Organizaciones no gubernamentales y alcaldías de Europa y América Latina impulsan una mayor coordinación entre los sectores que no actúan ni en el ámbito estatal ni en el sector económico privado, para evitar la exclusión.
«Se globalizó la crisis de valores, por lo que debemos globalizar la solidaridad», dijo a IPS Martín Pumar, alcalde de Villa El Salvador, una populosa barriada de la capital de Perú.
El objetivo del llamado «Observatorio Euro Latinoamericano del Tercer Sector», que se reunió en varias oportunidades en Brasil durante el Foro Social Mundial, es lograr intercambios y proyectos de desarrollo entre la sociedad civil y las comunas, indicó Pumar.
El Observatorio Euro Latinoamericano fue uno de los numerosos talleres y conferencias que funcionaron en forma paralela a los sesiones plenarias oficiales del Foro, que comenzó el día 26 y concluye este martes.
Giampiero Rasimelli, presidente de la organización no gubernamental italiana Arcs, consideró que la globalización origina profundos desequilibrios sociales y territoriales entre el Norte industrial y el Sur en desarrollo, así como dentro de cada región o país.
«Ese costo lo pagan los ciudadanos, las ciudades y la democracia», agregó.
Rasimelli consideró urgente cambiar esta situación, utilizando las potencialidades de la globalización y las nuevas tecnologías para impulsar desde el Estado la participación de los ciudadanos y las experiencias de autonomía local con un desarrollo económica y socialmente sostenible.
El presidente de Arcs recordó que la confluencia entre la sociedad civil y los gobiernos de las ciudades se ha ido produciendo en forma natural, siguiendo la lógica del intercambio de experiencias, la búsqueda de colaboración y la reflexión sobre problemas comunes.
El investigador social mexicano José Luis Rhi Sausi consideró que la base del crecimiento del asociacionismo social está en la crisis de los modelos de desarrollo, tanto de los de seguridad social europeos como de los «desarrollistas» en los países latinoamericanos.
«Esto ha dado paso a una profunda restructuración económica y política que comporta una pérdida de competencia y poder de decisión de los estados nacionales», afirmó el investigador, quien destacó que en paralelamente aumentó la importancia de la dimensión territorial.
La coordinadora del Observatorio Euro Latinoamericano, Claudia Barattini, mencionó como un hecho significativo el crecimiento del Tercer Sector, es decir, ese «conjunto de iniciativas económicas, sociales y políticas sin fines de lucro, en las que se destacan la empresa social y el asociacionismo ciudadano».
Barattini recordó que el crecimiento del Tercer Sector involucra a numerosos países del mundo pero de manera más significativa a aquellos en que ha emergido con mayor fuerza la sociedad civil organizada.
«Pensamos que podemos configurar un mecanismo simple y rico de globalización de comunidades, de organizaciones civiles, de pequeñas y medianas empresas que encuentre su propia fuerza en la capacidad de relacionarse, que se apoye en la calidad y simplicidad de experiencias y recorridos comunes», afirmó.
En el mismo sentido se pronunciaron las autoridades locales, que en número superior al centenar se reunieron durante la celebracion del Foro Social Mundial.
Los representantes comunales, la mayoría de América Latina y Europa, reconocieron en el documento final la necesidad de colaborar en forma estrecha con organizaciones no gubernamentales para potenciar iniciativas en defensa de los derechos de los ciudadanos, su socialización y la recuperación de los sectores postergados.
Los administradores locales sostuvieron, tomando la consigna del Foro Social Mundial «otro mundo es posible», que esos cambios comienzan en los centros urbanos o rurales, pero que la división entre incluidos y segregados que «crece en esta fase de globalización» es más visible en las ciudades.
Al mismo tiempo, señalaron que también es en las ciudades donde se expresan las aspiraciones sociales y las respuestas innovadoras para afirmar la calidad de vida y los derechos de los seres humanos.
Los alcaldes llamaron a modificar la tendencia a la exclusión, proponiendo políticas comunes para enfrentar esta realidad, una mayor coordinación entre las ciudades para resolver sus problemas y lograr una mejor presencia, tanto en el plano nacional como internacional.
Consideraron indispensable actuar junto a los ciudadanos para resolver la crisis habitacional, la precariedad de los servicios urbanos, recuperar a los sectores más pobres a partir de una distribución más justa de los fondos públicos, con mayor respaldo de los gobiernos centrales.
Las autoridades de las ciudades reclaman mayor participación en el desarrollo económico nacional, para una mejor inserción de los países en la economía mundial «sin dependencias unilaterales» y para ello cree que se debe avanzar en la discusión de mecanismos de control de los flujos financieros internacionales.
En ese sentido, los alcades apoyaron la creación de un impuesto sobre las transacciones financieras internacionales, para que esos recursos se orienten a la lucha contra la probreza, tanto a nivel nacional como local.
El vicealcalde de Lisboa, Vasco Franco, recordó que no se trata de estar a favor o en contra de la globalización «sino en contra de la exclusión».
Las ciudades «pueden hacer la diferencia contribuyendo a poner reglas a una globalización sin reglas», recordando que los aspectos sociales seran fundamentales en este proceso «y las alcaldías tienen mucho que aportar», concluyó Franco. (FIN/IPS/ml/ag/dv/01