Una multitudinaria procesión fúnebre por los siete millones de niños y niñas que mueren todos los años en el Sur en desarrollo se celebrará en Praga este domingo, en coincidencia con el día final de las sesiones conjuntas del Banco Mundial y el FMI que comenzaron hoy.
Miles de activistas de todo el mundo se sumarán a la marcha porque, a su entender, la deuda externa de los países pobres que causa esa mortandad es perpetuada por la política de ambas instituciones multilaterales.
Al frente de la medida está Jubileo 2000, una coalición integrada por organizaciones no gubernamentales de 65 países que abogan por la cancelación de la deuda externa de los países pobres para fines de este año.
Más de 50 países tienen deudas impagables que representan 127 por ciento de sus ingresos. En Zambia, por ejemplo, cada habitante debe aproximadamente 708 dólares, más del doble del ingreso anual promedio. Los países más pobres deben un total de 376.000 millones de dólares.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) calcula que 19.000 niños y niñas mueren todos los días en Africa subsahariana porque el dinero para su salud y educación se destina a pagar la deuda. Los países más pobres gastan 60 millones de dólares todos los días para pagarle a los acreedores.
El PNUD estimó en 1997 que si ese dinero se destinara a la salud se salvarían 21 millones de vidas.
Los partidarios de Jubileo 2000 también pretenden que el Banco Mundial y el FMI (Fondo Monetario Internacional) modifiquen la iniciativa para los Países Pobres Altamente Endeudados (HIPC), creada en 1996, porque no cumple con su cometido de reducir la deuda externa de esos países.
La deuda externa será uno de los temas centrales en la reunión de las instituciones multilaterales en Praga, en parte porque la HIPC no ha resuelto la crisis.
La iniciativa sólo otorgó ayuda a 10 de los 41 países aptos para recibirla. El FMI sostiene que quiere acelerar el proceso y espera que 20 países hayan sido habilitados para recibir la ayuda a fines de este año.
Un informe de Jubileo 2000 divulgado el lunes sostiene que el FMI podría financiar con sus propios recursos la cancelación de 100 por ciento de la deuda de los países más pobres.
El informe analiza las cuentas del FMI, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Asiático de Desarrollo.
El estudio cita un informe de la calificadora de riesgo Moody's que asegura que el Banco Mundial podría reducir sus reservas monetarias a la mitad sin dañar su calificación crediticia.
Según Jubileo 2000, si el Banco Mundial utilizara la mitad de sus reservas, o sea unos 14.000 millones de dólares, podría cancelar la deuda.
Pero el Banco Mundial, frecuente prestatario del mercado internacional de capital, teme que la comunidad financiera lo considerara con menor credibilidad si redujera sus reservas a la mitad.
Eso encarecería la posibilidad del Banco Mundial de obtener préstamos para financiar proyectos en todo el mundo. Sin embargo, el informe refuta esa opinión.
En la actualidad, el Banco Mundial está dispuesto a cancelar 32 por ciento y el FMI 37 por ciento de lo adeudad por los países pobres.
El informe señala que, entre 1992 y 1998, los países pobres pagaron 5.700 millones de dólares al Banco Mundial y 1.060 millones al FMI por concepto de deuda externa, además del dinero correspondiente a préstamos nuevos.
Con el fin de equilibrar esta tendencia negativa para los países pobres, las instituciones recurrieron a los fondos de los contribuyentes para canalizar nuevos préstamos a los países más pobres, a través de la ventana IDA del Banco.
El Grupo de los Siete (G-7) países más industrializados "reconocieron que estas deudas son incobrables y prometieron cancelar 100 por ciento de la deuda de los países más pobres", dijo Ann Pettifor, directora de Jubileo 2000.
"¿Como sus principales accionistas, por qué no les dicen al Banco y al Fondo que hagan lo mismo? Los bancos privados estarían encantados si tuvieran las reservas de estas instituciones, que gozan del respaldo estatal. El FMI y el Banco Mundial deben enfrentarse a la realidad económica y sufrir un recorte", exhortó.
"La cancelación de un tercio (de la deuda) ofrecida actualmente no cambiará el que los países pobres sigan pagando más por la deuda que por la salud pública. El Banco y el Fondo pueden cancelar 100 por ciento de la deuda de los países más pobres y sus titiriteros del G-7 se los deben ordenar", agregó Pettifor. (FIN/IPS/tra-en/raj/da/aq/dv/00