SALUD: ONG piden más fondos a EEUU para prevenir muerte materna

Una coalición de activistas de la salud de Estados Unidos se reunió hoy en Washington para elaborar una estrategia destinada a obtener más fondos del Congreso para programas mundiales de salud materna.

La coalición de organizaciones no gubernamentales (ONG) se denomina Alianza de la Cinta Blanca para una Maternidad Segura y se propuso obtener este año nuevos recursos financieros para reducir la mortalidad materna en todo el mundo.

«Queremos convertir el embarazo y el parto en algo seguro para las mujeres en todo el planeta», expresó Manjiri Sonawane, asociada de la Red de ONG para la Salud, que funciona como secretaría de la Alianza.

Para ese fin, se necesitan más fondos de Estados Unidos, en respaldo de «la aplicación de programas eficaces en el mundo en desarrollo».

Actualmente, Washington destina cerca de 1.100 millones de dólares al año a «problemas mundiales críticos», pero esa cifra equivale a «menos de 0,1 por ciento del billón y algo de dólares que se invierte en la salud pública nacional», dijo Sonawane.

La Alianza, explicó, pretende que los legisladores estadounidenses reconozcan a la salud materna mundial como una cuestión de «prioridad».

Cerca de 600.000 mujeres mueren cada año por complicaciones del embarazo o el parto, según estudios de la Iniciativa para una Maternidad Segura (SMI), un organismo internacional respaldado por las Naciones Unidas, el Banco Mundial y organizaciones de salud pública.

Eso significa que «más de una mujer muere cada minuto por tales causas», destacó la SMI.

El número de víctimas es mucho mayor en el mundo en desarrollo, donde una mujer de cada 48 muere en el embarazo, el parto o el puerperio. En contraste, en los países industrializados, fallece apenas una de cada 1.800 mujeres.

Dentro del Sur en desarrollo, la mortalidad materna es más alta en Africa, donde muere una de cada 16 mujeres por complicaciones derivadas del embarazo o del parto, frente a una cada 65 en Asia y una cada 130 en América Latina y el Caribe.

En países muy pobres como Sierra Leona y Somalia, mueren una de cada siete mujeres, y en Etiopía, una de cada nueve. En el otro extremo está Suiza, con una cada 8.700.

«Las causas de mortalidad materna han sido siempre las mismas desde que existen registros», destacó Marilen Danguilan, asesora del departamento de Salud Femenina del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Tales causas incluyen hemorragia, sepsis o infección masiva, hipertensión durante el embarazo, complicaciones derivadas de abortos u obstrucción del canal del parto.

«La probabilidad de sobrevivir a complicaciones del embarazo o el parto» es proporcional al acceso a los servicios de salud, afirmó Danguilan.

En efecto, mientras 97 por ciento de las embarazadas tienen garantizado el cuidado prenatal en el Norte industrial, ese porcentaje asciende a apenas 63 en Africa, 65 en Asia y 73 en América Latina y el Caribe.

En cuanto al parto, la diferencia es aún mayor. «Cada año, 60 millones de mujeres dan a luz con la ayuda de una partera tradicional sin capacitación adecuada, de un familiar o sin ayuda alguna», señaló la SMI.

Tras el parto, la mayoría de las mujeres de los países en desarrollo no reciben ningún cuidado.

«En los países y regiones muy pobres, apenas cinco por ciento de las mujeres reciben atención en el puerperio», aunque «la mayoría de las complicaciones y muertes maternas se producen durante o poco después del parto», destacó la SMI.

La alta tasa de mortalidad en esos países está relacionada con la falta de poder de decisión de las mujeres y su pobre acceso al empleo, el crédito, la educación y el cuidado de la salud, observó Family Care Internacional, una ONG con sede en Nueva York.

«Se debe potenciar a la mujer y garantizar sus derechos humanos, incluso a servicios de calidad e información durante el embarazo», exhortó Family Care.

Esos derechos fueron reconocidos por la comunidad internacional desde la Conferencia Internacional sobre Derechos Humanos, celebrada en Teherán en 1968. Otros acuerdos posteriores ratificaron esos derechos.

Tales acuerdos incluyen la Convención para la Eliminación de Toda Forma de Discriminación contra la Mujer (1979), la Declaración de Vienna, adoptada en la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos de 1993, y la Plataforma de Acción de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995).

Sin embargo, los gobiernos no han cumplido con sus compromisos, lamentó Danguilan.

«Para lograr una maternidad segura, debe existir voluntad política para invertir parte de los recursos financieros de un gobierno en la prevención de la muerte materna», urgió la funcionaria de Unicef.

Por otra parte, reconoció varias historias de éxito en el mundo en desarrollo.

En países como Indonesia, Sri Lanka, Bangladesh y Perú, programas administrados por Unicef y autoridades nacionales de la salud permitieron que las mujeres puedan dar a luz sin temor a la muerte, destacó Danguilan. (FIN/IPS/tra-en/mmm/da/mlm/he-dv/01

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