(Arte y Cultura) CINE-AFRICA: Seis directoras en el Festival de Rotterdam

«Mama Africa», una serie de seis cortometrajes realizados por directoras de ese continente, será exhibida en Europa durante el Festival de Cine de Rotterdam, Holanda, que comenzó el 24 de este mes y concluirá el 4 de febrero.

La oportunidad significa un incentivo para las directoras africanas. Las películas proceden de todo el continente, incluso de Nigeria, Sudáfrica, Túnez y Zimbabwe.

«Si bien difiere en el enfoque, toda la serie está regida por un denominador común: qué significa ser mujer en Africa. 'Mama Africa' presenta eso a la comprensión del mundo», declaró el productor ejecutivo de las películas, Simon Bright.

«Estamos por ofrecerles una gema de serie con filmes procedentes del norte, sur y oeste de Africa», informó.

La pequeña compañía de Bright, Zimmedia, con sede en Harare, obtuvo fondos de la oficina de género de la Unión Europea (UE) y de la primera emisora radial de Sudáfrica, M-Net, y firmó contratos con televisoras de Alemania y Finlandia.

Bright confía que el Festival de Rotterdam duplicará el interés de los exhibidores europeos en «Mama Africa». La serie llegará a Estados Unidos mediante un acuerdo con el distribuidor asociado local, Winstar, que también ha negociado amplia cobertura con TVSI en el canal del Servicio Público.

A esas iniciativas seguirán ventas de videos de costa a costa, que aportarán una nueva imagen de las mujeres africanas en los hogares estadounidenses.

Las directoras de cine africanas gozan de excelente reputación. La nigeriana Ngozi Onwurah, premiada por «Welcome II-The Terrordrome», y dramas cortos como «The Body Beautiful» y «Behind the Mask», ofrece «Hang Time», saga de un basquetbolista nigeriano que vende su alma para jugar en Estados Unidos.

La namibia Bridget Pickering plantea la historia de una joven madre que acepta sus nuevas responsabilidades en «Uno's World». En «Raya», por Zulfa Otto Sallies, el relato lleva al espectador al terreno del hampa sudafricano de Ciudad del Cabo, donde Raya vuelve a su casa tras un período en la cárcel y trata de escapar de la delincuencia.

El filme de Fanta Necro, de Burkina Faso, «A Close-Up on Bintou», es la alentadora saga de una mujer que encuentra la confianza para entrar en los negocios por cuenta propia.

Finalmente, en «One Evening in July», la tunecina Raja Amari cuenta la historia de una vieja que maquilla novias jóvenes y observa de cerca los temores, aprensiones y la conmoción de las mujeres que afrontan matrimonios arreglados.

Fue en Zimbabwe, donde una pequeña pero vibrante industria fílmica logró superar luchas políticas e incertidumbres, que «Mama Africa» fue concebida. Bright llevó la idea a la UE, cuya oficina de género invirtió en el proyecto.

La obra zimbabwense de la serie, titulada «Riches», fue dirigida por Ingrid Sinclair. Su objetivo fue hacer una película donde «se pueden encontrar grandes cosas entre las pequeñas cosas».

Sinclair se inspiró en la escritora sudafricana Bessie Head, a quien el régimen racista del apartheid obligó a exiliarse en Botswana hace 30 años.

«Riches» narra un breve episodio en la vida de Molly, una maestra, que encuentra un puesto de trabajo en una escuela de la independiente Zimbabwe, al otro lado de la frontera sudafricana.

Molly espera encontrar la tranquilidad para ella y su hijo casi adolescente, pero con su arrogancia y opiniones fuertes choca contra nuevas formas de prejuicios, hostilidad e hipocresía por parte de sus colegas.

Su personalidad la lleva a una confrontación con el director de la escuela y casi pierde todo antes de que un acto de caridad de una mujer pobre de la comunidad convence a Molly de que la riqueza del espíritu humano es más insondable. Para Sinclair el mensaje redentor es importante.

«Riches» es el reverso de la historia rural-urbana. Molly, una habitante de la ciudad comprometida políticamente, vuelve a una aldea donde tiene que dejar de lado su arrogancia urbana.

«La experiencia, literalmente, le abre los ojos», apuntó Sinclair. «Tendrá que descubrir quién es amigo o enemigo a nivel visceral. Se trata de una reacción decididamente física y ella tendrá que volverse cooperativa».

En 1994, la primera película de Sinclair, «Flame», indignó a los veteranos zimbabwenses de la lucha por la liberación con su retrato de una guerrillera que resulta violada por su comandante.

Seis años después, Sinclair muestra al director de escuela rural en Zimbabwe que trata de abusar sexualmente de Molly.

Ante esa posible coincidencia, Sinclair responde que los diarios locales están llenos de relatos de ese tipo. «No soy sólo yo que apunto el dedo. En todo caso, mi historia no se refiere sólo a mujeres explotadas por hombres. Yo quise decir que la explotación se puede enfrentar. Las mujeres pueden superarla. No se trata sólo de resignación».

Sinclair tiene claro que su contribución a «Mama Africa» es dejar de lado los estereotipos. «Las mamás africanas no son siempre víctimas y prototipos de la sal de la tierra. Tienen rabia, frustración, humor, intelecto y educación. En el extranjero las mujeres africanas son estereotipadas de manera infrahumana». dijo.

«Sólo quise retratar algo más complejo y creo que, al final de la película, dignidad y generosidad cuelgan en el aire», agregó. (FIN/IPS/tra-en/mn/da/ego/aq/cr/01

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