«Las tribus y las lenguas pueden ser distintas, pero nos alzamos en hermandad», decía una estrofa del himno de Nigeria, modificado en 1978 por el general Olusegun Obasanjo, entonces dictador y ahora presidente legítmo, tras las elecciones democráticas de febrero de 1999.
Aquel himno expresaba la idea de los dirgentes políticos y religiosos que establecieron en 1960 la independencia de Nigeria, creada en 1914 como dominio colonial británico a partir de unas 400 nacionalidades étnicas. El himno actual no registra esa diversidad.
Bolaji Akinyemi, un ex ministro de Relaciones Exteriores y profesor de ciencias políticas formado en la Universidad de Oxford, señaló que la coexistencia pacífica de las etnias fue acordada por dirigentes nigerianos durante conferencias previas a la independencia que se realizaron en Londres en 1953 y 1958.
Entonces se pactaron condiciones de igualdad y equidad, y la violación de aquellos compromisos es la causa de la actual crisis étnica, apuntó.
«El nacionalismo étnico es el mayor y más reciente peligro para la existencia del país», y la tendencia a los «micronacionalismos» es un síntoma de desintegración de la federación nigeriana, enfatizó Akinyemi, quien fue canciller durante la dictadura del general Ibrahim Babangida (1985-1993).
La promulgación de la Sharia (ley islámica) en varios estados septentrionales indica que el país «se desliza hacia el abismo», opinó el ex ministro, quien recomendó la convocatoria de una Conferencia de Soberanía Nacional para determinar el camino a seguir.
Sin embargo, no es legítima la pretensión de dividir al país, como han pedido activistas de grupos étnicos con el argumento de que Nigeria es un concepto artificial creado por los británicos, sostuvo.
«Cualquier Estado puede ser considerado artificial, sea una experiencia fracasada, como las de la ex Unión Soviética, la ex Yugoslavia y el antiguo Pakistán, o un caso exitoso como los de Dinamarca, Francia, Gran Bretaña o Suiza», añadió.
Chima Ekwe, un comisario laboral del estado centroriental nigeriano de Imo y ex legislador de ese estado, dijo a IPS que la coexistencia pacífica entre etnias depende del respeto mutuo.
«La población de Imo (de la etnia igbo) es itinerante, y por eso tenemos una mentalidad abierta a la mezcla con gente de otras culturas y etnias. Estamos orgullosos de que personas de distintos grupos étnicos nigerianos vivan en paz en nuestro estado», comentó.
Obasanjo insiste en que se cultive la convivencia pacífica, y rechaza la demanda de una conferencia nacional, por temor de que conduzca al desmembramiento del país.
El mismo temor llevó al presidente a prohibir la existencia de milicias étnicas como las que participaron en violentos conflictos este año, el de mayores enfrentamientos desde 1993, cuando se produjeron grandes protestas luego de que la dictadura militar desconoció el resultado de elecciones presidenciales.
En febrero, los planes para establecer la Sharia causaron violentos enfrentamientos en la ciudad septentrional de Kaduna, en los cuales murieron unas 300 personas según datos oficiales. Luego hubo conflictos por causas étnicas en las ciudades orientales de Owerri, Aba y Umuahia.
En tres ocasiones hubo incidentes de violencia por cuestiones éticas en la ciudad sudoccidental de Lagos. El más grave de ellos ocurrió en julio, involucró a milicias de las tres mayores etnias, igbo, hausa y yoruba.
Los enfrentamientos de julio duraron cuatro días, causaron la muerte de unas 60 personas y son investigados por la justicia de Lagos.
A causa de esos incidentes fue arrestado y luego liberado Fredrik Fasheun, líder del partido del Congreso Popular O'dua (OPC), de la etnia yoruba, cuya detención agravó la crisis étnica.
Cuando Fasheun fue liberado, dirigentes políticos de la región septentrional arguyeron que por razones de equidad también se debía excarcelar al hijo y a colaboradores cercanos de Abacha, presos a la espera de juicio por asesinatos cometidos durante los cinco años de gobierno del ex dictador.
Obasanjo, de la etnia yoruba, enfrenta creciente oposición en el norte, cuyos dirigentes han perdido poder político en el gobierno federal.
«El gobierno encarcela a norteños que sólo obedecieron órdenes militares», alegó Suleiman Anka, líder del sector juvenil del Foro Consultivo de la etnia arewa, una de las mayores de la región septentrional.
Esa opinión fue compartida, en forma sorpresiva, por el ministro de Relaciones Exteriores, Sule Lamido, quien suele ser muy prudente en sus declaraciones pero apuntó que algunas cosas marchan mal en el gobierno.
«Me resulta difícil decir por qué esos norteños no han sido excarcelados aún, si tengo en cuenta que se liberó al líder del OPC», dijo Lamido.
El gobierno también es criticado por las etnias sureñas, porque se niega a permitir que los estados meridionales controlen las riquezas petroleras del Delta del Níger, de las cuales proviene 90 por ciento de los ingresos del país.
«Debemos aceptar que los recursos con los cuales nuestro gran país ha sido bendecido pertenecen a todos», enfatizó Obasanjo, pero esa afirmación fue criticada en una reunión de gobernadores realizada la semana pasada en la vecina ciudad de Port Harcourt.
Los ricos estados petroleros continuarán con sus desafíos al gobierno federal, anunció el diputado Nduesse Essien, quien sostuvo que la negligencia y la desigualdad del poder central en la distribución regional de recursos es la base del conflicto étnico.
El presidente está preocupado por el establecimiento de la Sharia, pero ha sido cauteloso en el manejo del asunto, y expresó que el gobierno desea una solución pacífica de la crisis que enfrenta a cristianos y musulmanes.
«Los cristianos no deben obedecer a la Sharia, sino a la Constitución» afirmó la Asociación Cristiana de Nigeria, en una carta abierta al gobierno del estado septentrional de Bauchi.
«La Sharia se ha convertido en una manía en los estados septentrionales», donde los gobernadores apelan a la implantación de la ley islámica para ganar popularidad, comentó Abdul Wasihi, un analista político musulmán.
«Es un truco político. Nadie se atreve a criticar a un gobernador que estableció la Sharia por falta de transparencia o mal gobierno», apuntó el analista, quien añadió que los ciudadanos hallan modos de eludir el estricto código de conducta musulmán en su vida cotidiana.
Obasanjo ha afirmado que la solución de las crisis étnicas y religiosas que paralizaron al país este año es que los nigerianos se propongan vivir en paz.
«Hemos elegido en forma conciente vivir juntos como nigerianos, y nuestra única opción es escupir la amargura y el rencor. Debemos nutrir y sostener el espíritu del perdón, la unidad y la cohesión», dijo el presidente en Abuja, durante un seminario sobre disputas limítrofes. (FIN/IPS/tra-eng/ro/sm/ego/mp/ip cr/00)