HAITI: Sólo obstáculos esperan a Aristide

Jean-Bertrand Aristide deberá recuperar la confianza de los donantes internacionales y de la oposición para llevar adelante su gobierno, si finalmente se confirma su victoria en los últimos comicios presidenciales de Haití.

Los resultados de las elecciones del domingo seguirán sin conocerse por algunos días, pero se prevé que darán un segundo mandato a Aristide, el primer presidente de este país caribeño elegido democráticamente.

Líderes de la oposición que boicotearon los comicios los calificaron de «farsa» y «una derrota para la Familia Lavalas de Aristide», basándose en la baja concurrencia a las urnas.

«Fue una elección muy mala. No hay transparencia ni participación», dijo Evans Paul, ex alcalde de Puerto Príncipe y líder de la coalición opositora Espacio de Concertación.

«Esta no fue una elección. La gente ha dicho no a Lavalas», agregó.

El Consejo Electoral Provisional (CEP), que organizó las elecciones, informó que 60,5 por ciento de los cuatro millones de votantes habilitados concurrieron a las urnas, pero observadores locales y fuentes diplomáticas manifestaron escepticismo, porque la cifra les pareció exagerada.

Algunos partidos opositores estimaron la participación electoral en menos de cinco por ciento, y algunas estaciones de radio la situaron en 10 por ciento.

Observadores independientes señalaron que los ciudadanos participaron más en aquellos distritos favorables a Aristide.

Haití es el país más pobre del hemisferio occidental, con 7,8 millones de habitantes y un ingreso anual por habitante de apenas 400 dólares.

Tras décadas de dictadura militar, Aristide, un ex sacerdote católico partidario de la Teología de la Liberación, se convirtió en 1991 en el primer presidente elegido en forma democrática, con gran apoyo popular.

Ahora, con 47 años, Aristide sigue siendo el político más popular de Haití y se prevé que vencerá fácilmente a los candidatos desconocidos que lo desafiaron en ausencia de los partidos de oposición.

La victoria electoral le daría amplios poderes, ya que su partido Familia Lavalas obtuvo en mayo una abrumadora mayoría parlamentaria y municipal.

Sin embargo, las elecciones presidenciales no contaron con el apoyo de aliados tradicionales como Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, porque observadores internacionales cuestionaron los resultados de los comicios de mayo y consideraron que hubiera sido necesaria una segunda vuelta.

Algunos analistas políticos vaticinaron que Estados Unidos no reconocerá al nuevo gobierno.

Pero el actual presidente René Préval, el sucesor elegido de Aristide que llegó a la presidencia en 1995, destacó el domingo al emitir su voto que esa era «la primera elección acorde con la Constitución de Haití».

Sin embargo, los partidos opositores que desconocieron los resultados de mayo boicotearon la elección y convocaron a sus seguidores a hacer lo mismo. Algunos residentes de la capital concurrieron a los centros de votación pero se negaron a sufragar, en protesta.

«No es el momento de votar», declaró un joven opositor de 24 años que concurrió a un centro de votación en la escuela primaria Belle Garde, en el centro de Puerto Príncipe. «Si Aristide no quiere dialogar con la oposición, no puede hacer nada por este país».

Belle Garde fue el sitio de una masacre de votantes en 1987, en un abortado intento de golpe de Estado durante una jornada electoral, poco después de la caída de la dictadura de los Duvalier.

La concurrencia a ese centro de votación fue muy baja. «Esta es una zona muerta porque la gente recuerda las masacres», dijo un miembro de una mesa electoral.

Los partidarios de Aristide esperaban desde hace tiempo la oportunidad de que regresara a la presidencia, porque su primer mandato fue interrumpido por un sangriento golpe militar en 1991, siete meses después de asumir el poder.

«He esperado largo tiempo por Aristide. Es hora de que vuelva», manifestó Ermonon Charles, un residente de la capital de 37 años de edad.

Una fuerza multinacional encabezada por Estados Unidos reinstauró a Aristide en el poder en 1994, pero la democracia ha sido muy frágil desde entonces.

Préval ganó fácilmente las elecciones de 1995, pero su mandato se vio debilitado por un parlamento dividido que paralizó al gobierno.

Aristide también enfrentaría grandes obstáculos. Haití tiene casi 80 por ciento de analfabetos y un porcentaje similar de desempleados, y 62 por ciento de la población está subalimentada, según las Naciones Unidas.

Muchos haitianos carecen de energía eléctrica, las calles de la capital están en ruinas, el agua potable escasea y el ambiente está muy degradado.

El caos político de los tres últimos años y la negativa del gobierno a rever los resultados de los comicios de mayo pusieron en riesgo millones de dólares en ayuda internacional.

Aristide también deberá convencer a los países donantes de que está dispuesto a introducir reformas de mercado y continuar el programa de privatizaciones. (FIN/IPS/tra-en/dt/da/mlm/ip/00)

(*) Trenton Daniel es corresponsal permanente del diario Haitian Times, de Nueva York

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