AMBIENTE-NORUEGA: Condena a exportación de productos balleneros

Grupos ecologistas condenaron el plan de Noruega de reanudar la exportación de carne de ballena y productos derivados, en abierto desafío a la prohibición internacional sobre la pesca de ese cetáceo.

Considerada una nación ambientalista, Noruega es criticada por la actitud que podría provocar el colapso de la protección internacional para todas las ballenas.

"La intención de Noruega de reabrir el comercio de productos balleneros pone en peligro las protecciones internacionales para todas las especies de ballenas en riesgo", dijo Richard N. Mott, vicepresidente del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

La decisión, anunciada el día 16 por los ministros noruegos de Asuntos Exteriores y Pesca, permite a la nación reanudar la exportación de una ilimitada cantidad de carne y grasa de la ballena noratlántica minke a Japón, Islandia, Perú y otros países.

Desde 1986 se encuentra en vigor una moratoria mundial sobre el comercio ballenero, negociada por la Comisión Internacional de la Ballena, el organismo internacional autorizado para administrar todo lo concerniente a esos cetáceos.

Las ballenas también están protegidas por la Convención sobre Comercio Internacional de Especies en Peligro de 1972, que prohibe el tráfico en escala mundial de productos balleneros.

El gobierno noruego presiona desde hace años para persuadir al resto del mundo de flexibilizar la prohibición sobre las exportaciones bajo los dos acuerdos internacionales. En 1993, Oslo reanudó la pesca de ballenas minke arguyendo que sólo usaría su carne para consumo doméstico.

Desde entonces, Noruega ha pescado anualmente ballenas minke en el Atlántico Norte usando un sistema de cuotas de captura fijado unilateralmente. La cuota fue de 655 ballenas pero, según informó, solo cazó 487. La cuota para el 2001 es de 549.

"Tras haber intentado —y fracasado— debilitar la protección internacional para las ballenas, Noruega ha optado ahora por ignorarla", dijo Mott.

La demanda doméstica noruega de carne de ballena es modesta por lo cual los ecologistas denunciaron que el país intenta exportar carne y grasa de minke a otras naciones balleneras.

El ministro de Pesca, Otto Gregussen, dijo que el mercado principal sería Japón, otra nación ballenera, seguido por Islandia y Perú.

Los precios japoneses para la carne de ballena son tres veces más altos que en Noruega, según el WWF. La diferencia en los productos derivados es todavía más grande, dado que los noruegos no consumen la grasa ni las entrañas.

El ministro de Asuntos Exteriores, Thorbjoern Jagland, declaró que, como los noruegos sólo comen la carne de la ballena minke, es un desperdicio de recursos almacenar su grasa en congeladoras cuando hay fuerte demanda en otras naciones.

No obstante, los ambientalistas afirmaron que el anuncio noruego agudizó la creciente amenaza que sufren las ballenas. El año pasado, por ejemplo, Japón aumentó la pesca anual hasta 450 ballenas minke, e incluyó dos nuevas especies de cetáceos: 50 ballenas de Bryde y 10 de esperma. Japón argumenta que caza ballenas con fines de investigación científica.

El anuncio noruego es visto como una medida política del gobernante Partido Laborista para ganar el favor anticipado de los electores, dado que el aumento de las exportaciones de partes de ballena impulsará la economía de pequeñas aldeas costeras en el norte del país, según los ambientalistas.

Sin embargo, el WWF dijo que el anuncio de Noruega podría haber sido fijado para que coincidiera con la asunción el sábado 20 del presidente George W. Bush en Estados Unidos.

Desde 1994, Noruega mantuvo un acuerdo con el gobierno anterior de Bill Clinton para que Estados Unidos no adoptara ninguna medida contra la pesca de ballenas si las ventas de su carne se restringían al consumo local.

Ahora los grupos ambientalistas apuntan a Bush para que ponga en claro que la oposición estadounidense al comercio ballenero no ha cambiado.

Audrey Cardwell, una activista de la organización ecologista Greenpeace, en Washington, dijo que esta es una oportunidad para que el gobierno de Bush "comience con el pie derecho".

Agregó que "una abrumadora cantidad de estadounidenses se oponen a la pesca comercial de la ballena y esperan que Bush adopte una actitud firme contra ese tráfico ilícito y destructivo".

El ministro noruego Jagland declaró a la prensa que no esperaba acciones parecidas por parte de otras naciones en respuesta a la decisión de exportar productos balleneros. "No hay motivo para una reacción internacional", afirmó. (FIN/IPS/tra- en/dk/da/ego/aq/en/01

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