TRABAJO: El desempleo golpea a los países pobres

La situación del empleo se mantiene en extremo deficiente en el Sur en desarrollo, mientras mejora en Estados Unidos y otros países industrializados, señaló la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El incremento de nuevas oportunidades de trabajo resulta insuficiente para brindar ocupaciones productivas a quienes han perdido su puesto debido a las reestructuraciones y a los jóvenes que se incorporan a la fuerza laboral, indica el informe anual especializado de la OIT.

Alrededor de 160 millones de trabajadores se encontraban desempleados en el mundo a fines de 2000 y la mayoría pertenecían al ejército de los que buscan trabajo por primera vez.

El informe, que también examina los efectos de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, dictamina que, pese al enorme crecimiento de ese sector, un gran porcentaje de la población mundial sigue «tecnológicamente desconectada».

El desempleo golpea con mayor fuerza a los jóvenes trabajadores con tasas que por lo menos duplican al promedio de toda la población laboral.

El documento de la OIT, elaborado por Rshid Amjad y Duncan Campbell, precisa que casi una tercera parte de las 3.000 millones de personas que integran la población activa del mundo padece desempleo o subempleo.

Los 160 millones de desempleados declarados superan en 20 millones a la cifra que se registraba antes del comienzo de la crisis financiera, nacida en Asia en julio de 1997, a pesar de los notables signos de recuperación económica en la mayor parte de esa región, observó la OIT.

El cuadro del empleo se completa con la existencia de unos 500 millones de trabajadores que no consiguen ingresos, suficientes para mantener a sus familias, por encima del umbral de pobreza establecido en un dólar por día.

Casi la totalidad de esos trabajadores pertenecen a países en desarrollo.

Por otra parte, muchos trabajadores que no se encuentran en esa franja de la pobreza carecen de seguridad básica de empleo y de ingreso.

En los próximos 10 años, pese a una atenuación del ritmo de crecimiento de la fuerza de trabajo mundial, otros 460 millones de jóvenes se sumarán a las filas de aspirantes al primer empleo.

El estudio estima que sólo tres por ciento de esa cifra corresponderá a Europa y América del Norte.

En tanto, dos tercios de esos nuevo trabajadores aparecerán en Asia, mientras que el número de Africa será inferior a los cálculos anteriores, debido a que la epidemia de VIH/Sida causa efectos desastrosos en la economía y en el mercado laboral.

Las probabilidades de mejorar el empleo mundial dependerán básicamente de la continuación de la expansión experimentada por la economía en el último período, estimaron los autores del estudio.

También reconocen el rápido desarrollo adquirido respecto de la tecnología de la comunicación y de la información, pero observan las disparidades en su difusión y utilización.

Esas disparidades, previene la OIT, entrañan un riesgo de ampliación de la actual brecha digital, ya muy ancha, existente entre «los ricos y los pobres» tecnológicos.

La utilización de procesadores y el acceso a Internet crecen a ritmo espectacular en muchas regiones del mundo. Sin embargo, los navegantes en la red mundial de computadoras apenas supera cinco por ciento de la población, 88 por ciento de los cuales pertenecen a los países industrializados.

Estados Unidos y Canadá concentran 57 por ciento de los usuarios de Internet, mientras que Africa y Medio Oriente, en conjunto, sólo representan uno por ciento. Por otra parte, 75 por ciento de la información de la red se produce en idioma inglés.

A pesar de esas disparidades, la OIT sostiene que la evolución de esa tecnología es irreversible y, para que tenga un efecto profundo en la calidad de vida de los trabajadores de los países más desfavorecidos, se deben poner en marcha políticas e instituciones adecuadas.

El estudio reclama la formulación de una estrategia nacional coherente respecto de la tecnología de la comunicación y de la información, la existencia de una infraestructura de telecomunicaciones asequible y la disponibilidad de una población activa instruida.

Debemos promover políticas y desarrollar instituciones que permitan el beneficio de todos, ya que éste no se producirá espontáneamente, declaró Juan Somavía, director general de la OIT. (FIN/IPS/pc/dm/lb/01

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