ECONOMIA-EL SALVADOR: Caos al comenzar dolarización

El desconcierto prevalece entre los pobres en El Salvador frente a la introducción del dólar como moneda de curso legal, concretada esta semana.

La ausencia de una campaña masiva sobre el uso del dólar propicia largas filas en los comercios, confusión por el tipo de cambio y hasta la circulación de billetes falsos, tras la nueva estrategia monetaria que rige en el país desde el 1 de enero.

«La gran mayoría del pueblo está en un estado de shock, porque no logra comprender lo que está pasando», explicó a IPS la salvadoreña Alma Benítez, fiscal de la Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos en Centroamérica.

La reacción se explica ante la entrada en vigor de la ley de Integración Monetaria, sustento legal del plan del gobierno de Francisco Flores con el que pretende reactivar la economía del país.

La nueva norma liberaliza la circulación del dólar, que pasa a ser la unidad de intercambio en el sistema bancario, dispone no emitir más moneda local, el colón, y establece un tipo de cambio fijo en 8,75 colones por cada dólar.

Benítez sostiene que la gran mayoría humilde de los seis millones de salvadoreños no ha asimilado la transformación, pues hay grandes sectores que no saben leer ni escribir.

Muchos mercados, pequeñas empresas y el gran sector informar conformado por vendedores ambulantes y comerciantes callejeros decidieron no aceptar dólares, pese a que viola la nueva ley, debido a la confusión producida en los primero días por el nuevo sistema.

El analfabetismo en El Salvador, que alcanza a 22,2 por ciento de la población según estudios del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, afecta el proceso de dolarización, explicaron analistas consultados por IPS.

«Aquí nos vamos a tener que acostumbrar a la fuerza», comentó a IPS Mirella Cáceres, periodista de El Diario de Hoy.

Cáceres relató que muchos comerciantes no saben qué cambio dar a sus clientes cuando reciben el pago en dólares y tienen que devolver dinero en colones, o viceversa.

El tipo de cambio fijo de 8,75 colones por cada dólar es difícil de llevar a la práctica en los gastos menores cotidianos, como el pago de boleto en el transporte de pasajeros, la comida en los restaurantes o en la compra de los diarios.

El desacato a esta disposición legal se ha convertido en un dolor de cabeza para los salvadoreños, pues comerciantes y responsables de distintos servicios públicos redondean los valores a su favor en forma arbitraria.

«Tomé un autobús que debería cobrar 23 centavos de dólar el pasaje, pero el conductor me cobró 25 centavos, porque alegó que no tenía cambio. Eso le pasa a mucha gente», comentó a IPS Elida Moreno, una mujer que trabaja en San Salvador.

En las calles muchas personas han decidido no arriesgarse a perder dinero en sus transacciones y es común ver a los transeúntes con calculadoras de mano haciendo cálculos y conversiones.

La opinión pública de El Salvador fue testigo de las dudas que ha ocasionado la dolarización, cuando el propio ministro de Hacienda, José Luis Trigueros, salió a las calles a supervisar el proceso y se detuvo en un mercado a comprar unas golosinas.

Trigueros pagó con dólares su consumo a la joven que lo atendió, quien, frunciendo el ceño, preguntó frente a las cámaras de televisión qué eran esas monedas, que ella no las conocía.

«Lo que se nota en las calles es que hay un rechazo al dólar», aseguró a IPS Lilliam Vega, economista de la privada Universidad Centroamericana José Simeón Cañas.

Vega comentó que los intelectuales y académicos del país han recibido con sorpresa la adopción del dólar, pues el presidente Flores anunció su nuevo plan monetario a fines de noviembre y, en menos de una semana, ya había logrado la aprobación del plan en el parlamento.

La escasa información dirigida al público salvadoreño y la creencia de un sector gubernamental que la dolarización es la principal salvación económica de la nación son dos de los fenómenos más comentados en el país, destacó la economista.

En los primeros días de vigencia de la dolarización, la Dirección de Protección al Consumidor de El Salvador confirmó que las principales anomalías cometidas en el proceso son las arbitrariedades en el redondeo de cambio de moneda.

Otro atropello reportado por los inspectores de la Dirección es la ausencia en los comercios de rótulos que indiquen los precios de los productos de consumo, tanto en dólares como en colones, como lo exige la ley.

La impotencia que sienten muchos salvadoreños cuando transfieren su dinero de una moneda a otra y reciben menos a cambio se resume en las declaraciones de una mujer adulta a un diario local.

Cuando la mujer fue a cambiar 10,86 dólares a un banco de la capital, su calculadora le demostró que el cajero tenía que darle 95,3 colones, pero el empleado le dijo que esos decimales no los registraba su computadora. La mujer no tuvo dudas en calificar ese hecho de simple robo. (FIN/IPS/nms/dm/if/01

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