(Arte y Cultura) CINE-PERU: «Tinta Roja», una radiografía de la prensa amarilla

La película peruana «Tinta roja», cuyo protagonista ganó la Concha de Plata a la mejor interpretación masculina en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, ahora se va a Cuba en busca de otro galardón.

El actor Gianfranco Brero fue premiado en la última edición de la destacada muestra española, realizada en septiembre, por su interpretación de Saúl Faúndez, un cínico cronista policial de un diario sensacionalista.

Ahora, Brero, sus colegas y el director Francisco Lombardi esperan recoger nuevos éxitos en el Festival de Cine Latinoamericano, que cada diciembre se realiza en La Habana.

«Tinta roja», basada en la novela del chileno Alberto Fuguet y dirigida por el peruano Lombardi, describe el mundo de la también llamada prensa amarilla, letrina o chicha, presente en la mayoría de los países, y cómo los periodistas enfrentan los problemas éticos de su oficio.

La cuestión de la prensa sensacionalista cobra importancia en estos días en Perú por el papel que juega en la crisis institucional desatada tras el regreso al país de Vladimiro Montesinos, ex jefe de inteligencia del gobierno de Alberto Fujimori.

«Este país ha presenciado en los últimos años el crecimiento expansivo de este tipo de periodismo hasta convertirse en un peculiar fenómeno político y social», comentó Juan Gargurevich profesor de la Universidad Católica y autor de un ensayo sobre el tema.

Gargurevich añadió que «casi en la misma medida en que se reduce el tiraje de la prensa seria crece la prensa amarilla, escrita para quienes no quieren leer, pues a su irresponsabilidad informativa se suma el que sus lectores casi sólo lean sus titulares».

«El anzuelo de la prensa sensacionalista son los chismes e intimidades de los personajes de la farándula o del deporte, la forma como se tratan los hechos policiales», señaló.

El experto sostuvo que, pese a ello, «no es posible crear una reglamentación punitiva contra los excesos de la prensa sensacionalista, porque sería atentar contra la libertad de prensa y el remedio sería peor que la enfermedad».

«El periodismo puede ser la más noble de las profesiones o la más canallesca de las actividades», según un aforismo atribuido a Alejandro Miroquesada, uno de los patriarcas del periodismo peruano.

Esa disyuntiva moral es la que enfrenta el estudiante de periodismo Alfonso Fernández, interpretado en «Tinta roja» por el actor peruano Giovanni Cicia, cuando ingresa a trabajar como practicante al diario El Clamor.

Allí encuentra a Faúndez, un viejo redactor de la sección policial, quien se convierte en el maestro del joven aspirante a periodista en el cínico oficio de exprimir maledicencia de la desgracia ajena.

También desfilan en por filme otros personajes del ambiente, como el fotógrafo casi mudo, el director insensible, el conductor de automóvil charlatán y casi surrealista y los policías exhibicionistas.

Lombardi es el cineasta más renombrado de Perú y su película anterior, «Pantaleón y las visitadoras», basada en la novela de igual título de Mario Vargas Llosa, obtuvo varios premios internacionales y es un éxito de espectadores en España, en el propio Perú y en otros países de América Latina.

«Tinta roja era un proyecto que tenía antes de «Pantaleón». Me atraía hacer una historia sobre el submundo del periodismo amarillo.», indicó Lombardi.

Explicó que esta vez hizo «un trabajo diferente con la cámara y la edición, ya que el tema lo sugería, y fue una experiencia satisfactoria hacer un trabajo libre, de búsqueda».

A diferencia de «Pantaleón y las visitadoras», que muestra en clave de burla el absurdo del burocratismo militar, tema que sin duda es grato a gran parte del público, «Tinta roja» pisó los callos a un sector de la prensa.

«En San Sebastián, algunos críticos se sintieron agredidos en su función periodística, les molestó un poco el que haya ingresado en su mundo y que la mirada no sea amable. Pero mi visión no es maniquea y rescata las cosas positivas de un mundo que es duro, fuerte y oscuro», dice Lombardi.

«He querido mostrar una historia de los personajes peculiares que trabajan en la prensa sensacionalista. He querido acercarme al rito de iniciación del joven que llega a practicar a un diario y tiene como maestro a un periodista encallecido», comentó.

Lombardi aclara que, «pese a la temática del argumento, no he querido hacer una reflexión ética, porque eso queda para cada uno de los espectadores, quienes deben asumir la cuestión del periodismo amarillo y de la libertad de prensa según su propia conciencia crítica».

Por su parte, Ciccia refiere que para componer el personaje del aprendiz de periodista pasó un par de semanas formando parte de un equipo de reporteros de la sección policiales de un diario de Lima.

«Pero más aprendí con las palabras que Fuguet puso en boca de Faúndez, mi maestro, lo cual revela el excelente trabajo de investigación que hizo», comentó.

«En Tinta Roja no hay un mensaje que pueda resumirse en una frase. Existe en la vida de ficción que retrata el film la misma complejidad que en la vida real», concluye el director de la película. (FIN/IPS/al/dm/cr/00

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