CHILE: Libro vincula a policía de Pinochet con narcotráfico

La policía secreta de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990) mantuvo vínculos con traficantes de drogas y armas, aseguran los autores del libro «La delgada línea blanca», que será lanzado este jueves.

El periodista chileno Rodrigo de Castro, coautor de la obra junto al periodista argentino Juan Gasparini, dijo este miércoles a corresponsales de la prensa extranjera en Chile que el libro, que será presentado en Santiago, Buenos Aires y Madrid, es el fruto de una investigación iniciada a comienzos de los años 90.

En «La delgada línea blanca» se establece que los vínculos de la dictadura con las mafias de traficantes de drogas y armas se originaron al comienzo del régimen de Pinochet a través del entonces jefe de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), el ahora encarcelado general retirado Manuel Contreras.

De Castro, actual editor del diario MTG y ex redactor de la desaparecida revista Análisis, recordó que la DINA montó empresas fantasma para financiar operativos internacionales, en los cuales se asoció, entre otros, con grupos de anticastristas cubanos y con neofascistas italianos.

Dirigentes de esos grupos estaban a su vez enlazados con organizaciones de inspiración política relacionadas con mafias, como la secta Propaganda Due (P-2) de Italia, que recurrieron al narcotráfico y al trasiego ilegal de armas para financiar sus actividades, dijo.

La obra asegura que la DINA operó con traficantes de drogas y armas, pero que también lo hizo la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, sobre todo para desestabilizar al gobierno sandinista de Nicaragua en los años 80 apoyando a la guerrilla «contra» desde Honduras y El Salvador.

El libro afirma, además, que Estados Unidos desarrolló un doble juego en la guerra Irán-Iraq, en que la CIA organizaba abastecimientos indirectos de armas para los iraquíes, mientras que el Consejo Nacional de Seguridad hacía lo propio para apoyar a los iraníes.

Chile se vio involucrado en ese doble juego, con el empresario Carlos Cardoen como suministrador de bombas de racimo a Bagdad, y la Fábrica de Materiales y Armamentos del Ejército elaborando las mismas armas para vender a Teherán, según «La delgada línea blanca».

Contreras, como jefe de la DINA, fue el personaje clave en la primera fase de la alianza de ese organismo con traficantes de armas y drogas, vinculados con anticastristas y neofascistas, agrega la obra.

Luego, en la época de la guerra Irán-Iraq, este papel recayó en el entonces mayor del ejército chileno Alvaro Corbalán.

Tanto Contreras como Corbalán estuvieron en su hora a cargo también de la seguridad de la familia Pinochet-Hiriart.

Augusto Pinochet Hiriart, el hijo mayor del ex dictador, vivió unos cuatro años desde 1983 en Los Angeles, Estados Unidos, donde estableció contactos con narcotraficantes que también fueron socios de Bathich, según testimonios recogidos por De Castro.

El libro indica también vínculos entre el tráfico de drogas y de armas y casos como el secuestro y posterior asesinato en Uruguay del químico y agente de la DINA Eugenio Berríos y el contrabando de armas a Croacia de 1993, que incluyó la misteriosa muerte del coronel Edgardo Hoover, del ejército chileno.

«La delgada línea blanca» implica en actividades de narcotráfico a dirigentes de grupos anticastristas y neofascistas, y los involucra con traficantes de armas, como el sirio Monzer Al Kassar.

Según versiones que manejó la justicia italiana, el neofascista Stefano Delle Chiaie trabajó para la DINA con encargos especiales, como el atentado que en octubre de 1975 dejó malheridos en Roma al ex vicepresidente chileno Bernardo Leighton y a su esposa, Ana Fresno.

Cuatro grupos anticastristas cubanos trabajaron para la DINA y participaron, entre otros actos, en el asesinato del ex canciller chileno Orlando Letelier y su asistente, la estadounidense Ronni Moffit, cometido en Washington mediante un atentado terrorista con explosivos el 21 de septiembre de 1976.

Según el libro, la investigación judicial y policial en Chile por narcotráfico contra el empresario Edgardo Bathich, primo de Al Kassar, chocó con la protección brindada por altos funcionarios de la Dirección de Inteligencia del Ejército, de la policía de Carabineros y del Poder Judicial.

Bathich y Al Kassar participaron en estas operaciones de suministros bélicos, en las cuales se traficaba también cocaína, según el libro.

Al Kassar controla, según fuentes oficiales estadounidenses, entre 30 y 40 por ciento del tráfico de armas y drogas en un área que incluye Líbano, Siria y Bulgaria.

La historia delictiva de Al Kassar comenzó a ser develada en 1992, cuando el juez español Baltasar Garzón ordenó que se le detuviera cuando aterrizaba en el aeropuerto madrileño de Barajas. Con él viajaba Bathich, quien también fue arrestado.

Garzón desató en 1998 el caso Pinochet al disponer el arresto del ex dictador en Londres, donde permaneció detenido 503 días, antes de que el ministro británico del Interior, Jack Straw, lo liberara por razones de clemencia.

Marco Antonio Pinochet Hiriart, segundo de los hijos varones del ex dictador y hoy desaforado senador vitalicio, es socio en la empresa Lanchas Chaparral de Bathich.

De Castro investigó esos contactos en Chile y Gasparini en Argentina. Gasparini, además, fue uno de los pocos periodistas que entrevistó a Al Kassar en su mansión de Marbella, en España. (FIN/IPS/ggr/mj/ip/00

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