La euforia con que la mayoría de los países de América Latina recibieron el miércoles la rebaja de la tasa de interés en Estados Unidos comenzó a ceder paso a la cautela, en medio del aumento del precio del petróleo y del riesgo de un abrupto fin del auge económico estadounidense.
Rodrigo Valdés, asesor del Ministerio de Hacienda de Chile, dijo el viernes que el gran riesgo reside en 2001 en Estados Unidos y que el escenario internacional más deseable sería una «desaceleración no muy brusca» de la economía de ese país.
A la expectativa acerca de lo que puede ocurrir en Estados Unidos se suma la inquietud por el probable incremento del crudo, ya que se aguarda el recorte de la producción de la OPEP (Organización de Países Productores de Petróleo) para defender las cotizaciones.
El barril de petróleo Brent para entrega en febrero se cotizó el viernes en Londres a 25,67 dólares, en un rango ligeramente superior al de diciembre, lo cual preocupa a los importadores de crudo en América Latina, como Brasil, Uruguay, Chile y los países centroamericanos.
En este escenario de cara y sello, la sorpresiva rebaja de la tasa de interés de corto plazo estadounidense de 6,5 a seis por ciento del miércoles tuvo un primer efecto positivo en la mayoría de los centros bursátiles latinoamericanos.
Brasil celebra la captación de 1.500 millones de dólares en los mercados financieros internacionales con el lanzamiento de un bono a cinco años plazo y tasa de interés reducido por el abaratamiento del crédito internacional empujado por Estados Unidos.
Así mismo, la decisión de la Reserva Federal (FED, banco central) de Estados Unidos llevó alivio a Argentina, cuyo gobierno lucha desde su instalación hace poco más de un año por reducir el interés que debe pagar por su financiamiento.
El ministro argentino de Economía José Luis Machinea aplaudió este viernes el paso dado por la Reserva Federal, ya que mejorará para su país las condiciones de pago de unos 20.000 millones de dólares en los próximos meses y el costo del crédito de casi 40.000 millones que obtuvo del Fondo Monetario Internacional y de otras fuentes para asegurar el servicio de su deuda.
Según Machinea, la caída de la demanda en Estados Unidos obligará a la FED a reducir aún más la tasa de interés interbancaria, y eso posibilitará este año a Argentina un crecimiento económico entre cuatro y cinco por ciento, luego del estancamiento en 2000 y de la caída de 3,4 por ciento en 1999.
Para el ministro argentino, la rebaja de tasas es la pista para un «aterrizaje suave» de la economía estadounidense, un anhelo por el cual cruzan también los dedos en México, cuya economía, al igual que la de América Central, creció en los últimos años a impulsos de la expansión de Estados Unidos.
«Si Estados Unidos estornuda, a México le da gripe». La consabida frase retomó actualidad esta semana. Ed Cabrera, estratega jefe de la consultora Merryl Lynch para América Latina, dijo que la economía mexicana será la más favorecida de la región si la estrategia de la FED determina el ansiado «aterrizaje suave».
William Calvo, director de la División Económica del Banco Central de Costa Rica, señaló a IPS que la decisión estadounidense posibilitará también a las economías centroamericanas una reducción de tasas de interés «sin que ello implique un peligro de que los capitales salgan hacia el exterior».
En el área centroamericana, El Salvador inició el 2001 con un esquema de dolarización similar al que aplica Ecuador desde el año pasado, en tanto Guatemala abrió también su mercado de capitales a operaciones regulares en la divisa estadounidense, lo cual es permitido hace años en Costa Rica.
En el marco de la dolarización, para Ecuador la rebaja de la tasa en los Estados Unidos disminuirá el servicio de una deuda externa pública que en 2001 representará 1.184 millones de dólares, sobre un endeudamiento total de 14.080 millones.
La clasificación de los títulos de la deuda externa de Brasil también mejoró esta semana y ese hecho facilitará la refinanciación del endeudamiento y fortalecerá las bases para un crecimiento económico en este año de 4,5 por ciento, según una estimación considerada optimista del presidente del Banco Central, Arminio Fraga.
La disminución del costo de las compras de Estados Unidos, aguardada tras la rebaja dispuesta por la FED, también tendrá efecto dinamizador en las economías latinoamericanas.
El impacto en América Latina de la decisión de la FED confirma la alta dependencia de la región de los factores externos, en un escenario mundial caracterizado en los últimos años por la expansión de la economía de Estados Unidos.
El producto interno bruto (PIB) de Estados Unidos creció cinco por ciento en 2000 y este año aumentará 3,3 por ciento. El producto mundial, que se incrementó cuatro por ciento en 2000, crecería en 2001 en 3,5 por ciento, según análisis de la Organización de Naciones Unidas.
América Latina, cuyo PIB se estancó virtualmente en 1999, creció cuatro por ciento en 2000 y las predicciones para este año son de un aumento de 3,7 por ciento, en un escenario que contempla la pérdida de vigor del crecimiento de Estados Unidos y un mayor dinamismo de la Unión Europea.
Un nuevo recorte de tasas de la FED para lograr el «aterrizaje suave» de Estados Unidos obligaría a los países latinoamericanos a reducir sus tasas internas, para mantener la competitividad de su producción.
En Chile se cree que el Banco Central tendrá que rebajar este mes entre 0,25 y 0,50 la tasa referencial ubicada ahora en cinco por ciento. Similares perspectivas se manejan en Brasil, donde la tasa básica del Banco Central es de 15,75 por ciento.
México podría crecer este año 4,5 por ciento, si la economía estadounidense no sufriera grandes sobresaltos, comentó el analista financiero Enrique Quintana.
En tanto el Instituto Mexicano de Finanzas, vinculado a las cámaras empresariales, señaló que «la desaceleración suave o brusca de la economía de Estados Unidos y el precio del petróleo serán determinantes para el año económico de México».
El presupyuesto del estado mexicano presentó en 2000 un excedente de 9.000 millones de dólares, gracias al incremento de los precios del crudo, un factor que favoreció también significativamente a Venezuela y Ecuador.
La expectativa de una nueva escalada de los precios del petróleo abre así renovadas esperanzas para los productores latinoamericanos y reactualiza la inquietud de los importadores netos.
Chile tuvo en 2000 una inflación de 4,5 por ciento, frente a 2,3 por ciento de 1999. Alrededor de 50 por ciento del aumento de los precios se debió al impacto del gasto en importación de crudo, con la que este país debe cubrir alrededor de 95 por ciento de su demanda petrolera.
Costa Rica gastó 450 millones de dólares en compras de petróleo el último año, mientras en 1999 desembolsó 290 millones por el mismo concepto.
De no mediar el alza petrolera, la tasa de inflación de Costa Rica, de 10,25 por ciento en 2000, habría sido del orden de 8,5 por ciento, afirmó William Calvo, director de la División Económica del Banco Central. (FIN/IPS/ggr/ff/if/01