EEUU: El mundo se burla del disputado voto de Florida

Desde La Habana hasta Harare, desde Montevideo a Moscú, de Beijing a Bangalore, periodistas, dibujantes, políticos, abogados y profesores se han reído de los problemas de Estados Unidos para saber quién será su próximo presidente.

El pleito judicial en que se convirtió la contabilización de votos en el decisivo estado de Florida tras los comicios manchó la credibilidad del país que intenta ser el guardián de la transparencia electoral en el mundo en desarrollo.

Sin embargo, periodistas y expertos de todo el mundo creen que el daño es limitado y no durará mucho tiempo en restablecerse la imagen de Estados Unidos ante el resto del mundo como paradigma de la democracia.

El proceso por el cual Estados Unidos dirimirá su Presidencia entre el gobernador de Texas George W. Bush o el vicepresidente Al Gore será también una lección importante para algunas democracias de América Latina, Africa y otras regiones en desarrollo.

Víctor Benítez, columnista del diario Noticias, de Asunción, comentó con acidez que Estados Unidos estaba en una situación similar a la Paraguay, que sufrió una dictadura de 35 años hasta 1989. «Si es para embarullar un proceso eleccionario, los paraguayos somos maestros», observó.

«Siempre es bueno constatar que los ciudadanos de países económicamente superiores al nuestro copian nuestras prácticas subdesarrolladas», agregó.

Mientras, el periodista argentino Mariano Grondona sostuvo en su columna del diario La Nación, de Buenos Aires, que «el sarcasmo ante el engorroso escrutinio no les viene mal a los norteamericanos porque, dándoles un baño de humildad, los baja al nivel de los demás mortales».

Para muchos, la prolongada disputa demuestra la fragilidad del sistema electoral en Estados Unidos, con grandes variantes entre estados y comunidades locales, serias debilidades en registrar y contar los votos a pesar de su liderazgo tecnológico mundial.

El conflicto también es considerado la salida natural de un sistema que restringe el derecho a votar de comunidades minoritarias como la negra, así como de la despolitización de casi la mitad del electorado que, simplemente, no votó.

«Está en crisis la credibilidad del sistema estadounidense», dijo a IPS Víctor Alarcón, catedrático del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) de México. La democracia estadounidense ya no sirve como unidad de referencia, agregó.

La incertidumbre sobre el escrutinio en el estado de Florida llevó a ofrecimientos sarcásticos de ayuda en materia electoral.

«Uruguay debería incluir en los programas de ayuda mutua interamericana el préstamo a Estados Unidos de nuestros mecanismos de control y conteo electoral, manuales y cansinos pero seguros», sostuvo el diario El Observador, de Montevideo, en un editorial.

Medios africanos lanzaron la idea de despachar a Estados Unidos una fuerza continental democratizadora.

«Es vergonzoso para Africa que no acompañemos a nuestros hermanos y hermanas estadounidenses para ayudar y aconsejar, de la misma manera que ellos hacen con nuestras elecciones», comentó el diario sudafricano Mail & Guardian, escrito en inglés y de gran circulación en todo el continente.

Zimbabwe se unió al sarcasmo global sobre «el recuento del recuento del recuento» en Florida.

El diario Herald, de Harare, se preguntó si Estados Unidos «hubiera aceptado» en Zimbabwe «un recuento si el candidato del partido gobernante hubiera sido derrotado, como ocurrió en Florida». El proceso que llevó a la última reelección del presidente Robert Mugabe fue objeto de grandes críticas en todo el mundo.

Editorialistas latinoamericanos, como el de El Observador de Montevideo, señalaron que la confusión era comprensible y previsible en una «república bananera», pero resultaba insólita en la supuesta solidez democrática de una potencia mundial.

Si los hechos desatados en Florida hubieran tenido lugar en un país en desarrollo, Estados Unidos hubiera exigido nuevas elecciones, según observadores del Sur.

Parte del interés mundial en el drama de Florida emana de la creciente importancia que Estados Unidos, Europa occidental y las instituciones multilaterales han puesto en la gobernabilidad y la transparencia, en especial desde el colapso de la Unión Soviética (1917-1991).

La economía y la ayuda al desarrollo han sido ligadas cada vez más a la gobernabilidad democrática y a la economía de mercado. Muchos regímenes militares en América Latina o de partido único en Africa debieron hacer una dolorosa transición.

A pesar de la confusión en casa y de la pérdida de credibilidad en el exterior, la coyuntura en Estados Unidos es una verdadera oportunidad para mejorar la democracia tanto en Estados Unidos como en otros países, según expertos como Alarcón, de la UAM.

Para Estados Unidos es el momento apropiado para «perfeccionar» su democracia. El país tiene impresionantes fuerzas institucionales y una sólida separación de poderes constitucionales. «Sólo la fórmula electoral es anticuada», indicó Alarcón.

El «anticuado sistema» de elegir presidente a través de un colegio electoral, en el cual cada estado tiene tantos escaños como legisladores en la Cámara de Representantes y en el Senado, debe ser modernizado y adaptado a las prácticas actuales en Europa y en las democracias emergentes en América Latina y otras regiones.

«El método indirecto de elección presidencial es un remanente de los arreglos que las elites regionales estadounidenses inventaron para evitar guerras civiles y poder mantener el frágil pacto federal que creó la nación», sostuvo Alberto J. Olvera, columnista del diario La Jornada, de México.

«La exclusión de facto de los pobres y las minorías del sistema político, la falta de opciones partidarias creíbles y el secuestro del sistema político por una reducida elite que a través del costo de las campañas electorales ha cerrado la entrada a nuevos liderazgos y grupos» son consecuencia de ese sistema, agregó.

Alarcón dijo que una alternativa posible sería introducir un elemento de representación proporcional en el colegio electoral. Hoy, el candidato que gana aunque sea por un voto de diferencia en un estado conquista todos los escaños que le corresponden en el colegio electoral, a excepción de Maine y Nebraska.

Para las democracias emergentes, la lección de Florida es que el sistema funciona cuando todos los contendientes confían en el proceso judicial como una manera de resolver disputas y cuando el perdedor reconoce su derrota.

El periodista ruso Alex Yurin, uno de los 1.000 observadores extranjeros en las elecciones estadounidenses, se mostró complacido con la forma en que se había desarrollado el proceso en Florida.

«Ahora le toca a los tribunales. No he visto a ningún general o a nadie del gobierno decir a los funcionarios de Florida lo que tienen que hacer», dijo.

Alarcón tambien cree que el acatamiento de la ley fue una lección que podría ser aprendida fuera de Estados Unidos. El resultado final será aceptado por todas las partes, y «ese será un fuerte mensaje para la democracia», afirmó. (FIN/IPS/trad- eng/cr/da/ego/mj/ip/00

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