MUSICA-BRASIL: Río, capital del rock envejecido

El tercer festival Rock in Rio, cuyos organizadores esperan atraer a 1,5 millones de personas en siete días de espectáculos, convertirá a esta ciudad de Brasil desde este viernes en capital de la música joven internacional, pero su tono dominante es la nostalgia del viejo rock.

El festival, que reunirá a 120 grupos musicales de todos los continentes con la consigna «Por un mundo mejor», ya comienza a atraer aficionados de los distintos estados brasileños y de países vecinos, en especial de Argentina, y largas colas se forman donde se venden los boletos para ingresar.

Músicos cincuentones, como el británico Sting, el estadounidense James Taylor y los brasileños Gilberto Gil y Milton Nascimento, inaugurarán el maratón musical en la llamada «Ciudad del Rock», construida en un área aún poco poblada en la zona oeste de Río de Janeiro.

Además, la abertura estará a cargo de la Orquestra Sinfónica Brasileña ejecutando la obra sinfónica del congolés Ray Lema, «The dream of the gazelle», y luego «Imagine», de John Lennon, acompañada de Gil y Nascimento.

Por lo tanto, casi nada de rock o sólo recuerdos. Así, en los días siguientes hasta el 21 de enero, con interrupción del lunes al miércoles, se presentarán principalmente veteranas bandas y cantantes, algunos de los cuales ya estuvieron en el primer Rock in Río, realizado hace 16 años.

La excepción es el jueves 18, que será una noche de adolescentes, encabezada por la nueva estrella de la música pop, la estadounidense Britney Spears, de 19 años y más de 20 millones de discos vendidos, seguida de bandas como 'NSync y Five y la dupla brasileña Sandy & Junior.

No por casualidad los boletos de ingreso para ese día son los únicos ya agotados.

Será un soplo de juventud entre las 42 bandas nacionales y extranjeras que se presentarán en el tablado principal, delante del gramal de 88.000 metros cuadrados en que podrán aglomerarse los 250.000 espectadores, el máximo de entradas a la venta para cada jornada.

En los demás días, en el espectáculo central se exhibirán ídolos de las décadas pasadas, incluso de los años 60, entre pocos grupos más nuevos como Red Hot Chili Peppers y la novedad estadounidense Queens of the Stone Age.

Entre los viejos conocidos del público que vendrán a esta cita se encuentran el canadiense Neil Young, los estadounidenses Guns N'Roses y R.E.M. y los británicos de Iron Maiden y Oasis.

En cuanto a los brasileños, estarán los más veteranos lejanos del rock, como Gil, Nascimento, Moraes Moreira y Elba Ramalho, viejas bandas como BarFo Vermelho, Sepultura y Kid Abelha, y cantantes no tan jóvenes como Daniela Mercury y Fernanda Abreu.

Pero el Rock in Rio III pretende ser mucho más que espectáculos musicales de gran consumo internacional, entre jóvenes actuales y del pasado.

En grandes tiendas de campaña con capacidad para pocos miles de personas, los aficionados y curiosos tendrán la oportunidad de oir música regional, experimental y menos comercial, durante las mismas tardes y noches del festival.

La Tienda Raíces revelará a los brasileños la música de 23 grupos de 18 países, en algunos casos típica de determinadas etnias. Estarán representados desde africanos de Camerún, Cabo Verde, Congo y Mali, hasta los caribeños de Cuba y Martinica.

También habrá música de Argelia, Marruecos, Irán, Madagascar y Finlandia, mientras que de Europa se podrá conocer manifestaciones musicales de carácter regional, como las de Cataluña y de Andalucía, en España, y las de Bretaña, en Francia.

En tanto, una llamada Tienda Brasil, que mezcla cantantes ya conocidos y grupos experimentales, locales o marginales de varias ciudades, mostrará distintos tipos de música que se desarrollan fuera de los circuitos del mercado.

La tercera gran tienda de campaña se destinará a la música electrónica, que se escucha en especial en los centros de baile de la juventud, en que las estrellas son los DJ (disc jockey) de variantes rítmicas como el hip hop, el drum'n'bass y el techno.

Pero el Festival no pretende limitarse a espectáculos musicales. Su intención es también contribuir a la paz, a la solidaridad y a mejorar el mundo.

Para ello se implementó una campaña de contribuciones destinadas a institutos de capacitación profesional de niños y jóvenes pobres.

Una cuarta tienda se construyó para acoger debates y manifestaciones sobre el futuro de la juventud, el ambiente, la globalización, la espiritualidad y calidad de vida, además del papel social de la música, las artes y los deportes.

Sin embargo, los observadores creen que será difícil atraer público para esas discusiones, mientras se desarrollan los espectáculos musicales.

La «Ciudad del Rock», que comprende todas esas instalaciones, ocupa un área de 250.000 metros cuadrados, donde también hay centros comerciales, un hospital y tres puestos de atención médica primaria y un centro para ubicar a 700 periodistas.

La seguridad en el interior del predio estará a cargo de 750 efectivos, mientras afuera habrá unos 3.000 policías. Un equipo de 250 bomberos estará presente también para casos de emergencia.

También se destinó una zona cercana para estacionar unos 28.700 automóviles, mientras que 26 líneas de autobuses llegarán hasta el lugar.

La zona prevista es la misma donde se desarrolló el primer Rock in Rio, en 1985, aunque sin las instalaciones levantadas ahora.

Este festival se repitió en 1991, pero en el estadio de fútbol Maracaná, lugar considerado en ese momento una mala opción y la sepultura de la iniciativa.

Sin embargo, el empresario Roberto Medina resucitó el sueño de hacer de Río de Janeiro la capital de la música, además del carnaval.

Es el «proyecto social», el mensaje por un mundo mejor y la obtención de recursos para la juventud excluida, que impulsa esa tercera edición, afirmó Medina. (FIN/IPS/mo/dm/cr/01

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