La realización en Jerusalén de la convención de la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias (IFLA) se convirtió en un elemento discordante más en las relaciones entre árabes e israelíes.
Más de 1.500 bibliotecarios de todo el mundo están reunidos hasta este viernes en Jerusalén, mientras un centenar de colegas árabes manifiestan en El Cairo su repudio a que la IFLA haya elegido esa ciudad israelí para la conferencia.
Con el apoyo de dirigentes palestinos y de la Liga Arabe, el grupo de árabes sostiene que la IFLA tomó partido por Israel en lo que respecta al futuro de Jerusalén, uno de los puntos más sensibles del conflicto árabe-israelí.
"Es de esperar que el proceso de paz tenga éxito y que todo esto se olvide", dijo Derek Law, tesorero de la IFLA, al preguntársele si la organización estaba dividida sobre Jerusalén.
"No estamos seguros de cuál fue nuestro error. Esto no significa en ningún sentido que Jerusalén sea una ciudad capital", sostuvo Law.
Jerusalén despierta las pasiones nacionalistas y políticas tanto de israelíes como de palestinos.
Allí se encuentran la mezquita de Al Aqsa, uno de los santuarios más sagrados del islamismo y uno de los mayores símbolos para los palestinos, y el Domo de la Roca, construido en el siglo XIII y muy importante para árabes y musulmanes.
El nombre de Jerusalén en árabe, Al Quds (lo sagrado), refleja la importancia que tiene para los árabes.
El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yaser Arafat, prometió en casi todos sus discursos importantes que Jerusalén será la capital del futuro estado palestino.
Así mismo, el apego israelí a la ciudad se remonta al bíblico rey David, quien reinara hace unos 3.000 años desde Jerusalén.
Los judíos ortodoxos mencionan Jerusalén al menos seis veces por día en sus oraciones y la veneran porque fue la sede de dos importantes templos religiosos, el último de ellos destruido por los romanos en el año 70.
El Muro Occidental, lo único que queda de ese templo, se convirtió en el vínculo entre el moderno estado de Israel y las antiguas raíces del pueblo judío.
Según los acuerdos de paz entre israelíes y palestinos, el estatuto de Jerusalén se decidirá a través de las negociaciones.
Históricamente Israel ha reclamado toda la ciudad como su capital eterna, incluso la zona oriental que contiene a los sitios sagrados. Esta región, habitada por árabes y antiguo territorio jordano, fue anexada por Israel en 1967.
Pero los palestinos rechazan la anexión y esperan que Jerusalén oriental sea la futura capital del estado independiente palestino. Hasta que ese punto se resuelva, se oponen al reconocimiento de Jerusalén como capital israelí.
Incluso las actividades realizadas en Jerusalén occidental refuerzan el statu quo y operan contra las aspiraciones palestinas, según los árabes.
Por esta razón, los dirigentes palestinos se opusieron firmemente al anuncio el mes pasado del presidente Bill Clinton de que considera trasladar la embajada de Estados Unidos en Israel de Tel Aviv a Jerusalén occidental.
"Decimos que esta reunión (de la IFLA) no se debe celebrar en Jerusalén. Excluye automáticamente a los palestinos y al mundo árabe y refuerza una situación de ilegalidad", declaró la legisladora palestina Hanan Ashrawi.
Ashrawi se refería a que la anexión israelí de 1967 violó el derecho internacional, según consideran los palestinos y gran parte de la comunidad internacional.
La IFLA niega que la reunión tenga un trasfondo político y asegura que expresamente evitó realizarla en Jerusalén oriental.
El organizador de la protesta en El Cairo, Abdel Jalil Tamimi, dijo a los bibliotecarios árabes que estos desempeñan una importante función en la defensa de la faceta árabe e islámica de Jerusalén.
"Todos somos soldados para la causa de Palestina", dijo al diario Al Ayyam.
Tamimi, quien es secretario general de la Asociación de Bibliotecarios Arabes, dijo que él y otros habían buscado durante cuatro años convencer a la IFLA de cambiar la sede de la convención de Jerusalén.
No obstante, la IFLA mantuvo su decisión, lo cual "confirma la ocupación y anexión israelí" de Jerusalén e ignora la sensibilidad árabe, sostuvo.
Sin embargo, funcionarios de la IFLA respondieron que no hubo ningún intento de cambiar la sede de la conferencia. Agregaron que ofrecieron enviar una delegación a El Cairo para reunirse con los bibliotecarios árabes, pero que la propuesta fue rechazada. (FIN/IPS/tra-en/bl/sm/aq/ip/00