AMBIENTE-PACIFICO SUR: Aumento del nivel del mar afecta a isleños

Mareas altas, tormentas y fuertes vientos han causado en los últimos meses inundaciones en varios países insulares del Pacífico Sur, que podrían quedar bajo el mar si no se reduce pronto la emisión de gases que causan recalentamiento del planeta, según expertos en ambiente.

La semana pasada, mareas altas anegaron varias carreteras en Kiribati, y automóviles, autobuses y camiones se desplazaron por el agua marina en Tarawa, la capital de ese país.

Mareas y tormentas también han causado problemas en Islas Marshall, Cook, Tuvalu y las islas de Papúa-Nueva Guinea menos elevadas sobre el nivel del mar.

A mediados de enero, el agua del océano inundó parte de las áreas menos elevadas sobre el nivel del mar de Majuro, capital de Islas Marshall, debido a mareas altas y fuertes vientos. Algunas familias fueron obligadas por las autoridades a abandonar sus hogares y refugiarse en edificios gubernamentales.

En Papúa-Nueva Guinea, terratenientes de la provincia continental de Nueva Bretaña Oriental, dieron refugio a comienzos de este mes a habitantes de la isla Duque de York, amenazados por la elevación del nivel del mar.

Unos 2.000 residentes en la isla de Cateret, del archipiélago de Bougainville, también parte de Papúa-Nueva Guinea, pidieron a las autoridades ser trasladados a terrenos más altos en la región continental, pero su solicitud no fue cumplida por falta de fondos.

Especialistas en asuntos ambientales aseguran que la elevación de los niveles del mar en la región se debe al recalentamiento del planeta, causado a su vez por la emisión de gases que provocan el llamado efecto invernadero, al retener calor en la atmósfera.

Si los países industrializados no reducen en forma drástica su emisión de esos «gases invernadero» en los próximos años, Kiribati y otras pequeñas naciones quedarán bajo las aguas del Pacífico Sur en el curso de este siglo, advirtieron.

El fenómeno puede causar pérdidas anuales de miles de millones de dólares, si los países industrializados no adoptan medidas inmediatas para reducir su emisión de dióxido de carbono y otros gases producidos al quemar combustible fósil, según un informe divulgado a comienzos de este mes por el Programa Ambiental de las Naciones Unidas (UNEP).

Los autores del informe afirmaron que en Islas Marshall y Micronesia las pérdidas materiales causadas por el cambio climático pueden alcanzar en los próximos 50 años un valor superior a 10 por ciento del producto interno bruto (PIB).

Es probable que la suma de las pérdidas materiales por esa causa en el mundo tengan en la actualidad un valor de 304.000 millones de dólares, calcularon.

El director ejecutivo del UNEP, Klaus Topfer pidió en el informe acción inmediata a la comunidad internacional, y sostuvo que es preciso reanudar las conversaciones internacionales sobre cambio climático, las cuales se estancaron a fines del año pasado en la ciudad sudoccidental holandesa de La Haya.

En esa ocasión, las naciones industrializadas se negaron asumir compromisos concretos para reducir su emisión de gases invernadero.

«Debemos ayudar a las regiones más vulnerables del mundo, y en especial a los países en desarrollo, a adaptarse a las consecuencias del recalentamiento del planeta. Es nuestra responsabilidad moral protegerlos», enfatizó Topfer.

Patrina Dumaru, asistente en asuntos ambientales de la dirección del Centro de Intereses y Recursos del pacífico, con sede en Fiji, duda de que los países industrialzados actúen en forma responsable para afrontar el problema.

«La terrible realidad es que los países ricos no consideran negociable el consumo excesivo que forma parte de su estilo de vida, aunque el precio sea nuestra tierra, nuestra población y nuestra cultura», comentó acerca del fracaso de las conversaciones en La Haya,

«Nuestras naciones son las menos responsables de la emisión de gases invernadero, con apenas 0,06 por ciento del total, y las más vulnerables a los efectos del recalentamiento del planeta», apuntó.

Mientras la comunidad internacional discute, pequeños islotes de Tuvalu, Kiribati y Bougainville ya han sido devorados por el océano, y el aumento de la temperatura afecta los arrecifes de coral, principal recurso natural de las islas del Pacífico, escribió Dumaru en la revista mensual Pacific News Bulletin.

Cuando aumenta la temperatura de las aguas, los corales se separan de las algas que son parte de su alimento, y la continuidad de ese proceso, que se manifiesta por la decoloración de los arrecifes, causa la muerte de las colonias.

Informes científicos divulgados en 2000 señalaron que ese fenómeno había alcanzado su peor nivel en los últimos 30 años, a causa del recalentamiento inusual y sostenido de las aguas.

El Banco Mundial advirtió en un informe a la conferencia de La Haya que los cambios climáticos amenazan a las islas del Pacífico con pérdida de áreas costeras, peores ciclones y sequías, disminución de cosechas y pesca, destrucción de arrecifes y propagación de la malaria, el dengue y otras enfermedades.

En 2050, los perjuicios causados a Fiji por esos desastres pueden representar entre dos y cuatro por ciento de su PBI, y los sufridos por Kiribati, entre 17 y 34 por ciento de su PBI.

Sin embargo, «a los países ricos no les importa que nuestras islas se hundan, floten o vuelen», comentó con amargura Dumaru.

«Es posible, por supuesto, que nos proporciones fondos para adaptarnos. Esa es una solución más barata (que reducir la emisión de gases invernadero) para el problema que nos causan», acotó.

Es preciso que las organizaciones populares logren convertir al impacto del cambio climático en un problema humanitario internacional, sostuvo.

«Aún no nos recuperamos de los efectos de las bombas nucleares (detonadas en ensayos realizados en la región), y ya debemos prepararnos para la bomba climática», añadió. (FIN/IPS/tra- eng/ks/js/mp/en/01

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