RUSIA-CHINA: Firmarán nuevos acuerdos de venta de armas y energía

El primer ministro de Rusia, Mikhail Kasyanov, visitará Beijing este viernes y el sábado para impulsar la creciente venta a ese país de energía generada en la región oriental rusa de Siberia y de armas convencionales y nucleares.

«La visita de Kasyanov ayudará a mejorar los vínculos económicos entre China y Rusia, porque ambos países están interesados en mantener una asociacion estable», comentó Dmitry Mosyakov, jefe de investigaciones sobre Asia Oriental del Instituto de Estudios Orientales de Moscú.

Moscú y Beijing se convirtieron en aliados cuando los comunistas chinos tomaron el poder en 1949, pero luego disputaron por la supremacía ideológica y política en el mundo comunista durante dos décadas, desde mediados de los años 60.

En el marco de ese conflicto, llegaron a producirse enfrentamientos fronterizos en 1969.

Las relaciones bilaterales comenzaron a mejorar en la segunda mitad de los años 80, mientras avanzaban las política de reforma impulsadas en la entonces Unión Soviética por Mijaíl Gorbachov y en China por Deng Xiaoping, y mejoraron mucho más tras el colapso de la Unión Soviética en 1991.

En la actualidad, ambos países describen su vínculo como una «cooperación que apunta a una asociación estratégica en el siglo XXI».

En 1997, ambos países firmaron un acuerdo junto con las ex repúblicas soviéticas de Kazajistán, Tayikistán y Kirguizistán, para reducir en forma significativa las tropas apostadas en sus fronteras.

En abril de 1999, Rusia y China terminaron un exhaustivo proceso de demarcación de su frontera, cuyo resultado fueron mapas detallados y documentos de apoyo que pesan en total 50 kilogramos.

Se espera que durante la visita de Kasyanov China y Rusia firmen 14 acuerdos, entre ellos contratos para la venta de armas rusas a Beijing.

Rusia desea en especial aumentar las ventas a China de su industria aeronáutica, que en la actualidad se dispone a exportar al mercado chino aviones de vigilancia electrónica A-50 y aviones para uso civil Tupolev-334 y Ilyushin-11, según informó el viceprimer ministro ruso Ilya Klebanov.

Klebanov estuvo en Beijing esta semana para preparar la visita de Kasyanov.

La compra de material bélico ruso por parte de Beijing ha aumentado en los últimos años, y su valor anual en la actualidad es 1.000 millones de dólares, un tercio del total ingresos de Rusia por exportaciones militares.

China compró 48 aviones de combate Su-27, cuya artillería tiene un alcance de 3.680 kilómetros, y una licencia para producir otros 200 en los próximos 15 años. También adquirió varios buques y submarinos de combate rusos.

Durante los tres primeros trimestres de este año, el valor del comercio entre ambos países fue 5.770 millones de dólares, algo mayor que el total de 5.500 millones de dólares de 1998 y 42 por ciento más que en os tres primeros trimestres de 1999, según datos oficiales rusos.

Sin embargo, ese valor dista mucho de la meta acordada por ambas partes de llevar el valor de su comercio bilateral anual a 20.000 millones este año.

Las principales exportaciones rusas a China son fertilizantes, acero, madera y maquinaria, y las prncipales exportaciones de China a Rusia son bienes de consumo y alimentos.

Las inversiones de firmas chinas en Rusia suman algo menos de 100 millones dólares, y las de firmas rusas en China suman casi 150 millones, según datos oficiales.

Beijing y Moscú han manifestado su voluntad de dar prioridad a la cooperación en el sector energético, y acordaron con Seúl realizar un estudio de viabilidad de un proyecto de gasoducto y oleoducto que llevaría 20.000 millones de metros cúbicos anuales de gas ruso a China y Corea del Sur.

El proyecto implica una inversión de 4.000 millones de dólares para cubrir un recorrido de 3.700 kilómetros, desde los yacimientos de gas siberianos de Kovykta, 400 kilómetros al norte de la ciudad sudoriental de Irkutsk, pasando por Ulan Bator, hasta el puerto oriental chino de Lianyunggang, sobre el Mar Amarillo.

Aun no se ha establecido un cronograma para el avance de ese proyecto, cuya implementación no es segura, entre otras cosas porque se duda de que la magnitud de las reservas de Kovykta justifique la inversión.

La segunda firma petrolera de Rusia, Yukos, impulsa por su parte la construcción de un oleoducto desde la refinería de Angarsk, cerca de Irkutsk, hasta Beijing o hacia la ciudad china de Daqing, cercana a Beijing.

El portavoz de Yukos, Mikhail Krasnov, dijo que esa firma espera que el oleoducto esté terminado en 2004.

Yukos tiene contratos para entregar este año un millón de toneladas de petróleo a la firma petrolera china Sinopec, y medio millón de toneladas a la Compañía Nacional de Petróleo de China. La firma planea exportar tres millones de toneladas a China el año próximo.

Los vínculos bilaterales entre Beijing y Moscú incluyen la cooperación nuclear, y en diciembre de 1997 se firmó un acuerdo entre ambos países para construir en Lianyungang un centro de generación de energía nuclear cuyo valor será 3.000 millones de dólares.

En ese proyecto, el mayor de los acordados hasta ahora por ambos países, Rusia aportará dos reactores nucleares de 1.000 megavatios cada uno.

Por otra parte, Beijing y Moscú coinciden en la oposición al proyecto estadounidense para desplegar dispositivos con misiles antibalísticos en órbita alrededor del planeta.

China también rechaza el plan de Washington para instalar un sistema de lanzamiento de misiles, cuya intención declarada es proteger a las tropas estadounidenses en Asia y a sus aliados en ese continente. Rusia apoya la propuesta china de formar una comisión especial internacional para tratar esa cuestión.

La estrategia de acercamiento a China del Kremlin se ubica en el marco de la tesis rusa de «mundo multipolar», según la cual un poder individual (en otras palabras, Estados Unidos) no debedominar los asuntos internacionales.

Un factor de irritación no resuelto en las relaciones bilaterales es el presunto flujo de inmigrantes ilegales desde China hacia Rusia, del cual se han quejado funcionarios rusos.

Rusia estudia la posibilidad de revisar dos acuerdos consulares con China firmados en 1992 y 1993, que permiten el intercambio de grupos de turistas sin visas.

Más de 500.000 chinos viajan cada año a Rusia, y el Ministerio del Interior ruso afirma que muchos de ellos se quedan en forma ilegal. (FIN/IPS/tra-eng/sb/js/mp/ip if/00

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