La inversión extranjera directa superará la marca del billón (millón de millones) de dólares este año, predijo hoy la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
«Las fusiones y adquisiciones transfronterizas, incluso la compra por inversionistas extranjeros de empresas públicas privatizadas, llevan el volumen de la inversión extranjera a nuevos récords», destacó el secretario general de la UNCTAD, Rubens Ricupero.
«Está surgiendo un mercado mundial de empresas. Se venden y compran compañías a través de las fronteras en una escala sin precedentes», agregó Karl Sauvant, principal autor del informe publicado este martes.
La inversión extranjera directa es la mayor fuente de financiación externa para gran parte del mundo en desarrollo. Los gobiernos reconocen su importancia incluso por encima de las inversiones de cartera y los préstamos bancarios, en especial durante crisis financieras, según la UNCTAD.
La inversión extranjera directa en países en desarrollo aumentó de 179.000 millones de dólares a 208.000 millones entre 1998 y 1999, mientras el flujo hacia países industrializados subió de 481.000 millones a 636.000 millones en el mismo período, sostiene el informe.
Más importante, la salida de inversión extranjera directa de naciones en desarrollo casi se duplicó al pasar a 66.000 millones de dólares en 1999, en un símbolo del creciente deseo de esos países por ingresar al mercado de Occidente, en rápido crecimiento.
Las fusiones y adquisiciones transfronterizas, característicamente Norte-Sur, son uno de los aspectos más visibles de la globalización, en particular las que involucran a grandes compañías, voluminosas sumas de dinero y profundas reestructuraciones de las actividades de las firmas en cuestión.
Las ventas mundiales anuales de filiales en el extranjero por empresas multinacionales aumentaron de tres a 14 billones de dólares entre 1998 y 1999, según cifras de la UNCTAD.
«Las multinacionales -que actualmente suman cerca de 63.000, con unas 700.000 filiales en el extranjero- abarcan casi todos los países y las actividades económicas, y esto las convierte en una fuerza formidable en la economía mundial actual», subrayó Ricupero.
En los últimos dos años, los inversionistas extranjeros han obtenido inmensos beneficios de la privatización de numerosos servicios latinoamericanos que antes eran controlados por el Estado.
Entre esos servicios se cuentan los de electricidad en El Salvador, Guatemala y República Dominicana; los de telecomunicaciones en El Salvador y Guatemala, y concesiones de aeropuertos en Costa Rica y República Dominicana.
El informe, titulado «Informe Mundial de Inversiones 2000: Las fusiones y adquisiciones transfronterizas y el desarrollo», destaca el incremento del ritmo de fusiones y adquisiciones en América Latina.
A la cabeza están las grandes empresas norteamericanas y Europeas, entre éstas Repsol de España, que en los últimos dos años invirtió más de 15.000 millones de dólares en Argentina.
La inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe tuvo un abrupto aumento el año pasado, cuando excedió 90.000 millones de dólares, mientras el influjo a todos los países en desarrollo de Asia creció a 106.000 millones.
Argentina, Bolivia, Brasil y Chile recibieron influjos récord en 1999, según el informe, que señaló las perspectivas de crecimiento a largo plazo y la gran ola de privatizaciones como los principales factores de ese crecimiento.
En cambio, las inversiones extranjeras directas en Europa central y oriental y Africa permanecieron en un nivel bastante modesto, en 21.000 millones de dólares y 9.000 millones respectivamente.
Las inversiones de empresas transnacionales en Africa sólo representaron 1,2 por ciento del flujo mundial de inversiones extranjeras directas, y apenas cinco por ciento del flujo total hacia países en desarrollo.
Además, 70 por ciento de la inversión extranjera directa en Africa en 1999 se concentró en sólo cinco países: Angola, Egipto, Nigeria, Sudáfrica y Marruecos.
Los inversionistas consideran a Sudáfrica y Egipto los países africanos más atractivos, por ser los más desarrollados de la región. Esto aumenta el temor de que se amplíe la brecha entre naciones ricas y pobres.
«El verdadero desafío para Africa radica en su integración a la economía mundial, incluso la integración a redes regionales o mundiales de transnacionales. Sólo entonces el continente se beneficiará de la inversión extranjera directa», sostiene el informe.
El turismo, los recursos naturales y las industrias importantes para el mercado doméstico -como las telecomunicaciones- son las áreas con mayor potencial de atracción de inversión extranjera directa, agrega el documento.
En cambio, observa, la fabricación de productos textiles e indumentaria tienen una atracción menor.
El flujo de inversión extranjera directa hacia los países en desarrollo de Asia (incluida Asia central, Asia occidental y los países del Pacífico) aumentó significativamente al pasar de 97.000 millones de dólares en 1998 a casi 106.000 millones en 1999, aunque tras la crisis financiera de 1997-1998 se había anticipado una disminución.
Pese a una reducción del influjo el año pasado, las perspectivas de atracción de inversión extranjera directa son buenas para China, en particular por su esperada integración a la Organización Mundial del Comercio, señaló la UNCTAD.
La última lista de las 50 mayores transnacionales del mundo en desarrollo de la UNCTAD está dominada por empresas de Asia, principalmente de Corea del Sur, Hong Kong y Singapur. (FIN/IPS/tra-en/mjs/da/mlm/if-dv/00