JAPON: Gobierno impulsa reforma de administración pública

La reforma de la administración pública en Japón es una medida muy necesaria, pero fortalecerá el papel de la política partidaria en asuntos normalmente reservados a la burocracia, según críticos.

El gobierno de Yoshiro Mori, impulsado por el descontento público a causa de la falta de liderazgo político, informes de corrupción en el servicio civil y supuesto elitismo, convirtió la reforma de la burocracia en su prioridad para este año.

La falta de confianza popular en el gobierno, la política tradicional y la burocracia es evidente. Apenas seis por ciento de los japoneses confían en su primer ministro, y sólo nueve por ciento en el parlamento, según una encuesta publicada por el diario Yomiuri Shimbun, el de mayor circulación de Japón.

Así mismo, sólo ocho por ciento de 1.000 ciudadanos encuestados manifestaron confianza en los ministerios gubernamentales.

«La reforma de la administración es uno de los asuntos más importantes para mi gabinete», aseguró Mori en su discurso de Año Nuevo.

El objetivo último de Tokio consiste en reducir 23 ministerios y organismos a 13 para 2002. Esto implicará la reubicación de casi un millón de funcionarios públicos.

El número de burócratas se reducirá a 817.000 personas para fines de marzo de 2001, tras la eliminación de 23.701 cargos, y el número de funcionarios del gobierno central será recortado en 135.000 en un plazo de 10 años, a partir de abril, anunció la oficina del primer ministro.

Las reformas costarán 33.200 millones de yenes (equivalentes a 290 millones de dólares), pero los políticos destacan que valdrá la pena cada yen invertido.

«Japón ya no puede darse el lujo de tener una burocracia inflada y un primer ministro que cumple básicamente la función de un sello de goma», declaró el ministro de Estado y ex primer ministro Ryutaro Hashimoto, quien está a cargo del diseño de la reforma.

Hashimoto prometió reformas concretas que incluyen un sistema de salarios basado en méritos y un cambio radical en la administración de jubilaciones y pensiones, que permite la colocación de altos funcionarios retirados en nuevos cargos en empresas públicas.

Ya han tenido lugar grandes cambios. La semana pasada, el Ministerio de Correos y Telecomunicaciones, el Ministerio del Interior y la Agencia de Administración y Coordinación se fundieron en un gigantesco Ministerio de Administración Pública, Asuntos Internos, Correos y Telecomunicaciones.

Así mismo, la Oficina de la Mujer se unirá al Departamento de la Infancia y la Familia del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar Social, para formar la Oficina para la Igualdad en el Empleo, la Infancia y la Familia.

Estas fusiones están destinadas a reducir el número de cargos públicos, algo que los críticos elogian pero temen dé lugar a un papel más activo de la política partidaria en asuntos antes reservados a la burocracia. Además, las fusiones reducirán los salarios.

Sin embargo, los expertos se muestran cautelosos sobre las posibilidades de éxito de las actuales reformas, aunque la poderosa burocracia japonesa a menudo ha sido culpada por la incapacidad del país para adaptarse a los cambios y a las nuevas realidades internacionales.

«Es cierto, debía ponerse fin a la arrogancia de los altos funcionarios», admitió Yoko Kitazawa, activista y asesora del gobierno sobre desarrollo de ultramar.

No obstante, «no se puede afirmar que las reformas actuales harán de Japón un país que ponga el interés de la gente en primer lugar», agregó.

Kitazawa expresó su preocupación porque políticos conservadores ocupen el vacío creado por la reducción de burócratas.

«Las reformas están destinadas a permitir que los políticos más poderosos de Japón asuman las riendas del país», afirmó, y añadió que «la mayoría de esos políticos sólo quieren servir a los intereses nacionales, y eso hará más difícil extender más ayuda a las naciones en desarrollo».

Yoschimichi Hironaka, editor de política del diario Yomuiri Shinbun, comparte el escepticismo de Kitazawa.

En un editorial, Hironaka advirtió sobre un gobierno aún más cerrado en el futuro, pese a la reforma burocrática, y predijo que más políticos servirán a intereses creados, mientras disminuye el apoyo del escéptico electorado.

Por ejemplo, el gobernante Partido Liberal Democrático, afectado por la decepción de sus votantes, se concentrará en recabar apoyo entre los electores rurales, su base tradicional, arguyó.

Sin embargo, esa medida no ayudará a la promoción de un Japón internacionalizado, concluyó Hironaka. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/mlm/ip/01

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