de culpabilidad asociado con el horror y la humillación que experimentó», añadió.

El centro recibe a un promedio semanal de 50 mujeres, enviadas por el sistema de atención sanitaria del Servicio Social.

«El tratamiento no puede eliminar en forma mágica las cicatrices físicas y psicológicas causadas por la violencia, pero es un punto de referencia para que las víctimas puedan iniciar la difícil tarea de reconstruir sus vidas», según Ngoma.

Las personas que reciben tratamiento «empiezan a ser capaces de hablar de lo que les pasó, recuperan la confianza en sí mismas y se integran a la vida socioeconómica del país mediante proyectos en pequeña escala», explicó Ngoulou.

Una de las víctimas atendidas 19 años de edad y quedó embarazada luego que un grupo de soldados la violó. «Al principio no sabía qué hacer y sentía que levaba una terrible carga. Estaba desesperada porque no quería ser madre y pensaba que era posble que pudiera amar al bebé», confesó.

«Gracias a un programa de la Comisión Internacional de Rescate (IRC, una organización humanitaria internacional) pude recibir ayuda psicosocial que me ayudó a tolerar la vergüenza que sentía y a aceptar a mi hijo como un regalo de Dios», contó.

«En la actualidad, el niño y yo recibimos atención del centro. Quizá reciba en los próximos días una donación que me ayudará a financiar un pequeño negocio de florería. Por fin podré volver a sentirme integrante de la raza humana y compartir mi dolor sin vergüenza», añadió.

La directora de derechos humanos del Ministerio de Justicia, Rebecca Oba, también integrante de la Asociación de Mujeres Juristas de Congo, pidió en una conferencia de prensa que las víctimas denunciaran a los hombres que las violaron.

«Muchas mujeres no quieren presentar cargos porque no saben cómo hacerlo, temen por su seguridad o les da demasiada vergüenza hacerlo», explicó.

La Ley de Amnistía a Actos de Guerra promulgada en diciembre de 1999 por el presidente Denis Sassou Nguesso no se aplica a violaciones y otros actos de violencia contra mujeres durante la guerra civil, subrayó.

«Quienes cometieron violaciones u otros crímenes por razones personales durante la guerra no fueron beneficiados por la amnistía y pueden ser procesado», afirmó.

«Cuando una víctima pueda identificar a su atacante, se llevará a cabo el juicio correspondiente», aseguró.

Las demandantes sólo deben pagar 35 dólares para iniciar acciones judiciales, agregó.

El IRC ha registrado en el país 1.545 casos de violación vinculadas con las guerras civiles, y en más de 52 por ciento de los casos las víctimas fueron adolescentes.

Servicios sanitarios de instuciones religiosas locales recibieron a 450 víctimas de violación en 1999, y la mitad de ellas estaban embarazadas», informó Edmond Maladou, director de población en el ministerio de Salud.

A su vez, la mitad de las embarazadas estaban infectadas por el virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), apuntó. (FIN/IPS/tra- eng/lm/sz/da/ego/mp/hd he/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe