El idioma, una joya de la gran cultura rusa, padece en estos días patentes abusos de los funcionarios oficiales y es maltratado por los medios de comunicación.
Las autoridades admitieron que el idioma ruso está bajo presión y han optado por tomar medidas, aunque todavía se ignora si, como resultado, podrán elevarse los niveles lingüísticos.
La respuesta oficial fue la creación por decreto presidencial en enero del Consejo para el Idioma Ruso, formado por escritores y lingüistas.
La iniciativa es una reacción al malestar por la profanación del idioma, dijo la viceprimera ministra, Valentina Matviyenko, quien supervisa el Consejo.
Una de las primeras medidas sugerida por el Consejo fue la reforma de la ortografía.
Los expertos del Instituto de Idioma Ruso de la Academia de Ciencias han compilado reglas de silabeo y admitieron que hay cierto espacio para mejorar la ortografía, sugiriendo un plan de tres año para introducir nuevas normas.
La idea básica es acercar la difícil ortografía rusa a la pronunciación. Por ejemplo, el borrador alienta la remoción de letras dobles, que siempre conspiraron contra la buena ortografía.
El Instituto adujo que las normas previas datan de 1956 y, desde entonces, la realidad idiomática ha cambiado notablemente.
«El borrador refleja nuevos fenómenos en el idioma ruso», señaló a IPS el subdirector del Instituto, Vladimnir Pykhov. Por el momento, las actuales reglas ortográficas parecen incompletas y el borrrador será discutido por el Consejo, que deberá reunirse a fin de año, y luego aprobado por decreto gubernamental.
Sin embargo, el plan para simplificar la ortografía rusa no es universalmente aceptado. El escritor Viktor Ferofeyev dijo que el gobierno sólo pretendía mutilar el idioma y la ortografía debía quedar intacta, pero admitió que podían agregarse algunas palabras dialectales para darle una nota de color al lenguaje.
A su vez, los funcionarios son considerados defensores dudosos de la pureza lingüística porque desde hace mucho tiempo la gente se divierte con los discursos políticos.
Mijail Gorbachov, el primer presidente de la Unión Soviética, fue famoso por su mal uso de palabras e incorrecta construcción de frases. Por ejemplo, jamás pronunció correctamente el nombre de la ex república soviética de Azerbaiján.
El primer presidente de Rusia, Boris Yeltsin, hizo de sus incontables errores lingüísticos una marca distintiva, si bien se atribuyeron a su precaria salud.
El actual presidente, Vladimir Putin, al contrario, habla correctamente, si bien sus discursos son considerados algo secos, con ausencia de notas de color. También el ex primer ministro Yevgeny Primakov, un ex maestro de espías como Putin, habla correctamente.
Por el contrario, los coloridos discursos del ex primer ministro Viktor Chernomyrdin, cuyo vocabulario está lleno de palabras de su propia invención, lo hicieron blanco de innumerables chistes.
Chernomyrdin fue considerado el rey del «mat», el lenguaje obsceno, por lo cual, precisamente, hablaba tan poco en público. Como era un maestro en espetar juramentos, luchaba para escoger expresiones decentes.
Sin embargo, no era sólo un problema de Chenomyrdin. En la transcripción de conversaciones grabadas entre altos funcionarios estatales, publicadas por la prensa, también había muchas palabras borradas.
La fuente de gran parte de esas profanaciones fue el sistema de campos de prisioneros, donde los reclusos inventaban su propio idioma o «fenya», usado entre delincuentes e incomprensible para el resto de las personas.
Ahora una considerable cantidad de palabras fenya son empleadas en el lenguaje común. Incluso Putin cayó una una vez en la profanación cuando hizo su famosa promesa de acabar con los terroristas apretándoles (figurativamente) ciertas partes de sus anatomías.
Otro desafío que afronta el idioma ruso, según el Instituto, es la abundancia de anglicismos y palabras extranjeras «rusificadas». Los expertos adujeron que ningún idioma puede subsistir sin palabras prestadas, si bien términos como «hotel», escritos en cirílico, no hacen bien al lenguaje.
Por esa razón, no es una sorpresa que el Consejo pretenda una «limpieza» lingüística".
El excesivo uso de palabras extranjeras contamina el idioma, dijo Sergei Filatov, titular del Congreso de la Intelectualidad Rusa. «Cuando se escribió la actual Constitución no usamos palabras como 'parlamento' o 'portavoz' en el texto», afirmó.
Los dueños de comercios son especialmente culpados por la contaminación idiomática con elementos foráneos, y las autoridades locales han tratado de frenar el torrente de palabras inglesas rusificadas que se han abierto camino en el habla cotidiana.
En 1997, los gobiernos municipales de Moscú y San Petersburgo prometieron prohibir los carteles en las calles con palabras como «casino» o «sex-shop», pero eso nunca se concretó.
Aparte de los anglicismos, el alfabeto cirílico ruso enfrenta otras amenazas. En agosto último, la república de Tatarstán, que tiene la más numerosa población musulmana, se encuentra 800 kilómetros al sudeste de Moscú y forma parte de la Federación Rusa, decidió adoptar el alfabeto latino.
Durante siglos, el idioma tártaro, que proviene de una división lingüística turca, fue escrito en arábico. A comienzos del siglo pasado, luego que los propios turcos adoptaron los caracteres latinos, los tártaros comenzaron a pensar en hacer lo mismo.
En 1927, los tártaros optaron finalmente escribir con letras latinas, si bien en 1939, Stalin (Josef Vissarianovitch Dougashvili) abolió la reforma y ordenó que fuera usado el cirílico con la inclusión de seis letras adicionales.
La reforma destinada a enseñar el idioma tártaro usando caracteres latinos en lugar de eslavos en esa república de 3,8 millones de habitantes estará completada en el 2011. Por tanto, el alfabeto ruso se encuentra ahora bajo presión para mantener su papel de unificador de la escritura en la Federación Rusa.
Queda por ver si la política auspiciada por el Estado puede revertir la declinación del idioma propagando entusiasmo público por la simplificación de la ortografía o si tendrán razón los escépticos y la intrusión del gobierno perjudicará todavía más la lengua rusa. (FIN/IPS/tra-en/sb/sm/ego/ag/cr/00