(Arte y Cultura) CINE-BRASIL: Darlene y sus tres maridos

La historia de una mujer con tres maridos, en el pobre y árido interior del nordeste brasileño, se convirtió en la película que este año alimenta esperanzas de taquilla y premios para el cine nacional.

Estrenada el 18 de agosto con privilegios de gran producción — decenas de copias y 850.000 dólares en gastos de promoción—, «Yo, tú, ellos» no alcanza un éxito comercial sobresaliente, pero tampoco decepciona. Hace reir al público y muestra la dura realidad de los rincones olvidados del país.

La segunda película del director Andrucha Waddington, de 30 años, un ex «niño prodigio» de la publicidad, se basa en una historia real descubierta por la prensa hace unos años.

Marlene Saboia se llama Darlene en la película y es encarnada por la carismática Regina Casé, comediante que volvió al cine después de muchos años como presentadora de un programa de entrevistas y reportajes con brasileños singulares de todas partes del país.

El medio en que se desenvuelve todo el enredo es desolador, típico de las areas más pobres el nordeste brasileño. Arboles secos y retorcidos, la caña de azúcar quemada para facilitar el corte, la fotografía haciendo más escaso aún el verde de la vegetación.

Al agua hay que buscarla lejos, en una pequeña laguna que se reduce.

Al comienzo de la película, Darlene aparece embarazada y dejando este escenario para intentar mejor suerte en la capital, la ciudad grande apenas mencionada en los diálogos. Vuelve tres años después con el hijo, a tiempo para sepultar la madre.

Sola con el hijo chico, acepta casarse con Osías (Lima Duarte), otro solitario, de más de 50 años, gruñón y extremadamente perezoso, pero que tiene unos chivos y una casa amplia y nueva, aunque tosca, hecha de madera y barro.

La vida sigue tan seca como el ambiente local, pero Darlene se las arregla para tener un hijo evidentemente adúltero, ya que es mestizo. Pero luego la miseria la obliga a entregar el primero al padre biológico, dueño de alguna tierra vecina.

El azar introduce un segundo hombre maduro en la casa, Zezinho (Stênio García), un primo de Osías de edad pareja que había quedado sin techo. El nuevo «marido», muy ingenuo y afectuoso, le ofrece cariño y ayuda en la cocina, además de sexo más satisfactorio, del que resulta un tercer hijo.

Darlene es joven y fuerte aún, pese a la apariencia envejecida. Trabaja cortando caña en haciendas lejanas para asegurar un ingreso a la familia de dos viejos y dos niños. Su única alegría es danzar una u otra noche en el «forró» (baile), en el poblado más cercano.

Surge entonces Ciro (Luiz Carlos Vasconcelhos), también cortador de caña, esbelto y más o menos de su edad, y con él la pasión que produce un cuarto hijo. Darlene logra incorporar el tercer marido en la casa, con algunas maniobras para eludir conflictos.

El realismo hace que los dos viejos acepten la poliandría, ya que los jóvenes trabajadores representan la subsistencia de todos.

Osías, el marido legal que ejerce una autoridad a veces tirana, basado en el poder que le da la propiedad de la vivienda, se somete a la situación al final, pero atribuyéndose el derecho de dar nombre a los niños y registrándolos a todos como suyos.

De diálogos cortos y escasos, la película no explicita las razones que llevan los personajes a aceptar situaciones que abominan.

Darlene, por ejemplo, atrevida y libre por lo menos sexualmente, con la vitalidad que la hizo emigrar embarazada, tener cuatro hijos y conducir la familia ampliada, se somete al autoritarismo de Osias.

Pero el marido oficial, aunque tirano, no reacciona con la violencia esperada a las «traiciones» de la mujer, en una región donde el adulterio suele ser causa de asesinato.

La miseria local, la falta de perspectivas que convierte en factor de seguridad una casa precaria, la supervivencia y la reproducción como objetivos casi únicos aparecen como factores de una situación que la sociedad juzga anormal.

«Yo, tú, ellos» fue aplaudida en el Festival de Karlovy Vary, República Checa, que premió a Regina Casé como mejor actriz a mediados de agosto, y fue bien acogido por espectadores extranjeros, incluso en el Festival de Cannes.

Eso indica que no hace falta el conocimiento que tienen los brasileños de la historia real para emocionarse con la obra.

Se trata de una comedia cruel, a juzgar por la risa que despiertan algunas situaciones y diálogos. Es el público urbano el que se ríe de la ingenuidad, de la tosquedad de los pobladores de un Brasil olvidado, sin futuro.

Pero la película, cuya música fue compuesta por Gilberto Gil, viene despertando también simpatía, en especial por Darlene y Zezinho, capaces de gran afecto en medio a la aridez absoluta.

Darlene simboliza los pobres que no pierden la alegría, a pesar de las numerosas condiciones desalentadoras del interior de Brasil, según la actriz que la representa.

El nordeste, la región más pobre de Brasil, sigue siendo así un tema clave del cine brasileño. La película de mayor éxito el año pasado, «Central do Brasil», es también un recorrido por la región, acompañando a un niño que busca a su padre.

Su población emigró a todas las regiones del país y constituyen gran parte de los habitantes de las mayores ciudades, como Sao Paulo, Río de Janeiro y Sao Paulo. Esa presencia influye en la cultura local y contribuye a la convocatoria de obras sobre el noreste. (FIN/IPS/mo/mj/cr/00

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