INDIA: Comunidad china de Calcuta en crisis

Chen Pin Chang, de 63 años, espera todas las noches que el último de sus clientes termine de cenar para retirarse a una pequeña habitación del viejo edificio donde instaló su improvisado restaurante, en la zona oriental de esta ciudad india.

Sólo un pequeño grupo de clientes conocen el establecimiento y lo visitan regularmente para saborear la deliciosa comida china que preparan él y su esposa.

Los Chen se ven obligados a atender a sus clientes en su propia casa, pues carecen de dinero para pagar en Calcuta el arrendamiento de un local adecuado. La situación sería aun peor si no contaran con el dinero que reciben cada mes de sus hijos, residentes en Taiwan.

La historia de los Chen es similar a la de casi todas las familias chinas en este puerto oriental de India de 11 millones de habitantes.

La comunidad china se originó hace un siglo. Los inmigrantes se mezclaron con rapidez con los nativos de Calcuta. Pronto, los chinos controlaron los mercados del cuero, zapatería y alimentos de la ciudad.

Pero las cosas cambiaron en las últimas tres décadas. La otrora próspera comunidad china de Calcuta entró en crisis. En los años 80, muchos comenzaron dejar la ciudad y se instalaron en Australia, Canadá, Taiwan e incluso en el Golfo.

Entre las razones se contaron la competencia de nuevas empresas locales y la presión de los habitantes locales luego de la guerra fronteriza entre China e India en 1962. Unos 350.000 chinos vivían en Calcuta antes del conflicto, y hoy quedan menos de 5.000, según datos de la comunidad.

Los chinos fueron tratados desde entonces con desconfianza por parte del gobierno, que restringió sus movimientos.

Chen, que llegó aquí hace 50 años, prefirió permanecer en la ciudad, pero su hermano y su hermana emigraron a Canadá y dos de sus hijos a Taiwan. El restante se quedó para ayudar en el trabajo.

La comunidad china siente que no hay futuro en Calcuta. Donald Hou, propietario del Restaurante Cantón y de una zapatería en la céntrica Bentinck Street, sufre grandes pérdidas.

«Los zapatos chinos sufren la competencia de nuevos zapatos producidos por compañías que utilizan materiales más baratos y tienen más publicidad. Estas marcas ofrecen sus productos a un precio que nosotros no podemos igualar», señaló.

En los últimos años, Donald ha visto cómo otros comercios cerraron sucesivamente en Bentinck Street, aún famosa por sus tiendas de zapatos chinos. De los 250 comercios chinos que existían en los años 70 hoy solo quedan 45.

«Lim Brothers, New Fo, Athin y Ahfun cerraron hace poco y quizás otros sigan el mismo camino debido a los problemas con los sindicatos y a la competencia de precios de las grandes compañías», afirmó Donald.

Su negocio sufrió un gran revés a causa de la oposición de los sindicatos, amparados en el Partido Comunista, que gobierna el estado de Bengala Occidental, del cual Calcuta es capital.

«En los años 70 contratábamos zapateros que participaban de marchas para exigir mejores salarios, y no teníamos problemas. Lo hacíamos porque necesitabamos abastecer a nuestros clientes», narró Lim, presidente de la Asociación de Comerciantes de Zapatos y dueño de Lim Brothers, que terminó en la quiebra.

«En los 90 surgieron los problemas. Los sindicatos nos obligaron a volver a contratar a tres trabajadores que habían sido despedidos por haber faltado sin aviso», agregó.

Pero Calcuta dejó de ser un buen lugar aun para los inmigrantes chinos más prósperos. Varios de los miembros de las familias propietarias de los dos restaurantes más populares de la ciudad (Jimmy Kitchen y Jimmy's Restaurant) se trasladaron al oeste del país.

Richard Chen, encargado de Jimmy's Restaurant, también espera la oportunidad para buscar suerte en otro lado. Michael Lim, propietario de la Curtiduría Cantón, es el único miembro de la familia decidio a quedarse en Calcuta.

Antes, no había salón de belleza de la ciudad que no tuviera peluqueras chinas y todas las mujeres, especialmente las adineradas, esperaban ser atentidas por estas especialistas.

Pero eso quedó atrás. Las chinas dejaron atrás Calcuta y buscaron mejor suerte en Australia, Canadá y el Golfo. Los famosos salones de belleza como Eva, A.N. John y Cecelia ya no cuentan con ellas.

«Hoy tenemos sólo una peluquera china en la industria fílmica bengalí y su trabajo es admirable», dijo la popular actriz india Rupa Ganguly, residente de Calcuta.

Gran parte de la comunidad china vive ahora en la localidad conocida como Tangra, en el nordeste de Calcuta, y mantiene su identidad a pesar de estar a miles de kilómetros de su tierra natal.

Los casamientos fuera de la comunidad son algo poco frecuente. Tangra tiene su propia escuela china, un templo dedicado a sus divinidades y su propio periódico: The Chinese Journal of India.

Pero la comunidad todavía siente a India como su lugar. «Amamos India y muchos de nosotros no queremos dejar Calcuta. Pero nos vemos obligados a emigrar», afirmó Henry Lim, gerente del restaurante Donald's.

«Incluso en Canadá nuestros jóvenes se formaron como la Asociación Indio-China. No pedimos que ningún gobierno nos ayude, sólo queremos que no nos presionen para que nos vayamos. Para nosotros India es nuestra patria, no China», agregó. (FIN/IPS/ap- pr/sd/mu/rp/dv/00

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