/Integración y Desarrollo/ MERCOSUR: Vacas locas arruinan carne pero alientan otros rubros

La enfermedad de las «vacas locas» europea puede reducir las exportaciones de carne de vacuno del Mercado Común del Sur (Mercosur), pero en cambio está favoreciendo la venta de otros productos, como la soja.

Argentina y Brasil están iniciando campañas para convencer a los europeos de que su ganado está totalmente libre de la enfermedad, porque sólo se alimenta de pasto y otros vegetales, nunca de complementos de origen animal, considerados la causa de la epidemia.

El pánico provocado en Europa por la encefalopatía espongiforme bovina, la enfermedad que se transmite al ser humano provocando daños neurológicos irreversibles y la muerte, hizo caer verticalmente el consumo de carne de vacuno en ese continente.

Los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) se ven directamente afectados como grandes exportadores, pero tratan de reducir al mínimo sus pérdidas, argumentando que no hay riesgo en la carne proveniente de sus pastizales y recomendándola para sustituir el producto europeo.

Aunque esa campaña no tenga éxito, la situación favorece a Brasil en al menos tres productos. Sus exportaciones de pollo y de cerdo crecieron explosivamente el año pasado y las de soja iniciaron la misma tendencia, logrando también un fuerte aumento de precios.

Las ventas de pollo a Holanda, un centro distribuidor para el resto de Europa, se duplicaron el año pasado, mientras Gran Bretaña aumentó sus importaciones en 50 por ciento, según la Asociación Brasileña de Exportadores de Pollo (ABEP).

Brasil, el segundo mayor exportador mundial de pollo, sólo superado por Estados Unidos, pudo elevar de 14 a 17 por ciento su participación en el mercado internacional, como consecuencia de la enfermedad de las vacas locas, celebró Claudio Martins, director de la ABEP.

Los precios, sin embargo, no fueron favorables. Las exportaciones totales crecieron 18 por ciento en volumen, alcanzando 907.000 toneladas, pero los ingresos cayeron a 806 millones de dólares, ocho por ciento menos que en 1999.

La carne porcina tuvo un desempeño mejor, aumentando 48 y 38 por ciento en volumen e ingresos, respectivamente, gracias principalmente a la reanudación de las importaciones de Rusia. Pero la escala es mucho menor, limitándose a 128.000 toneladas y 172 millones de dólares.

La soja parece tener perspectivas más ventajosas. La prohibición de la harina animal como alimento ganadero en varios países europeos, especialmente en Alemania a partir de diciembre, provocó una fuerte demanda por el grano brasileño y una consecuente alza de precios.

La soja pasa a ser el complemento alimentario del ganado europeo, en sustitución a la harina de huesos de animales muertos. Brasil logra la condición de proveedor preferencial por no sembrar aún el grano genéticamente modificado, o transgénico, rechazado por los europeos.

Argentina y Estados Unidos, otros dos grandes exportadores de salvado y grano de soja, ya tienen más de la mitad de su producción basada en semillas transgénicas. La enfermedad de las vacas locas agravó naturalmente los temores sanitarios en relación a innovaciones biotecnológicas.

Para la carne de vacuno, sin embargo, no hay solución a la vista. Los países del Mercosur no logrará evitar una gran caída de sus exportaciones, aunque su ganado sea saludable, previó Pedro Camargo Neto, presidente de la Fundación para el Desarrollo de la Ganadería.

La tendencia a la reducción del consumo será mundial, porque el temor se expande y sólo exige tiempo para disiparse, según Camargo. En la misma Argentina autoridades sanitarias empezaron a retirar de los supermercados productos europeos de origen vacuno y recomendaron a la población evitar su consumo.

Brasil, además, corre el riesgo también de que su carne se coloque bajo sospecha. El 12 de este mes se diagnosticó una enfermedad similar a la de las vacas locas, el scrapie, en tres ovejas del municipio de Candoi, en el interior del sureño estado de Paraná.

Las ovinos, de origen canadiense e importados de Estados Unidos, fueron sacrificados, junto con otros 290 existentes en la misma propiedad, para evitar contagios.

Hubo alarma en Argentina, donde un diario informó sobre la posibilidad de la presencia de la enfermedad bovina en Brasil. Otro estado brasileño, Río Grande del Sur, prohibió la entrada de ganado ovino y caprino proveniente de Paraná.

El Ministerio de Agricultura informó que el scrapie no se transmite a los seres humanos y no tiene relación con la enfermedad de las vacas locas. Además, prohibió la importación de ovejas y cabras de países donde se conoce la incidencia de la enfermedad, como Canadá, Estados Unidos y Gran Bretaña.

Pero la noticia puede generar temores en relación a la carne de vacuno brasileña, porque se considera que la encefalopatía espongiforme bovina es provocada por la ingestión de harina de huesos y desechos de ovejas contaminadas por el scrapie.

Aunque el ganado brasileño se alimente en pastizales en su casi totalidad y no se utilicen alimentos de origen animal, la sospecha, aunque sin base científica, puede afectar las exportaciones del país, lamentaron expertos del sector. (FIN/IPS/mo/ag/he if/01

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