Donantes internacionales otorgaron esta semana un crédito condicionado de 4.800 millones de dólares a Indonesia, uno de los países más golpeados por la crisis financiera de Asia, para cubrir su déficit presupuestal.
En general, los donantes se manifestaron satisfechos con los esfuerzos de recuperación de Indonesia, cuyo colapso económico en 1997 generó masivas protestas sociales que terminaron con la renuncia del dictador Alí Suharto, luego de 42 años en el poder.
El gobierno prevé un crecimiento económico de 4,5 por ciento para el año próximo.
«Hay una sensación de optimismo en la comunidad de donantes. Estos nuevos recursos se destinarán a equilibrar el presupuesto y financiar programas de desarrollo», declaró Rizal Ramli, ministro coordinador de Asuntos Económicos de Indonesia.
Además del paquete de ayuda, el Grupo Consultivo sobre Indonesia, encabezado por el Banco Mundial e integrado por unos 30 países donantes, también prometió en una conferencia celebrada en Tokio otros 530 millones de dólares para asistencia técnica y apoyo a organizaciones no gubernamentales (ONG).
El ministro de Asentamientos, Erna Witoelar, anunció que la ayuda se invertirá en programas para la reducción de la pobreza, desarrollo comunitario, rehabilitación de refugiados y educación.
«El anuncio (de los donantes) es bienvenido y tendrá un importante papel en el desarrollo de esos sectores», destacó Witoelat.
El paquete de ayuda, ajustado a la solicitud de Yakarta, incluye varias condiciones relacionadas con nuevas reformas económicas, control de la corrupción, protección del ambiente y desmantelamiento de milicias proindonesias que aterrorizan a refugiados timorenses orientales en Timor Occidental.
Se trata de las mismas milicias que perpetraron saqueos, incendios y asesinatos en Timor Oriental luego que esa antigua colonia portuguesa votara por la independencia de Indonesia, hace un año.
La comunidad donante destacó también la importancia de las reformas estructurales prescriptas por el Fondo Monetario Internacional, la articulación de una estrategia para la reducción de la pobreza y la aplicación de un programa de reformas judiciales, descentralización y administración forestal.
Observadores y activistas aprobaron la mayoría de las condiciones impuestas.
«Lo diferente esta vez es que la reducción de la pobreza se considera parte de los programas de desarrollo y del crecimiento económico», subrayó Mark Baird, del Banco Mundial. «Antes, el tema se incluía en las redes de seguridad», recordó.
Cinco ONG indonesias participaron de la conferencia de Tokio, entre ellas el Foro sobre Desarrollo de Indonesia (INFID).
El grupo ambientalista Telepak Indonesia, que trabaja por el fin de la tala ilegal en el archipiélago asiático, expresó su aprobación hacia las condiciones establecidas para un rápido progreso en ese sentido.
«Mediante la tala ilegal, Indonesia pierde cientos de millones de dólares, pero hasta ahora nada se ha hecho porque la industria forestal está controlada por 'zares de la madera' estrechamente vinculados con el ejército corrupto», dijo Hapsoro, portavoz de Telepak.
Si bien los activistas elogiaron la participación de ONG en la conferencia de donantes y en la aplicación de la ayuda económica obtenida, expresaron decepción por la insuficiencia de medidas para mejorar la situación de los derechos humanos en Indonesia.
Un grupo de manifestantes demandó el martes frente al lugar de la conferencia que el Grupo Consultivo no otorgara ninguna ayuda a Indonesia hasta que el gobierno pusiera un freno a los abusos del ejército y a la violencia sectaria en varias partes del país.
Sin embargo, representantes de países donantes aclararon que el papel de los militares en la política no formaba parte del orden del día de la conferencia.
Los activistas reclamaron también una reducción de 30 por ciento en la deuda externa de Indonesia, que ascendió a 75.000 millones de dólares luego de los préstamos de emergencia obtenidos tras el estallido de la crisis regional, en 1997.
El propio Ramli admitió que el nuevo paquete de ayuda está constituido por préstamos y «se sumará a la deuda externa, por lo tanto sólo se lo utilizará si es absolutamente necesario».
Yakarta pretende reducir su servicio de la deuda de 86 por ciento del producto interno bruto en 2001 a 65 por ciento en 2003. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/mlm/if-dv/00