Miles de filipinos formaron hoy en esta capital una cadena humana de 10 kilómetros de largo para condenar la suspensión del juicio político por corrupción al presidente Joseph Estrada y exigir su renuncia.
La cadena se extendió desde el distrito financiero de Manila hasta el monumento de Edsa a la revolución que provocó la caída del dictador Ferdinand Marcos en 1986, donde se concentraron decenas de miles de personas exhortando a una revuelta similar.
«Espero que Estrada escuche al pueblo, que le pide hacer el sacrificio supremo y renunciar», expresó la ex presidenta Corazón Aquino (sucesora de Marcos), quien encabezó un grupo de manifestantes.
Muchos de los manifestantes vestían de negro, en señal de luto por lo que consideran una democracia muerta.
«Negro por duelo, negro por infamia, negro por la oscuridad que ha caído sobre nosotros», dijo el arzobispo Jaime Sin dentro de una iglesia en Edsa.
La última ola de protestas comenzó el martes, cuando una comisión del Senado decidió descartar como pruebas documentos bancarios que, según los fiscales, hubieran demostrado que Estrada acumuló ilegalmente unos 60 millones de dólares durante su presidencia.
El miércoles, el juicio político se suspendió de manera abrupta debido a la renuncia en masa de los 11 acusadores, por considerar la decisión de la comisión como una virtual absolución.
La inestabilidad política se reflejó en el colapso del peso filipino, que cayó a un récord histórico de 55,7 unidades frente al dólar el miércoles, y en la bolsa de valores, que cayó seis por ciento. Este jueves, la moneda filipina se mantenía entre 54 y 55 unidades por dólar.
El voto del martes a favor de Estrada, el primer jefe de estado asiático en ser sometido a un juicio político, indica que cuenta con los votos suficientes para ser absuelto por el Senado. Para hallar culpable al presidente, se precisa el voto de dos tercios de los miembros de la cámara alta.
«De hecho, el juicio terminó», afirmó el miércoles la senadora Miriam Defensor Santiago, partidaria de Estrada, tras la renuncia de los acusadores.
El congresista y acusador renunciante Joker Arroyo calificó el voto a favor de Estrada como «un vergonzoso voto de absolución», señal de que «11 senadores están en el bolsillo del presidente».
Los activistas anunciaron huelgas, boicoteos, marchas y concentraciones para forzar la renuncia de Estrada, un ex astro de cine que fue elegido por abrumadora mayoría en 1998, en base a sus políticas populistas.
Numerosos agentes de policía fueron enviados desde otros puntos del país a Manila, de 12 millones de habitantes, para prevenir disturbios.
No está claro si el movimiento de protesta alcanzará la misma intensidad que en 1986, dado que el presidente goza todavía de gran apoyo en el parlamento y entre los sectores más pobres de la población.
Los rumores de golpe de Estado crecen, al igual que el temor a que grupos izquierdistas y rebeldes musulmanes del sur aprovechen la actual inestabilidad política para ganar terreno.
Hasta ahora, sin embargo, Estrada ha negado todas las acusaciones en su contra y asegurado que permanecerá en la presidencia hasta el año 2004, cuando termine su mandato constitucional. (FIN/IPS/tra-en/km-js/mlm/ip-hd/01
