INDIA-PAKISTAN: Prueba de misil es «amenaza», según Islamabad

El lanzamiento esta semana en India del misil nuclear de largo alcance Agni-II aumentó una vez más la tensión con Pakistán y preocupó a las grandes potencias, pero Nueva Delhi insiste en que nadie puede imponerle «restricción».

El gobierno destacó que el exitoso lanzamiento del Agni finalmente brindó a India «un elemento creíble de disuasión nuclear» al probar la «configuración operativa final» del misil, es decir que está listo para la producción en serie.

El Agni-II puede transportar una ojiva nuclear de una tonelada a través de 2.000 kilómetros.

Funcionarios de Nueva Delhi aclararon que la prueba no fue un mensaje para el vecino Pakistán, antiguo rival de India, pero Islamabad igualmente la consideró una «amenaza directa».

«Las ambiciones nucleares de India -claras desde el anuncio de su doctrina nuclear en 1999- tienen un efecto desestabilizador en la región», sostuvo el gobierno paquistaní en una declaración oficial.

India y Pakistán ya se enfrentaron dos veces en guerra y viven en permanente disputa por la parte de Cachemira incorporada a India hace medio siglo, cuando los salientes dominadores colonicales británicos dividieron el subcontinente según líneas religiosas. Cachemira es el único estado indio de mayoría musulmana.

Analistas de defensa prevén que Islamabad responderá a la prueba del misil con una acción equivalente.

Pakistán reaccionó a las pruebas nucleares de India en mayo de 1998 con sus propios ensayos atómicos, y cuando el Agni-II fue probado por primera vez en abril de 1999, Islamabad probó su Ghauri-II, un misil con capacidad nuclear y un alcance de 1.500 kilómetros.

Sin embargo, algunos observadores consideraron que la prueba del Agni fue más una advertencia hacia China, porque el misil fue lanzado el miércoles mientras el primer ministro de China, Li Peng, se encontraba en el último día de su visita a este país.

La visita a India fue la primera de un mandatario chino desde las pruebas nucleares indias de 1998, que deterioraron los vínculos bilaterales.

Inmediatamente después de esos experimentos nucleares, el ministro indio de Defensa George Fernandes había descripto a China como «la amenaza potencial número uno».

Mientras, el primer ministro indio Atal Bihari Vajpayee había explicado en una carta al presidente estadounidense Bill Clinton que las pruebas se relacionaban con «un vecino del norte» con el que India había peleado «una amarga guerra».

«Sería paradójico que una prueba destinada a influir en la opinión de China terminara por influir en la opinión de Pakistán», opinó Stephen Cohen, experto en asuntos de seguridad de Asia meridional del Instituto Brooking, un gabinete de estrategia de Estados Unidos.

Una de las quejas de Nueva Delhi contra Beijing se refiere a la supuesta transferencia de tecnología sobre misiles y armas nucleares de China a Pakistán.

La prueba del Agni-II fue también una señal de la determinación de India a desafiar la presión de Occidente, según analistas.

«No precisamos que nadie nos hable de moderación. Nadie puede presionarnos», declaró el ministro de Defensa en conferencia de prensa poco después del lanzamiento del misil, el miércoles.

Cuando el Agni-II fue probado por primera vez hace dos años, Vajpayee declaró que India estaba determinada a desarrollar su propia capacidad nuclear, y describió al misil como «símbolo del resurgimiento de India».

Sin embargo, como India también realizó una rápida apertura comercial, Occidente comenzó de a poco a levantar muchas de las sanciones sobre transferencia de tecnología impuestas a Nueva Delhi tras los ensayos de mayo de 1998.

El embajador de Estados Unidos ante India, Richard Celeste, describió este mes a las sanciones como «un error» y manifestó esperanza en que su gobierno pronto las levante completamente.

Estados Unidos también eliminó restricciones a la venta de computadoras de alta velocidad a India, impuestas luego de las primeras pruebas nucleares de Nueva Delhi, en mayo de 1974. Washington arguyó que la restricción era ineficaz porque científicos indios ya habían desarrollado sus propias «supercomputadoras».

Rusia, un estrecho aliado de la guerra fría, se rehusó a apoyar las sanciones de Occidente, y brinda a India tecnología y reactores nucleares pese a las objeciones de Estados Unidos.

En comparación con el escándalo internacional que provocaron las pruebas nucleares de 1998, la reacción de Occidente al lanzamiento del Agni-II ha sido muy tranquila.

India avisó con anticipación a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre la prueba, al igual que a Pakistán, Alemania y Japón, informó un portavoz de la cancillería india.

No se prevé que la prueba del misil desencadene una carrera armamentista en Asia meridional.

«Aunque es probable alguna reacción de Islamabad -Pakistán puede disparar uno o dos misiles comprados a China o Corea del Norte-, no hay por qué temer una carrera armamentista», opinó el diario The Times of India en su columna editorial del jueves. (FIN/IPS/tra-en/rdr/mu/mlm/ip/01

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