(Arte y Cultura) CINE-VIETNAM: Producción fílmica cae mientras la economía crece

Los estudios Co Loa, de Vietnam, fueron hasta 1992 el corazón de la otrora vibrante industria cinematográfica nacional, y llegó a producir 80 documentales y 20 películas de ficción cada año.

La mayoría de las películas se referían a la revolución y el socialismo. El aislamiento de este país y su rígida conducción centralizada les aseguraban una audiencia cautiva.

El cineasta y antiguo conductor de Co Loa, Nguyen Thi Hong Ngat, recordó que en esos días el país era pobre. «Pero, de todos modos, invertíamos en películas. Los gobernantes eran tan románticos que imaginaban hacer de Co Loa una Hollywood», dijo.

Hoy, Vietnam es considerada una de las más promisorias economías emergentes del sudeste asiático, gracias al «do moi», proceso de renovación económica impuesto hace 10 años sin abjurar del socialismo imperante desde 1954 en el norte y desde 1975 en todo el territorio del país.

Lo que sí se ha frenado es la industria cinematográfica. Co Loa cerró sus puertas en 1992. Pero su complejo edilicio en las afueras de Hanoi se yergue tan silencioso como los arrozales que lo rodean.

Otros sectores económicos vietnamitas se desembarazaron de la vieja economía centralizada que, sin embargo, sigue rigiendo la actividad cinematográfica.

Como ocurre con otras artes, el cine ya no es prioritario para el Estado, que le vierte unos unos 650.000 dólares anuales. Tres estudios estatales siguen reservándose la realización de las películas de ficción.

El rodaje de un filme requiere un presupuesto promedio de entre 150.000 y 200.000 dólares, un costo alto en este país. Eso provocó una caída de la producción de 80 por ciento respecto del auge de los primeros años 80.

Mientras, la economía crecía nueve por ciento promedio entre 1993 y 1997. Tras una caída de cuatro por ciento en 1998, la producción volvió a la senda ascendente en 1999, cuando alcanzó un crecimiento de 4,8 por ciento.

Para muchos cineastas, técnicos y actores, la subsistencia es muy dura. Colaborar con cineastas extranjeros o dedicarse a la realización de avisos publicitarios es una salida.

Observadores de la industria dijeron que esa situación tuvo como consecuencia irregularidades en la firma de contratos. Además, la falta de fondos afectó la calidad de las películas, lo cual a su vez repercutió en pobres recaudaciones de taquilla.

Teniendo en cuenta que la apertura incluida en el proceso de «do moi» permitió el ingreso de películas extranjeras, los deslucidos filmes nacionales recuperan solo una fracción de sus mermados costos de producción, e incluso sufren pérdidas por el floreciente mercado de venta y alquiler de vídeos.

El débil control en materia de propiedad intelectual alienta a los comerciantes a ofrecer copias en vídeo, aunque de mala calidad, de cualquier película de Hollywood una semana después de su estreno mundial.

Los amantes del cine nacional se consuelan con los elogios que los realizadores vietnamitas cosechan en el exterior.

En el último Festival de Cannes, por ejemplo, la coproducción «Viaje ciclista nocturno», del director Bui Thac Chuyen, ganó el tercer premio en la categoría de cortometrajes. En el Festival Sundance, una coproducción vietnamita-estadounidense obtuvo tres premios.

Algunos críticos cuestionaron el carácter vietnamita la película «Tres estaciones», del realizador vietnamita- estadounidense Tony Bui y con financiamiento norteamericano. Pero su fuerte sentido social y tono reflexivo está en consonancia con los filmes vietnamitas tradicionales.

El actor estadounidense Harvey Keitel y un elenco en su totalidad vietnamita dan vida a una serie de personajes que luchan por subsistir en las calles de Ciudad Ho Chi Minh (ex Saigón).

El año pasado, el documental «El sonido del violín en My Lai», dirigido por Tran Van Thuy, ganó el premio al mejor cortometraje en el Festival de Cine Asia-Pacífico celebrado en Bangkok. Fue la segunda vez consecutiva en que Vietnam fue premiado.

«El sonido…» cuenta el retorno de un veterano estadounidense que participó en la masacre de My Lai en 1968, cuando una compañía de infantería mató a más de 500 civiles inermes de esa pequeña aldea en el centro del país.

Muchos críticos vietnamitas admiten que la falta de fondos y equipos modernos convierte en un imperativo la realización de películas en coproducción con compañías extranjeras si se pretende alcancar una calidad de nivel internacional.

Nguyen Van Tien, administrador de un cine de Hanoi, atribuyó la mala calidad de las películas nacionales o extranjeras en exhibición al «ridículo» monopolio estatal sobre todos los sectores de la industria.

Le Manh Thich, realizador y director de la Agencia Central de Películas Científicas y Documentales, estuvo de acuerdo. «La solución a largo plazo es restructurar la industria cinematográfica. Debemos permitir que operen compañías extranjeras pues eso crea un ambiente competitivo», dijo.

El gobierno prevé admitir, con carácter experimental, la instalación de compañías cinematográficas privadas, dijo el ministro de Cultura e Información, Nguyen Trung Kien. Si tienen éxito, el gobierno podría autorizar el establecimiento de una industria fílmica independiente, aseguró.

Si bien el inicio del programa piloto ha sido previsto para el 2002, el trabajo del director Ly Huynh, comparado con John Woo, de Hong Kong, está probando que, con poco capital privado, las películas vietnamitas pueden atraer espectadores locales y hacer dinero. (FIN/IPS/trad-eng/nnp/ccb/js/ego/mj/cr/00

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