La población indígena constituye la prioridad del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) en América Latina y el Caribe por ser el grupo social más pobre de la región.
donde hay 185 millones de pobres, el 37por ciento de los 494millones de sus habitantes, de los cuales, el 16por ciento, todos indígenas, vive en extrema pobreza.
En América Latina hay actualmente 51 proyectos financiados por el FIDA, una agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con sede en Roma, en prácticamente todos los países de la región por un monto total de mil millones de dólares.
Raquel Peña-Montenegro, directora de la división de América Latina y el Caribe del FIDA, dijo a IPS que los sectores de población de mayor pobreza son el indígena y los hogares del medio rural encabezados por mujeres, a los cuales destinará la mayor parte de los recursos.
Las comunidades campesinas indígenas representan el grupo más importante dentro del sector de la población rural pobre de los países de América Latina y el Caribe: 33 por ciento.
La funcionaria indicó que la adopción de una estrategia única para poblaciones indígenas se ve dificultada por el hecho de que hay más de 200 grupos étnicos nativos diferentes en toda la región.
Desde el inicio de sus actividades, hace 23 años, el FIDA ha orientado una parte importante de sus préstamos y donaciones al apoyo de las comunidades indígenas.
El FIDA se propone impulsar el reconocimiento jurídico de los territorios indígenas, suministrar apoyo técnico y financiero para integrarlos en los mercados en forma gradual y equitativa, y fortalecer sus organizaciones para que participen en la gestión de los programas de conservación de recursos naturales.
El Proyecto de Desarrollo Rural del Alto Mayo, en Perú, permitió al FIDA reconocer las necesidades globales de las minorías indígenas, señaló el experto peruano Benjamín Quijandría, quien trabaja en la sede de la agencia en Roma.
Las primeras de estas necesidades se refiere al derecho a la tierra como condición necesaria para integrar a la población indígena en la economía nacional, afirmó.
Una de las actividades del proyecto consistió en reclamar títulos de propiedad de la tierra para las nueve comunidades Aguarunas que viven en la cuenca del Alto Mayo, que llegaron a poseer 60.000 hectáreas, de las cuales unas 17.000 eran adecuadas para la producción agrícola intensiva.
Con estas tierras, pudieron continuar sus actividades tradicionales de cultivo migratorio, caza, pesca y recolección de nueces y frutos del bosque.
Como no hablaban español, el FIDA propició la creación de un texto de gramática Aguaruna, se actualizó el diccionario Aguaruna- Español ya existente, se tradujo y adaptó al idioma local los libros de matemáticas en español que ya se utilizaban y se introdujo el ábaco, dijo Quijandría.
También se prepararon libros sobre la flora y la fauna locales y la historia Aguaruna con el objeto de mantener la cultura y la identidad de este pueblo.
Asimismo, el FIDA apoyó el Proyecto de Desarrollo Rural de la Sierra de los Cuchumatanes, una zona montañosa y aislada de Guatemala donde la población indígena vive en condiciones de extrema pobreza.
El proyecto respaldó a 33 bancos rurales creados por una organización no gubernamental (ONG) y dio apoyo técnico para la adopción de cultivos de alta rentabilidad y la aplicación de programas informáticos modernos para la gestión del crédito y del ahorro.
Peña-Montenegro integró una delegación del FIDA que visitó España este mes para discutir con representantes gubernamentales nuevas iniciativas conjuntas para aliviar la pobreza en América Latina y el Caribe, y el Mediterráneo.
España está entre los primeros países donantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y la sociedad civil y las ONG han cumplido también un papel importante para incrementar la ayuda al desarrollo y hacerla más eficaz.
El combate contra la desertización que impulsa España, en el cual el FIDA tiene gran experiencia, será otro de los temas de análisis en las reuniones que se realizarán en Madrid.
La elección del nuevo presidente del FIDA, que sustituirá en el cargo al kuwaití Fawzi Al-Sultan, se realizará en febrero, durante la reunión del Consejo de Gobernadores de la agencia de la ONU. El plazo de admisión de candidaturas se cerrará el 20 de diciembre.
Peña Montenegro anunció que uno de los candidatos es el economista venezolano Luis Fernando Berribeitia, responsable de la Corporación Andina de Fomento, órgano financiero de la Comunidad Andina de Naciones con sede en Caracas. Además, hay un candidato de Suecia y otro de Irán.
El FIDA nació en 1977 con un mandato único: ayudar a los más pobres entre los pobres del mundo rural de los países en desarrollo. Desde su creación ha financiado 548 proyectos en 114 países, destinando unos 6.800 millones de dólares en préstamos y donaciones. (FIN/IPS/jp/ag/dv/00