El caso del egipcio Sherif Fawzi Mohamed El- Filali, arrestado por las autoridades de Egipto bajo la acusación de espiar para Israel, aumenta la tensión registrada en las últimas semanas entre ambos países.
El fiscal egipcio Maher Abdel-Wahed confirmó que El-Filali, un ingeniero de 34 años, fue remitido a la Corte Suprema de Seguridad del Estado bajo la acusación de espionaje, y que Gregory Chevintchy, un ciudadano ruso que no ha sido detenido, está acusado de ser su cómplice.
Eso agravó el estado de las relaciones entre Egipto e Israel, luego de que El Cairo retirara la semana pasada a su embajador en Tel Aviv, Mohamed Bassiouni, como protesta por lo que consideró un uso excesivo de la fuerza por parte de Israel contra palestinos.
Mientras Bassiouni viajaba hacia El Cairo, el presidente egipcio Hosni Mubarak se reunió con su par de la Autoridad Nacional Palestina, Yasser Arafat, para considerar la escalada de violencia entres israelíes y palestinos en territorios palestinos.
Tras esa reunión, Arafat elogió la decisión egipcia de retirar a su embajador ante Israel, a la cual consideró «más que un mero movimiento diplomático, un mensaje muy serio dirigido al mundo».
«El significado de ese mensaje es que se pueden adoptar medidas para protestar contra la politica israelí, y que los árabes no permanecerán en silencio mientras continúa la agresión», añadió.
La opositora Hermandad Musulmana egipcia alabó la decisión de Mubarak en una declaración en la cual afirmó que el retiro de Bassiouni «debe ser el primer paso hacia el cumplimiento del deseo del pueblo egipcio de apoyar la insurrección palestina y brindarle toda la ayuda posible para continuar la resistencia».
El-Filali fue arrestado el 27 de septiembre en su residencia de Ciudad Nasr, un suburbio de El Cairo, y un mes después se le acusó de espiar para Israel.
Según el acta de acusación, El-Filali brindó a Israel, «a cambio de dinero, información política, económica y militar que perjudicó el interés nacional de Egipto», y Chevintchy fue su cómplice.
El ingeniero es hijo del director de uno de los más importantes bancos egipcios, primo de Sami El-Filali, primer viceministro de Agricultura, y también primo de Seif El-Filali, un oficial retirado de la Marina de Guerra.
Fuentes de las fuerzas de seguridad de Egipto afirmaron que la agencia de Inteligencia de ese país informó a la fiscalía en septiembre que un agente ruso del Mossad, el servicio de Inteligencia de Israel, había reclutado a El-Filali y lo había puesto en contacto con dos funcionarios de ese servicio.
El-Filali «recibió entrenamiento en espionaje y recolección de información mediante equipo especial. Se le encargó fotografiar instalaciones militares, informar por escrito sobre el desarrollo de armas egipcias y reunir información sobre proyectos industriales, agrícolas y turísticos», dijeron las fuentes.
Uno de esos proyectos fue el de Toshka, una importante iniciativa para irrigar tierras mediante la derivación de aguas del río Nilo hacia el desierto sudoccidental egipcio, explicaron.
Durante el arresto de El-Filali las autoridades se apoderaron en su domicilio de datos sobre artefactos militares almacenados en la computadora del ingeniero.
«Mientras el detenido era interrogado, el ruso (Chevintchy) le dirigió un mensaje en el cual decía: '¿Qué pasó contigo? No tenemos noticias tuyas. Espero que no te haya ocurrido nada malo. Por favor haz contacto tan pronto como sea posible», aseguraron las fuentes.
El-Filali dijo cuando fue interrogado que tras obtener su título profesional de la Universidad de Ains Shams en 1990 viajó a Alemania para buscar trabajo, y se enamoró allí de una judía alemana llamada Irina, indicaron.
Esa mujer habría puesto a El-Filali en contacto con el jefe de la sección para Medio Oriente de una firma española, quien habría pedido al ingeniero que aprendiera hebreo para trabajar como empleado de esa firma en Israel.
Sin embargo, el fracaso de El-Filali en el aprendizaje del hebreo causó su desvinculación de la firma, tras lo cual el ingeniero viajó a España en mayo de 1996, y se casó allí con una judía española llamada Rosa Sánchez en febrero de 1997.
Luego El-Filali visitó Egipto en varias ocasiones, y en 1998 decidió residir en su país en forma permanente, pero regresó a España un mes después y se entrevistó en Madrid con Chevintchy, un ex integrante del ejército ruso, quien le fue presentado como comerciante de armas.
«Chevintchy me convenció de reunir información sobre algunos proyectos agrícolas y turísticos en Egipto, y en especial sobre los avances del proyecto Toshka», dijo El-Filali durante su interrogatorio según las fuentes.
También confesó que se le había pedido en especial reunir información sobre los complejos turísticos de Hurghada y Sinaí, ubicados sobre el Mar Rojo.
El-Filali y Chevintchy pueden ser condenados a 25 años de prisión con trabajos forzados si la justicia los halla culpables.
Por otra parte, el ministro de Relaciones Exteriores egipcio, Amr Moussa, declaró que el retiro de Bassiouni envió a Israel «una fuerte señal de que existen límites», y enfatizó que Egipto apoya el objetivo de lograr en Medio Oriente «una paz justa y equilibrada, y seguirá luchando para alcanzarla».
«Nuestro mensaje a Israel es que sería un error confiar en que su estrategia terrorista forzará a los árabes a aceptar cualquier acuerdo» de paz, explicó.
El canciller se burló de las declaraciones en las cuales su par israelí en funciones, Shlomo Ben Ami, afirmó que Egipto se retiraba del proceso de paz.
«Si Egipto se retirara, no habría proceso de paz», comentó.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, William Cohen, visitó El Cairo la semana pasada, y pidió a Mubarak que disponga el regreso de Bassiouni a Tel Aviv «apenas fuera posible».
Cohen dijo a periodistas tras su reunión con el presidente que Mubarak le había «indicado qué condiciones serían necesarias» para el regreso a Israel del embajador.
Washington instó a El Cairo a reconsiderar el retiro de Bassiouni para «mantener los vínculos (con Israel) pese a las dificultades y discrepancias», pero Mubarak señaló que lo prioritario es «el cese de la violencia», explicó el secretario de Defensa estadounidense.
Si Israel desea que Egipto revierta su decisión, debe «revertir sus propias políticas primero», subrayó Moussa.
Mubarak declaró al diario kuwaiti Al-Siyassa que el retiro de Bassiouni fue «un claro mensaje» de desaprobación en relación con las políticas de Tel Aviv.
Egipto había retirado a su embajador ante Israel en una ocasión anterior, a fines de 1982, como protesta por la invasión israelí de Líbano.
«Israel ha llevado sus acciones demasiado lejos, y la situación se ha vuelto intolerable. La opresión del pueblo palestino y el arrogante uso de la fuerza tienen repercusiones negativas en toda la región», señaló Mubarak en la entrevista publicada por Al- Siyassa.
«Habíamos advertido en forma reiterada a Israel que el uso excesivo de la fuerza empujaba a los palestinos hacia una situación de absoluta desesperación y que habría una explosión», añadió.
El principal asesor político de Mubarak, Osama El-Baz, negó que existiera presión de Washington sobre El Cairo para que Bassiouni sea enviado pronto de regreso a Tel Aviv.
«Nadie puede imponernos decisiones sobre el modo de relacinarnos con Israel o con cualquier otro país. El papel que desempeña Egipto en la región no depende de que tengamos un embajador en un país u otro», enfatizó.
«Si Israel quiere que actuemos como si todo estuviera bien, debe honrar sus compromisos con el proceso de paz. Si no lo hace, es poco probable que sus relaciones oficiales con Egipto mejoren», agregó. (FIN/IPS/tra-eng/hs/sm/mp/ip/00