El gobierno de Filipinas recibió con alivio la liberación de seis rehenes extranjeros que retenía el grupo insurgente islámico Abu Sayyaf, que opera en el sur del país, pero los problemas de las autoridades no han terminado.
Cinco de los rehenes quedaron en libertad el domingo, y el sexto este lunes, luego de que el presidente Joseph Estrada fuera auxiliado por una mediación del gobierno de Libia. Todos los liberados son extranjeros.
Las cinco personas que fueron puestas en libertad el domingo fueron la franco-libanesa Marie Michelle Moarbes, los franceses Sonia Wendling y Maryse Burgot, la sudafricana Monique Strydom y el alemán Werner Wallert. Este lunes Abu Sayyaf liberó al sudafricano Callie Strydom, esposo de Strydom.
Moarbes, Wendling, y el matrimonio Strydom eran parte de un grupo de 21 extranjeros y filipinos capturados el 23 de abril en el centro turístico de Sipadan. Burgot aumentó el número de rehenes desde el 9 de julio, junto con otros dos periodistas de la emisora de televisión francesa France 2 que cubrían el secuestro.
Los otros 18 secuestrados siguen en poder de Abu Sayyaf.
El país atraviesa una grave situación económica, y Estrada ha sido acusado de ineficacia y corrupción. A eso se suma ahora la instalación de una crisis de seguridad en la región meridional de Mindanao, que ha sido durante décadas un epicentro de separatismo musulmán en Filipinas, cuya población es en su mayoría católica.
Unos seis millones de musulmanes viven en Mindanao, y Abu Sayyaf era hasta hace poco la más pequeña de tres organizaciones separatistas islámicas, pero el secuestro de rehenes le ha permitido aumentar en forma considerable sus recursos económicos y militares.
Se informó que Libia había pagado 12 millones de dólares a los insurgentes por liberar a los 12 extranjeros. Funcionarios libios niegan esa versión de los hechos, y afirman que Trípoli sólo aportó fondos para proyectos de desarrollo.
Militares filipinos dijeron que Abu Sayyaf había recibido antes otros 245.000 dólares, y según informes de prensa, los insurgentes aumentaron su armamento y su número de reclutas tras obtener el dinero.
Algunos observadores piensan que la crisis en el sur se agravará, pese a los anuncios gubernamentales de que se destinarán más fondos presupuestarios a Mindanao, en parte para construir allí más mezquitas.
"Abu Sayyaf se ha transformado en la mayor amenaza militar en Mindanao", aseguró esta semana el sociólogo y analista político Randolf David, en un artículo publicado por el diario Philippine Daily Inquirer, que se edita en inglés.
La semana pasada, la policía arrestó a dos mensajeros del líder de Abu Sayyaf, Galib Andang, conocido como "Comandante Robot". Los detenidos intentaban cambiar a pesos 240.000 dólares, al parecer obtenidos como rescate, en un banco estatal de la ciudad meridional de Zamboanga.
Ambos fueron liberados luego de que Andang amenazó con matar rehenes, y posteriormente Abu Sayyaf liberó a los seis cautivos extranjeros que habían sido retenidos en Jolo, en el archipiélago de Sulu.
Las autoridades se preparan para un aumento de la violencia, y a medidados de agosto la mitad de los efectivos de las Fuerzas Armadas se desplegaron en Mindanao.
"¿Cómo podríamos implementar proyectos de desarrollo en Mindanao si no grantizamos la seguridad de la región?", preguntó el coronel Felipe Berroya, comandante de la brigada 701 del ejército.
En julio, las Fuerzas Armadas informaron acerca del despliegue de 7.000 reclutas paramilitares en Mindanao para brindar a comunidades locales "proteccion" contra el Frente Moro Islámico de Liberación (MILF), al cual se consideraba hasta hace poco la mayor de las organizaciones insurgentes.
El MILF surgió como escisión del Frente Nacional Moro de Liberación, liderado por Nur Misuari, quien condujo una cruenta rebelión en Mindanao en los años 70 y firmó la paz con el gobierno en 1996.
En julio de este año, durante un encuentro de la Organización de la Conferencia Islámica en Malasia, Misuari denunció que Manila no había cumplido las promesas de desarrollo de Mindanao que permitieron alcanzar ese acuerdo.
Estrada declaró en marzo la guerra total contra el MILF, tras el fracaso de intentos de negociar la paz con ese grupo separatista, cuyo principal campamento en Mindanao fue ocupado por el ejército en julio.
Ahora Manila ofrece unos 111.000 dólares por informaciones que permitan el arresto de Hashim Salamat, líder del MILF, mientras esa organización insurgente intensifica su llamado a la "guerra santa".
Tras dos décadas de conflicto en Mindanao, los problemas económicos y sociales que causan el descontento no se han resuelto. La población musulmana presenta los peores indicadores de expectativa de vida, alfabetización y desarrollo humano del país.
Abu Sayyaf afirma que aún no ha loiberado a todos los rehenes porque teme que las autoridades lancen pronto una operación militar en gran escala contra los insurgentes.
El domingo, los rebeldes afirmaron en una declaración que pondría en libertad a algunos de sus cautivos "como retribución del esfuerzo de Libia para convencer a los europeos de que presionaran a Estrada, a fin de evitar un ataque militar".
La Fundación Caritativa Gadafi de Libia proveyó el avión en el cual partieron este lunes los ex rehenes, quienes fueron trasladados a Trípoli para mantener una entrevista con el gobernante libio, Muammar Gadafi, antes de volver a sus hogares.
"Abu Sayyaf aprendió de los errores del MNLF y el MILF. Comprende cómo funciona la presión internacional, cómo puede emplearse el acceso instantáneo a los medios de comunicación, y cómo es posible obligar a la comunidad internacional a prestar atención a los moros de Mindanao", señaló David.
"El gobierno no previó que la crisis de los rehenes puede transformarse en un problema mayor de largo plazo", agregó.
"No es posible ofrecer una solución simple al problema de Mindanao. Pasarán muchos años, y quizá generaciones, antes de que se resuelvan las divisiones étnicas y religiosas", opinó Charito Chiuco-Tordecilla, del Instituto de Estudios Eclesiásticos y Sociales.
La imagen de las autoridades salió maltrecha de la crisis de los rehenes.
El gobierno tuvo que deponer su negativa inicial a dialogar con los secuestradores y embarcarse, bajo presión, en negociaciones con la mediación la Unión Europea y de Libia, que ahora cosecha los frutos diplomáticos de su intervención.
Periódicos franceses afirmaron que Trípoli pide que París plantee el levantamiento de todas las sanciones de la Organización de las Naciones Unidas contra Libia.
El enviado libio a Filipinas, Saleem Adam, dijo este lunes que la contribución de su país para liberar a los rehenes "fue sólo una misión humanitaria sin otras intenciones".
La semana pasada, el ex embajador libio en Manila, Rajab Azzarouq, declaró que "Europa necesita a Libia más de lo que libia necesita a Europa", tras reunirse con dirigentes de Abu Sayyaf en el cuartel general de los insurgentes.
El ministro de relaciones Exteriores de Filipinas, Domingo Siazon, admitió que Libia tiene sus propios intereses en el asunto, pero acotó que "de todos modos está ayudándonos".
"Algunos rehenes fueron liberados. No entiendo por qué alguna gente critica a quienes nos ayudan", añadió. (FIN/IPS/tra-eng/ap- ip-eu/js/ral/mp/ip/00