El presidente de México, Vicente Fox, presentó hoy un plan contra la violencia y el narcotráfico, que contiene las mismas promesas y términos escuchados en 1998 y 1999, pero con la diferencia de que ahora los principales cargos de policía están acéfalos o enfrentan reacomodos.
Fox, al igual que su antecesor Ernesto Zedillo (1994-2000), anunció una «guerra sin cuartel» y encarar una «cruzada» contra la delincuencia, así como abatir la corrupción policial y garantizar una efectiva coordinación a todos los niveles del Estado y la sociedad en la lucha contra el crimen organizado.
En México se denuncian en la actualidad alrededor de 1,4 millones de delitos por año, 70 por ciento más que las registradas a comienzos de los años 90, y las encuestas revelan que la principal preocupación de la población es la inseguridad pública.
El presidente Fox, el primero que no pertenece al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 71 años, advirtió que la guerra contra el crimen puede provocar respuestas violentas, pues serán desarticuladas las redes de complicidad que establecieron delincuentes con policías y funcionarios.
Pero «la sociedad no debe alarmarse ante esta posible respuesta, pues eso sólo significa que vamos por buen camino», señaló.
«En esta tarea, sé que contamos con la concurrencia de mujeres y hombres honrados y comprometidos para salir al paso y superar los desafíos», dijo Fox, quien asumió la Presidencia el 1 de diciembre.
En las últimas semanas se registraron varios hechos violentos que, aunque sin conexión, pusieron al tema de la inseguridad en primer plano.
El atentado a balazos contra un gobernador, la fuga de un importante narcotraficante de una cárcel de alta seguridad, los dos primeros casos de paquete-bomba recibidos en domicilios de la capital y los secuestros por breve tiempo de dos funcionarios de la misma ciudad, pusieron en guardia a las autoridades.
El gobierno ordenó una auditoría integral de la Procuraduría General y de otros cuerpos de seguridad y advirtió que no tolerará ningún caso de corrupción.
Los observadores consideran que Fox aún no está armado en su lucha contra el crimen y eso lo podrían estar aprovechando las organizaciones criminales.
En la Procuraduría General todavía no fueron nombrados nuevos titulares ni se han confirmado las autoridades de la Fiscalía Antidrogas, la Unidad Especializada contra la Delincuencia Organizada, la Unidad contra el Lavado de Dinero y de la oficina de México de Interpol (Policía Internacional).
Además, la recién creada Secretaría (ministerio) de Seguridad Pública no cuenta con ley orgánica ni reglamento y tampoco con un edificio propio, mientras que la Policía Federal Preventiva trabaja sin un director.
La guerra contra la delincuencia y la corrupción será «una lucha quizá amarga, por la perversa influencia del dinero sucio. Sin embargo, estoy seguro de que habremos de cumplir nuestros cometidos», declaró el mandatario.
Se estima que cada año salen de México hacia Estados Unidos unas 180 toneladas de cocaína, las que vendidas al menudeo generan ingresos para los grupos criminales de 18.000 millones de dólares, 5.000 millones de los cuales se calcula que van a parar a las arcas de los narcotraficantes locales.
La policía mexicana decomisó entre 1991 y 1999 cerca de 300 toneladas de cocaína, cifra ínfima para la cantidad que estaría pasando hacia Estados Unidos, el principal consumidor de drogas del mundo.
Cinco carteles de la droga de México se disputan el mercado del país vecino, en asociación o en sangrientas guerras internas, pero siempre con la complicidad de policías y funcionarios del gobierno, indican los observadores.
En los 71 años de gobiernos del PRI, la corrupción llegó a niveles que aún ni se conocen, pero que ojalá se vayan revelando y extirpando en el marco de los actuales cambios políticos, expresó el analista Miguel Granados.
Con la llegada de Fox a la Presidencia terminó la era política en la que el PRI manejaba todos los hilos de poder y se inició otra en la cual ningún partido político tiene control absoluto o mayoritario, comentan analistas.
El 2 de julio (cuando Fox fue elegido) México «ganó una de las luchas históricas más importantes de su existencia (…), ahora estamos frene a un reto tan importante o más que el anterior, a saber, si la sociedad puede enfrentarse con éxito al peor de sus males: la corrupción», expresó el secretario de Seguridad Pública, Alejandro Gertz.
«Se han creado poderes reales mucho más fuertes y más efectivos que los formales, todo ello, cobijado por el manto de la corrupción que tiene antecedentes ancestrales, pero que ahora ha llegado a extremos verdaderamente abrumadores», reconoció.
«Pero nada detendrá al gobierno. Vamos a acabar con los delincuentes por el bien de la sociedad y de su futuro, enfatizó Fox, igual que lo hizo en el pasado Zedillo, cuando presentó sus planes y «cruzadas» contra el crimen. (FIN/IPS/dc/dm/ip/01
