Los precios internacionales del petróleo, sostenidos por encima de 30 dólares el barril esta semana, dan a las naciones productoras de crudo del Sur en desarrollo una fuerza y protagonismo que no disfrutaban desde hace 27 años, cuando con un embargo hicieron tiritar al Norte industrializado.
Mientras esperaban leer nuevas señales en el firmamento petrolero, los mercados estaban cautelosos, y este viernes uno de los crudos marcadores, el Brent del Mar del Norte, se cotizaba en Londres a 30,42 dólares el barril, frente a 30,35 dólares al cierre del jueves.
El presidente estadounidense Bill Clinton llamó a dirigentes de los países exportadores «para destacarles que el interés común dicta que los precios no deben llegar a un nivel capaz de congelar la expansión económica que genera la mayor demanda de energía», dijo su asesor de seguridad nacional, Samuel Berger.
Será un mensaje que Clinton transmitirá directamente en Lagos — que visita desde este viernes— al presidente Olusegun Obasanjo, de Nigeria, único socio de Africa subsahariana en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), de 11 miembros.
«Creo que muchos países productores entienden la situación, por lo que cumplirán las promesas hechas en julio», dijo Berger. La OPEP ofreció entonces elevar su producción en al menos medio millón de barriles diarios si el precio sobrepasaba 28 dólares durante más de 20 días.
El precio se ha mantenido sobre ese margen desde el 14 de agosto, y durante la semana que concluye los crudos más ligeros, como el Brent, el marcador estadounidense West Texas Intermediate y el africano Bonny, se vendieron a cerca de 33 dólares en operaciones de contado.
La OPEP realizará su conferencia ministerial en Viena el 11 de septiembre, y posiblemente decidirá una apertura de los grifos para bajar el precio, mientras se prepara para decisiones de más largo aliento en la cumbre de jefes de Estado, de gobierno y soberanos el 27 y 28 de septiembre en Caracas.
La organización oficialmente produce 25,4 millones de barriles diarios, según un sistema de cuotas del que se excluye a Iraq, sometido a sanciones por parte de la Organización de las Naciones Unidas y que extraería cuanto barril pueda agregar a sus tres millones diarios apenas se autorice el incremento.
La gran llave «y el liderazgo efectivo dentro de la OPEP, sigue en manos de Arabia Saudita (que produce 8,5 millones de barriles/día), único país que puede incrementar 500.000 barriles diarios su producción de la noche a la mañana», dijo a IPS el experto venezolano Alberto Quirós.
Petrologistics, un grupo de seguimiento de la producción con sede en Ginebra, corrigió este viernes sus previsiones e informó que espera un incremento en la producción de 736.000 barriles por día, considerando que Iraq extraerá cuanto crudo pueda.
Según Quirós, «de los 30 o 32 dólares que cuesta un barril, cuatro o cinco dólares corresponden a factores psicológicos», de incertidumbre respecto de volumen y ocasión de la producción de la OPEP, así como de sus entendimientos con productores independientes como Angola, México, Noruega, Omán y Rusia.
La OPEP no disfrutaba de semejante dominio del mercado desde hace un cuarto de siglo, cuando los productores árabes recortaron el suministro a Occidente como protesta por el apoyo de las potencias industriales a Israel durante la guerra de 1973.
Durante dos largas décadas, la OPEP soportó una reducción de su participación en el mercado —de más de la mitad a sólo un tercio— y precios viles para el barril (entre siete y ocho dólares hace año y medio), y una debilidad acentuada por guerras abiertas entre algunos de sus socios.
Esta vez, de nuevo se da el lujo de causar resfriados en el Norte industrializado con sus estornudos al recortar producción, apuntalar los precios y, además, preparar un relanzamiento de la organización como vanguardia del Sur en desarrollo, con la cumbre de Caracas.
De allí los llamados de Clinton, y con una capacidad de presión atenuada por razones políticas, como la visita este mes del mandatario venezolano Hugo Chávez, cuyo país ejerce la presidencia de turno de la OPEP, a archienemigos de Estados Unidos, el iraquí Saddam Hussein y el libio Muammar Gaddafi.
Esas visitas a Bagdad y Trípoli molestaron a la Casa Blanca, y Berger no aclaró si Clinton habló con Chávez. Sin embargo, «para nosotros lo importante es seguir trabajando con Chávez en muchos asuntos, y continuaremos haciéndolo», sostuvo Richard Boucher, portavoz del Departamento de Estado (cancillería) estadounidense.
Según la edición europea de The Wall Street Journal, Arabia Saudita ha acompañado la dureza de la OPEP para mostrar su desagrado por las presiones de Clinton sobre los palestinos respecto del estatuto de Jerusalén —tercer ciudad santa del Islam— en sus negociaciones con Israel.
Quien sí directamente se dirigió a Venezuela fue la Unión Europea, cuya responsable de Energía, la española Loyola de Palacio, telefoneó al ministro venezolano del ramo, Alí Rodríguez (titular de la OPEP este año) con el fin de pedirle que «promueva un papel moderador» para la organización.
«La evolución de las cotizaciones del crudo contribuye a generar la volatilidad de los precios y del mercado, y crea un efecto acordeón, con consecuencias muy negativas tanto para productores como para consumidores», alertó de Palacio.
El canciller australiano Alexander Downer se sumó este viernes a las presiones: «La actual situación ya ha contribuido a tasas de intereses globales más elevadas. Si continúa, sofocará severamente las perspectivas de crecimiento de la economía mundial, incluidos los países OPEP».
Históricamente, recordó a IPS el economista venezolano Antonio Francés, «cada alza intespestiva del crudo ha sido seguida por una baja fuerte y pronunciada en el tiempo», además de estimular la búsqueda de fuentes alternativas de energía.
El vicecanciller venezolano Jorge Valero, mano derecha de Chávez en su gira por las capitales de la OPEP a mediados de agosto, aseguró que «no está planteada una guerra entre productores y consumidores», y que lo planteado es «sostener la banda de precios justos, de 22 a 28 dólares».
Valero deploró que los consumidores del Norte industrializado muestren inquietud ahora que los precios son altos «mientras que no se preocupaban cuando los precios eran viles y miserables, como lo fueron hasta 1999». (FIN/IPS/jz/mj/if/00