ESTADOS UNIDOS: Un mes de litigios y aún sin presidente electo

Casi un mes después de las elecciones presidenciales del 7 de noviembre en Estados Unidos, la proclamación del gobernante del país más poderoso del planeta aún depende de intrincados procesos judiciales en curso.

El vicepresidente y candidato a la presidencia del gobernante Partido Demócrata, Al Gore, sufrió un importante revés cuando un juez del estado sudoriental de Florida rechazó el lunes su pedido de recuento de unas 14.000 hojas de votación en dos condados de ese estado, pero todavía tiene posibilidades de triunfar.

El juez de circuito N. Sanders Sauls decidió tras una audiencia extraordinaria realizada el fin de semana que los abogados de Gore no habían presentado evidencia suficiente para justificar el recuento de esas hojas, rechazadas por máquinas de conteo de votos en los condados de Palm Beach y Miami-Dade.

Sauls afirmó que los demandantes no habían demostrado que ese recuento podía alterar el resultado electoral en Florida, donde la secretaria de Estado, del Partido Republicano, proclamó la victoria del candidato de ese partido, George W. Bush, con una ventaja de sólo 537 votos en un total de unos seis millones.

El resultado de las elecciones en Florida determinará a cuál de los candidatos corresponden los 25 decisivos representantes de ese estado en el Colegio Electoral, que deberá elegir a comienzos de enero al próximo presidente.

Sauls fue designado para ocupar su cargo por un gobernador republicano de Florida, y es considerado un conservador por temperamento e ideología.

Los abogados de Gore presentaron de inmediato una apelación del fallo de Sauls, y se piensa que es probable que la corte de apelaciones traslade el caso a la Corte Suprema de Florida.

«Es obvio que estamos decepcionados, pero por otra parte nos satisface que (Sauls) haya tomado una decisión con rapidez», dijo a la cadena de televisión por cable CNN el jefe de los abogados de Gore, David Boies.

La Corte Suprema de Florida emitió el mes pasado un fallo muy conveniente para Gore, al ordenar a la secretaria de Estado que no proclamara un ganador hasta que se realizaran recuentos manuales de votos, pero es posible que en esta ocasión no acepte la demanda del candidato demócrata, por dos razones.

En primer lugar, el dictamen de Sauls fue formulado como una comprobación de hechos, y no como una interpretación de la ley, y en esas circunstancias las cortes de apelaciones suelen estar poco dispuestas a revertir decisiones impugnadas.

Además, la Corte Suprema de Florida recibió un mensaje de la Corte Suprema estadounidense que puede interpretarse como un cuestionamiento de su decisión de habilitar recuentos manuales, impugnada por los abogados de Bush.

La Corte Suprema nacional, tras escuchar el viernes los argumentos de los republicanos, decidió el lunes revocar en forma transitoria esa decisión, y pidió a la Corte Suprema de Forida que explicara en forma más específica sus fundamentos constitucionales y legales.

De todos modos, Boies dijo a la prensa que los dictámenes del lunes no lo habían desanimado, y señaló que Sauls no había querido examinar las 14.000 hojas de votación cuyo recuento se pidió, a las cuales definió como la «evidencia más importante» en el caso.

Esas hojas de votación provienen de circuitos electorales en los cuales es tradicional que ganen los demócratas, y muchos analistas políticos piensan que su recuento puede permitir que Gore revierta la ventaja de Bush.

Eso sería aun más probable si se autoriza el conteo de hojas que fueron rechazadas por las máquinas debido a que los votantes no desprendieron por completo el pequeño trozo de papel que debían retirar para indicar su preferencia por un candidato.

Uno de los inventores de las máquinas empleadas para contar los votos en Miami-Dade y Palm Beach se presentó como testigo de los abogados de Bush ante Sauls, y admitió que el procedimiento podía determinar que los votantes no fueran capaces de desprender por completo esos trozos de papel.

Los abogados de Gore incluso lograron que el testigo reconociera que el recuento manual de votos es el procedimiento más apropiado para determinar con precisión el resultado de elecciones muy reñidas.

El hecho de que esas afirmaciones provinieran de un testigo presentado por los abogados de Bush fue considerado como un importante avance de Gore en su intento de lograr un recuento manual, en especial en el caso de unos 10.000 hojas de votación no examinadas en el condado de Miami-Dade.

En ese condado, el proceso de recuento manual de más de un millón de hajas de votación fue interrumpido por la comisión encargada de supervisarlo, con el argumento de que no iba a ser posible terminar la tarea antes de que se cumpliera el plazo fijado por la Corte Suprema de Florida.

Esa circunstancia no fue consideradas en el fallo de Sauls.

«Hubo recuentos y más recuentos, decisiones judiciales y más decisiones judiciales. Es hora de que el vicepresidente admita su derrota con elegancia y permita que nuestra nación avance en la transferencia del poder (a Bush)», declaró el legislador republicano J.C. Watts, tras el fallo de Sauls.

Los demócratas afirman que respaldarán a Gore por lo menos hasta que la Corte Suprema de Florida se pronuncie sobre la apelación, pero si esa corte respalda el dictamen de Sauls, es probable que la presión del Partido Demócrata sobre Gore para que desista se vuelva irresistible.

La opinión pública acerca del problema ha sido variable y ambigua en el mes transcurrido desde los comicios. Al principio, las encuestas indicaron que la mayoría de los entrevistados desaprobaba las impugnaciones de Gore, pero la situación ha cambiado en las dos últimas semanas.

En una encuesta cuyos resultados publicó el lunes el diario The Washington Post, 57 por ciento de los consultados dijeron que Gore debía darse por vencido, pero el mismo porcentaje de ellos opinaron que era necesario un recuento manual de las hojas de votación rechazadas por máquinas antes de proclamar un ganador.

En el mismo sondeo de opinión, la mayoría de los entrevistados dijeron que no les preocupaba la prolongación del proceso, y se opusieron a que el parlamento de Florida, con mayoría de republicanos, interviniera en el caso para asegurar que los representantes del estado en el Colegio Electoral apoyen a Bush.

Esa posibilidad ha sido manejada por legisladores republicanos, quienes arguyeron que si el caso aún está en discusión cuando se reúna el Colegio, Florida puede perder su representación en ese organismo.

Analistas han señalado que Gore puede ser declarado ganador aun si la Corte Suprema de Florida respalda el fallo de Sauls, debido a demandas presentadas por particulares en dos condados de Florida en los cuales se permitió que activistas republicanos corrigieran hojas de votación enviados por no residentes.

Las leyes electorales de Florida no permiten realizar esas correcciones, y el juez encargado del caso puede decidir que los votos en cuestión sean anulados, lo cual quitaría a Bush miles de los sufragios que ya le fueron adjudicados en forma oficial.

Por supuesto, una eventual anulación de esos votos sería objeto de nuevas apelaciones, en este caso por parte de los republicanos. (FIN/IPS/tra-eng/jl/da/mp/ip/00

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