Dispuestos a gastar hasta 50 por ciento del aguinaldo, los jefes de familia en México inundan los centros comerciales para elegir entre una oferta de 1.110 juguetes distintos con los que complacer a sus hijos pequeños.
Los industriales de un sector golpeado por la competencia del exterior, el comercio informal y la «piratería» pelean a muerte por la preferencia del consumidor con la esperanza de cerrar el año con ventas por 130 millones de dólares.
Este monto significaría ocho por ciento más respecto del registrado en 1999, según cálculos de la Asociación Mexicana de la Industria del Juguete. Alrededor de 60 por ciento del volumen de ventas es comercializado entre diciembre y enero.
Desde otro frente, la Procuraduría del Consumidor se mantiene alerta para actuar con rigor contra quienes violen las normas comerciales o las regulaciones de seguridad establecidas para que los juguetes no representen peligro alguno para los menores.
La Procuraduría sacó este año del mercado 568 réplicas de pistolas ofrecidas de manera indebida como juguetes, algunas de las cuales poseían sistemas de «corte de cartucho» y «seguro para el percutor», como las armas auténticas, dijo a IPS un portavoz del organismo.
Otros de los artefactos disparaban municiones o balas fabricadas con un material similar al plástico cuya fuerza podría herir a los niños, añadió.
Mientras, los padres mexicanos, que según una encuesta del diario Milenio están dispuestos a gastar la mitad del aguinaldo en juguetes, emprende la aventura anual de cumplir los deseos de sus hijos recorriendo, según su poder adquisitivo, almacenes de lujo, tiendas de autoservicio o puestos de venta ambulante.
Una gran variedad de juguetes nacionales o extranjeros se ofrecen a precios que oscilan entre 1,5 y 400 dólares. Pero la gran estrella en esta temporada es el denominado «patín del diablo», «scooter» o monopatín, que volvió a invadir plazas y parques después de haber estado de moda hace unas cuatro décadas.
El solicitado «patín del diablo», que puede costar en algunas tiendas hasta 200 dólares, puede conseguirse a 40 en los puestos callejeros, con la etiqueta «made in China».
«El contrabando de productos chinos de mala calidad que llega a México» es uno de los mayores obstáculos para el logro de las metas de ventas de los jugueteros nacionales, dijo Alejandro Carvajal, ejecutivo de una firma local del sector.
Según la Asociación Mexicana de la Industria del Juguete, los artículos que ingresan al país de manera ilegal provienen en su mayoría de China, uno de los mayores productores mundiales.
Los industriales nacionales del juguete sostienen que la avalancha de las importaciones reguladas contribuyó al estrangulamiento del sector. En una década, las 320 empresas que operaban en el país se redujeron a sólo 87.
La Secretaría (ministerio) de Comercio informó que los juguetes extranjeros que compiten en el mercado local provienen en casi 70 por ciento de Estados Unidos, y alrededor de nueve por ciento de China.
El gremio del sector admitió que a los empresarios mexicanos les resulta menos complicado y más rentable importar un juguete que fabricarlo, entre otras razones porque debe competir con el contrabando, la «piratería» y el robo de mercancías.
Aunque es difícil calcular el monto de ventas de juguetes por la vía del comercio ilegal, la Asociación calcula que el sector informal alcanza ventas semejantes a las del comercio establecido.
Preocupados por las copias apócrifas, los industriales mexicanos han emprendido una lucha por evitar que los artículos chinos inunden el mercado doméstico, una vez que el país asiático afiance sus vínculos con Estados Unidos, principal socio comercial de México.
China no ha logrado de México el respaldo que necesita para ingresar a la Organización Mundial de Comercio (OMC). Ambos países negocian actualmente un acuerdo por el que México otorgaría su aval para la incorporación de China al organismo.
El país latinoamericano es el único que no ha dado el visto bueno al ingreso de China a la OMC, sellando un acuerdo comercial con Beijing, (FIN/IPS/pf/ag/if/00