CACHEMIRA: Nuevos ataques de insurgentes agravan la situación

Ataques de grupos separatistas en Cachemira el fin de semana pusieron en peligro el mantenimiento del cese del fuego unilateral dispuesto hace dos meses por Nueva Delhi, y también la reanudación del diálogo entre India y Pakistán acerca de ese territorio fronterizo en disputa.

Los insurgentes reclaman participar en conversaciones de paz tripartitas con Nueva Delhi e Islamabad, que India no desea, y el gobierno paquistaní no acepta el cese de la violencia en Cachemira como condición para reanudar su diálogo con las autoridades indias.

«El cese del fuego no será una solución para la cuestión de Cachemira si no se acompaña de una negociación tripartita», afirmó Mirwaiz Umer Farooq, dirigente de la Conferencia Multipartidaria Hurriyat (AHPC), una coalición de unas 22 organizaciones políticas separatistas cachemiras.

Farooq dijo a periodistas que desea ver sentados en la misma mesa de negociaciones a representantes de la Hurriyat, de grupos insurgentes cachemiros y de los gobiernos de India y de Pakistán.

El conflicto de Cachemira ha durado más de medio siglo, y durante la última década causó la muerte de más de 35.000 personas en enfrentamientos de insurgentes con fuerzas de seguridad indias.

Nueva Delhi acusa a Islamabad de brindar entrenamiento militar y armas a los insurgentes, y Pakistán acusa a las tropas indias de violar los derechos humanos en Cachemira.

Islamabad y Nueva Delhi han librado dos guerras por Cachemira desde 1947, cuando el fin de la dominación colonial británica en la región se acompañó de la creación de ambos países, con la intención de agrupar a los musulmanes en Pakistán y a los hindúes en India.

La mayoría de la población de Cachemira es musulmana, pero en aquel momento el gobernante cachemiro, quien profesaba la religion hindú, decidió incorporarse a India.

En la actualidad, Islamabad gobierna un tercio del territorio de Cachemira, que recibe el nombre de Azad Kashmir, y los otros dos tercios son parte del estado indio de Jammu y Cachemira.

Las frecuentes hostilidades entre India y Pakistán se han hecho más preocupantes para la comunidad internacional porque ambos países disponen de armas nucleares.

En julio, el principal grupo insurgente, Hizbul Mujaideen, dispuso un cese del fuego unilateral e inició conversaciones de paz con Nueva Delhi.

Pero ese diálogo, el primero entre el gobierno indio e insurgentes cachemiros, se interrumpió poco después, cuando Hizbul Mujaideen pidió que Islamabad participara en las negociaciones y Nueva Delhi rechazó esa propuesta.

El 26 de noviembre, el primer ministro de India, Atal Bihari Vajpayee, anunció un cese del fuego unilateral durante el mes sagrado musulmán del Ramadán, entre noviembre y diciembre, y luego lo extendió un mes más.

Islamabad ha señalado en varias ocasiones que no exige un diálogo tripartito acerca de Cachemira, pero Nueva Delhi insiste en que no comenzará conversaciones de paz bilaterales con Pakistán hasta que ese país deje de apoyar a los grupos insurgentes cachemiros.

Islamabad asegura que no puede controlar las acciones de esos grupos, muchos de los cuales tienen sus bases en la parte paquistaní de Cachemira.

El alto comisionado indio en Islamabad se reunió a mediados de este mes con el jefe del gobierno militar paquistaní, Pervez Musharraf, y funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores de India dijeron en esa ocasión no fue posible lograr que Musharraf se comprometiera a contener a los insurgentes.

Vajpayee declaró el 1 de enero que estaba dispuesto a explorar nuevos caminos para resolver la cuestión cachemira, pero tras la reunión del alto comisionado con Musharraf afirmó que era imposible dialogar con Pakistán «mientras hablaran las armas de los terroristas».

El ministro de Defensa de India, George Fernandes, señaló que Nueva Delhi iba a «esperar y observar los acontecimientos» hasta este viernes, fecha nacional india, cuando se cumplirán dos meses del actual cese del fuego, y que sólo lo ampliará si percibe una actitud positiva por parte de Pakistán.

Durante el cese del fuego disminuyeron los enfrentamientos pero no cesaron las acciones bélicas de los insurgentes, quienes atacaron a comienzos de este mes el aeropuerto de Srinagar, capital de verano de Jammu y Cachemira, e intentaron asesinar al primer ministro de ese estado, Farooq Abdullah.

Abdullah se opone al actual cese del fuego y presiona para que no se amplíe, con el argumento de que aumenta el riesgo de ataques insurgentes contra fuerzas de seguridad e integrantes de su partido, Conferencia Nacional.

El sábado, cuatro personas murieron a causa de ataques insurgentes, y el domingo, un ataque con granadas de rebeldes en Srinagar causó la muerte de un policía y dos civiles.

Otras seis personas murieron el domingo cerca de Tapper, 30 kilómetros al sur de esa ciudad, cuando el autobús en el cual viajaban hizo detonar una mina que las autoridades indias piensan que fue colocada por insurgentes.

El viceministro del Interior de India, I.D. Swami, declaró que esos incidentes serían tenidos en cuenta cuando el gobierno considere una nueva ampliación del cese del fuego.

Las organizaciones políticas separatistas cachemiras alegan que los incidentes recientes de violencia se relacionan con las elecciones en curso de concejos de aldeas en Jammu y Cachemira, que se realizan por primera vez en 23 años.

Los grupos insurgentes han tratado de evitar la participación popular en esos comicios mediante atentados, pero según datos oficiales, 80 por ciento de los habilitados para votar concurrieron a las urnas.

Otro de los obstáculos a la reanudación de negociaciones de paz fue la resistencia de Nueva Delhi a permitir que dirigentes de la Hurriyat viajaran a Pakistán para dialogar con líderes insurgentes cachemiros y gobernantes paquistaníes.

El 1 de enero, cuando Vajpayee anunció su voluntad de explorar nuevos caminos de diálogo, Nueva Delhi autorizó por primera vez el viaje de una delegación de la Hurriyat a Islamabad, pero no permitió que integraran esa delegación dos dirigentes que abogan por la incorporación de Cachemira a Pakistán.

La Hurriyat afirmó en un comunicado de prensa que «partidarios de la línea dura dentro del gobierno indio» trataban de bloquear «el proceso de paz iniciado por el primer ministro Vajpayee».

El portavoz de la Hurriyat, Abdul Ghani Bhat, advirtió que si esos esfuerzos tienen éxito «puede crearse una situación peligrosa que afectará a toda la región meridional de Asia». (FIN/IPS/tra- eng/rdr/mu/mp/ip/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe