/Perspectivas 2001/ BRASIL: Espectacular avance en investigación de genoma

Brasil promete significativos avances en la investigación de genomas en 2001, tras concluir este año con notable éxito en materia de salud humana y en la lucha contra plagas agrícolas.

El Proyecto Genoma Humano del Cáncer, destinado a conocer mejor los tumores malignos, logró completar la semana pasada el mapa genético de un millón de fragmentos de ADN (ácido desoxirribonucleico).

Ese logro corresponde al doble de la meta fijada originalmente y, además, fue alcanzado con seis meses de antelación, destacó Andrew Simpson, científico británico que coordina el proyecto y vive en Brasil hace más de 10 años.

Este país responde así por un tercio del total del mapa de secuencias de ADN humano ya identificados en el mundo, superado sólo por el Instituto Nacional del Cáncer, de Estados Unidos.

La red de científicos movilizados y financiados por la Fundación de Amparo a la Pesquisa del Estado de Sao Paulo (Fapesp), para estudiar varios genomas, aporta también una técnica innovadora llamada «estrategia Orestes», que permite un avance mayor en la investigación genética.

Esta técnica concentra la investigación en la parte central de los genes, mientras los procesos empleados en los países industrializados lo hacen en las extremidades, explicó su creador, Emmanuel Dias Neto, un biólogo de 33 años.

El proyecto brasileño identificó 200 nuevos genes del cromosoma 22, que ya tenía su mapa de secuencia completo hecho en otros países.

La ciencia brasileña ya había sorprendido el mundo en febrero, al descifrar todo el código genético de la Xillela Fastidiosa, una bacteria que ataca los naranjales, provocando pérdidas de unos 130 millones de dólares al año, según la Fundación de Defensa de la Citricultura.

Fue el primer microorganismo causante de enfermedades vegetales que tuvo su genoma, es decir el conjunto de genes, descifrado en el mundo.

Brasil eligió comenzar por esa bacteria, debido a su tamaño limitado a casi 3.000 genes y a su importancia económica en el país, y además evitó competir con la industria farmacéutica y los centros avanzados de Estados Unidos y Europa, explicó el director científico de Fapesp, José Fernando Perez.

El objetivo principal era capacitar a los científicos y a los laboratorios, organizados en redes, para la investigación de genomas en el estado de Sao Paulo, además de impulsar el combate contra la plaga agrícola, añadió.

Abierto el camino, la Fapesp diversificó los objetos de estudios que financia en esa área.

En ese marco, anunció el día 21 un nuevo proyecto de cuatro años de duración y un costo de ocho millones de dólares para hacer el mapa genético de cuatro virus mortales.

Uno de ellos es el VIH-1, variedad más común en Brasil del virus que provoca el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). Los otros tres son los causantes de la hepatitis C y de graves enfermedades respiratorias y pulmonares.

La llamada Red de Diversidad Genética de Virus no se limitará a configurar el mapa de secuencias de ADN, sino que estudiará también las mutaciones muy frecuentes en estos microorganismos y su distribución por distintas áreas, para orientar el tratamiento de los enfermos.

La Fapesp financia investigaciones sobre el genoma de otras bacterias que dañan la agricultura local y también de la caña de azúcar, el primer vegetal que pronto tendrá concluido el mapa de sus cerca de 80.000 genes.

Con ese avance se espera aplicar dentro de algunos años la biotecnología para aumentar la productividad, ampliando el liderazgo mundial que ya tiene Brasil, en especial Sao Paulo, en la producción de azúcar y alcohol a partir de la caña.

En el próximo año, la Fapesp no estará sola en esta actividad que, según los expertos, encabezará el desarrollo científico en el siglo XXI.

La investigación de genomas se hizo moda en todo el Brasil. Un grupo de empresas estableció una cooperación para conocer los genes del eucalipto, un árbol originario de Australia y sur de Asia que se reveló muy productivo en Brasil, alimentando la industria de papel y celulosa.

El Ministerio de Ciencia y Tecnología decidió poner en marcha el Proyecto Genoma Brasileño, para lo cual organizó una red de 25 laboratorios y eligió para su primer mapa genético a una bacteria presente en el río Negro, en la Amazonia, cuyo nombre científico es Chromobacterium Violaceum.

Esa bacteria produce una sustancia que se cree eficaz contra la enfermedad de Chagas, común en el interior de Brasil y que ataca el corazón, y contra algunos tipos de cáncer.

En Río de Janeiro, tres universidades y dos centros de investigación se unieron para descifrar el código genético de la Gluconacetobacter Diazotrophicus, una bacteria que absorbe el nitrógeno del aire y lo transfiere a plantas como caña de azúcar y cafetales, ahorrando fertilizantes químicos.

La Fundación Oswaldo Cruz, también de Río de Janeiro, decidió iniciar en 2001 el estudio del ADN del parásito que causa la malaria. El objetivo es desarrollar medicamentos contra esa enfermedad que ataca 600.000 brasileños cada año y provoca millones de muertes, principalmente en Africa.

En tanto, la Universidad de Campinas, en el estado de Sao Paulo, se dedicará al genoma del hongo Crimipelis Perniciosa, más conocido como origen de la enfermedad «escoba de bruja», que en una década redujo a un tercio la producción de cacao en el estado de Bahía.

En consecuencia, Brasil pasó de exportador a importador de esa materia prima del chocolate.

Todos estos proyectos podrán impulsar nuevos conocimientos, ya que muchos genes identificados en organismos distintos son comunes, lo cual ayuda a identificar sus funciones, el gran desafío actual de esa ciencia. (FIN/IPS/mo/dm/sc/dm/00

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