El tráfico internacional de personas, especialmente de mujeres forzadas a la prostitución, representa el tercer rubro del crimen organizado en el mundo y un negocio de 7.000 millones de dólares al año.
Sólo es superado por el contrabando de drogas y armas, según la Oficina de Naciones Unidas para Control de Drogas y Prevención al Crimen Organizado divulgados en el Seminario Internacional sobre Tráfico de Seres Humanos, que tuvo lugar el martes y este miércoles en Brasilia.
Cerca de un millón de mujeres por año son víctimas de ese tráfico, calcula la oficina de Naciones Unidas, cuyo director ejecutivo, el italiano Pino Arlacchi, participó en el seminario.
Hay 75.000 brasileñas dedicadas a la prostitución en países de la Unión Europea, según la Fundación Helsinki de Derechos Humanos, una organización no gubernamental de Finlandia.
España es el principal destino de esas mujeres, que en general son atraídas por ofertas de empleo, buenos salarios y otras ventajas en el exterior. Los traficantes les retienen los pasaportes y las obligan a pagar el pasaje y otros supuestos gastos mediante la «esclavitud» sexual.
La casi totalidad, 95 por ciento, son engañadas de forma similar y sometidas a condiciones humillantes de vida, según el informe finlandés.
No hay estadísticas efectivas que permitan medir la real magnitud del problema, reconocieron policías, expertos de Naciones Unidas y diplomáticos presentes en el seminario. Además de la ilegal y clandestino, la práctica se beneficia del escaso intercambio de informaciones entre países.
Arlacchi, que se destacó en el combate a la mafia en Italia, dijo que la magnitud del tráfico de personas es casi semejante al de drogas y que presenta mayores dificultades para la represión.
La Fundación Helsinki apunta a Brasil como la mayor fuente latinoamericana de mujeres para las redes de la prostitución en Europa.
La cancillería brasileña tiene idea de la gravedad del caso por la cantidad de mujeres deportadas, especialmente por España. Sólo en 1998, las autoridades españolas devolvieron a Brasil 461 mujeres en situación irregular, según datos consulares.
También hay mujeres brasileñas en la prostitución en Portugal, Bélgica, Francia y Holanda. La frontera de Brasil con el Suriname es una de las rutas del tráfico, según la Policía Internacional.
En Portugal, además de las brasileñas, la actividad incluye también a colombianas y a muchas mujeres de Europa Oriental, señaló el Procurador General adjunto de aquel país, Euclides Simdes.
El fenómeno se acentúa en países que enfrentan situaciones de guerra o crisis económica prolongada, lo que explica el gran tráfico procedente de Rusia, Ucrania, Hungria y Rumania, indicó el secretario de Estado de Derechos Humanos de Brasil, embajador Gilberto Saboia.
Brasil, admitió Saboia, enfrenta también un intenso tráfico interno de jóvenes llevadas a la prostitución en «áreas remotas del país», como las zonas fronterizas y de «garimpo», la minería informal de oro. Tambien en Paraguay hay información de muchas brasileñas en la prostitución.
El tráfico de niños, para adopción ilegal, y los trabajadores que emigran a otros países engañados por intermediarios que ofrecen empleos y condiciones inexistentes, son otras preocupaciones de los expertos.
Respecto de los niños, se espera que la Convención de Haya, que reglamente la adopción internacional, sea ratificada y cumplida, para combatir el tráfico ilegal, observó Saboia.
El ministro de Justicia de Brasil, José Gregori, firmó con Arlacchi un acuerdo por el cual la Oficina de Naciones Unidas asistirá al gobierno brasileño en la represión a la trata de mujeres y niños.
Brasil firmará también la Convención internacional contra el Crimen Organizado, dentro de dos semanas en Palermo, Italia, donde se realizará una reunión internacional para convenir mecanismos de represión del tráfico de seres humanos. (FIN/IPS/mo/ff/hd/00