Rusia pretende aumentar su peso en Medio Oriente, como quedó de manifiesto esta semana con las visitas a Moscú de destacados políticos de Israel, entre ellos los ex primeros ministros Shimon Peres y Binyamin Netanyahu.
La delegación israelí instó a Rusia a profundizar su participación en el proceso de paz entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
El martes, el canciller ruso Igor Ivanov informó a Peres y a Roman Bronfman, enviado especial del primer ministro Ehud Barak, que Moscú no tomará partido en el conflicto actual entre israelíes y palestinos.
Ivanov dijo que una paz justa e integral sólo se puede lograr en Medio Oriente mediante una mayor cooperación internacional, así como con el cumplimiento de ambas partes de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.
Agregó que es importante también que avancen las negociaciones con Siria y Líbano.
Una declaración de la cancillería rusa indicó que los funcionarios israelíes expresaron su comprensión por la posición de Rusia y su gestión para resolver la crisis y reanudar el proceso de paz.
También confirmaron la voluntad de Israel de cooperar de cerca con Rusia en aras de la paz en Medio Oriente, según la declaración.
La ex Unión Soviética fue una firme partidaria del mundo árabe, sobre todo de los palestinos, y consideraba a Israel como un enemigo.
Pero con el colapso de la Unión Soviética en 1991 y la consiguiente emigración de judíos rusos a Israel, las relaciones entre Rusia y el estado judío han mejorado.
Así mismo, Bronfman dijo a la prensa en Moscú que ambos países se enfrentan a un mismo enemigo, el fundamentalismo musulmán.
Bronfman, presidente del partido Opción Democrática Israelí, que cuenta con el apoyo de los israelíes rusos, probablemente aludía a la guerra de Moscú con los guerrilleros musulmanes de la separatista república de Chechenia.
La escalada de la violencia en Medio Oriente hizo que muchos compararan ese conflicto a la guerra entre Moscú y Chechenia.
Pero otro de los destacados visitantes israelíes en Moscú, el ex primer ministro Netanyahu, advirtió que no se deben extraer demasiadas similitudes entre los dos conflictos.
«Chechenia está a 2.000 kilómetros de Moscú, mientras los palestinos están a 250 metros de Jerusalén», dijo a la televisión rusa.
El miércoles, Netanyahu se reunió con Ivanov quien le dijo que Rusia apoyará el proceso de paz de Medio Oriente y mantendrá contactos con todas las partes en cuestión.
«Los palestinos tienen derecho a declarar un estado independiente y Rusia reconoce ese derecho, pero Israel tiene derecho a garantizar su seguridad», declaró Vladimir Lukin, vicepresidente de la cámara baja del parlamento ruso, la Duma.
Moscú insta al presidente de la ANP, Yasser Arafat, a ejercer la cautela a la hora de declarar el estado palestino.
Rusia apoya un estado palestino independiente, pero también pretende que sigan las negociaciones de paz con Israel, dijo el presidente Vladimir Putin a Arafat en agosto, cuando el líder palestino pasó por Moscú buscando respaldo para un estado palestino soberano.
Rusia coauspicia el proceso de paz de Medio Oriente, junto con Estados Unidos, pero desempeñó un papel menor en los últimos años. No obstante, en los últimos meses Moscú dio los pasos para enmendar las relaciones con los antiguos aliados soviéticos en el mundo árabe.
Por ejemplo, Rusia se opuso a las políticas de Estados Unidos y Gran Bretaña hacia Iraq y Libia.
Moscú, una importante fuente de armas para Iraq y Libia durante la época soviética, tiene interés en mantener buenas relaciones con ambos países para asegurar que paguen las deudas contraídas con la Unión Soviética, calculadas en casi 10.000 millones de dólares.
El político ultranacionalista Vladimir Zhirinovsky instó al presidente Putin a adoptar una postura «proárabe». El dirigente argumenta que Rusia, como gran exportador de petróleo, podría beneficiarse con la volatil situación en Medio Oriente, que elevaría los precios del crudo.
Pero Netanyahu advirtió contra este tipo de política exterior, a la que calificó de enfoque corto de vista. «Claro que el sector energético es importante, pero uno no debe basar exclusivamente la política en los precios del petróleo», dijo a la televisión rusa. (FIN/IPS/tra-en/sb/da/aq/ip/00