El primer ministro de China, Li Peng, llegó este jueves a Nueva Delhi, en el marco de una visita de una semana a India en la cual busca mejorar las relaciones bilaterales, marcadas durante años por la desconfianza recíproca.
Li comenzó su visita el martes en el puerto occidental indio de Mumbai, y declaró allí que se propone «aumentar la confianza, fortalecer la amistad e impulsar la cooperación» entre las dos grandes naciones.
«Procuro un amplio y franco intercambio de opiniones con los gobernantes indios acerca de la relaciones bilaterales y otras cuestiones de interés común», añadió el jefe de gobierno, quien ocupa el segundo lugar en la jerarquía política de su país.
Li es el gobernante chino más importante que visita India desde que los ensayos de armas nucleares realizados por Nueva Delhi en mayo de 1998 afectaron en forma muy negativa las relaciones entre ambas naciones.
En aquella ocasión, Nueva Delhi afirmo que uno de sus motivos para desarrollar armas nucleares era la potencial amenaza a su seguridad nacional por parte de Beijing.
En los próximos días, el primer ministro chino se reunirá con el presidente de India y ex embajador del país en China, K.R. Narayanan, y con su par indio Atal Bihari Vajpayee, cuando éste regrese de su actual gira por el sudeste de Asia.
«India y China avanzan hacia un acuerdo tácito sobre sus disputas fronterizas», que causaron una breve y cruenta guerra en el norte de India en 1962, afirmó G.P. Deshpande, un experto indio en asuntos chinos y profesor de relaciones internacionales en la universidad Jawaharlal Nehru, de Nueva Delhi.
Nueva Delhi mantiene su reclamo de soberanía sobre unos 43.000 kilómetros cuadrados de territorio que pertenecían al estado septentrional indio de Jammu y Cachemira y fueron ocupados por China en aquella ocasión.
Otro problema vinculado con cuestiones fronterizas es que Beijing no acepta que el ex protectorado nororiental indio de Sikkim se fusione con India, como decidió hacerlo su población en un referendo realizado en 1975.
Además, China reclama unos 90.000 kilómetros cuadrados de territorio del estado nororiental indio de Arunachal Pradesh, y Nueva Delhi ha expresado su preocupación por el presunto apoyo de Beijing a grupos étnicos insurgentes de la región nororiental de India, fronteriza con China.
Deshpande opinó que en la actualidad ambos países «tienen poco interés en plantear cuestiones irritantes».
Sin embargo, las cuestiones irritantes abundan, y no se relacionan sólo con disputas fronterizas. Una de ellas es que Nueva Delhi acusa a Beijing de vender misiles y tecnología nuclear a Pakistán, cuyas relaciones con India han sido muy malas durante décadas.
A su vez, las autoridades chinas han expresado en forma reiterada su disgusto por la presencia en India del Dalai Lama, líder religioso de Tibet, quien escapó a territorio indio en 1959 tras una falida insurrección tibetana contra la ocupación china.
El año pasado, el problema se agravé cuando el Karmapa, potencial succesor del actual Dalai Lama en el liderazgo religioso tibetano, pasó a residir también en India.
El miércoles, integrantes del Movimiento por la Liberación de Tibet se manifestaron en Nueva Delhi para protestar contra «represión y violación de los derechos humanos» en su patria por parte de Beijing.
«Deseamos que los gobernantes de India aprovechen la visita de Li para sostener que es necesario que Beijing inicie negociaciones con el Dalai Lama», señaló Pema Khando, dirigente de ese movimiento.
Otra cuestión que ha complicado las relaciones bilaterales es la inundación del mercado indio con bienes de consumo chino baratos, que compiten con la producción nacional.
De todos modos, China puede tener en la actualidad interés en aumentar su cooperación con India y con Rusia, los otros dos gigantes de Asia, sostuvo el especialista indio en política exterior C. Raja Mohan, en un artículo publicado por The Hindu, el mayor diario de India.
Hay indicios de que «Beijing ha mejorado su opinión acerca del potencial económico de India», y valora la «poderosa estrategia diplomática que permitió a Nueva Delhi superar la situación de aislamiento internacional causada por los ensayos nucleares de mayo de 1998», añadió.
La visita de Li se desarrolla en un momento de incertidumbre de las relaciones de Estados Unidos con Rusia y China, que podría agravarse a partir del 20 de enero, cuando asuma el gobierno el presidente electo estadounidense, George Bush.
Por el contrario, las relaciones entre Washington y Nueva Delhi han mejorado en forma sostenida desde el año pasado, cuando el presidente estadounidense Bill Clinton visitó India.
El presidente de Rusia, Vladmir Putin, también visitó India el año pasado.
El año pasado, el ministro de Defensa indio, George Fernandes, elogió a China en un discurso y reconoció que ese país es más avanzado que India en muchos aspectos, señaló el especialista en asuntos internacionales Harvey Stockwin, residente en Hong Kong.
Había sido el mismo Fernandes quien señalara a China como «la mayor amenaza potencial» para India, al explicar los motivos de Nueva Delhi para desarrollar armas nucleares.
Luego el ministro de Relaciones Exteriores de India, Jaswant Singh, buscó que las relaciones bilaterales mejoraran durante una visita a Beijing en junio de 1999.
La visita de Singh condujo a que ambos países acordaran realizar un encuentro anual para dialogar sobre asuntos estratégicos, y el primero de esos encuentros se llevó a cabo en Beijing el año pasado. (FIN/IPS/tra-eng/rdr/mu/mp/ip/01