Los habitantes de ciertos barrios de la capital de Zimbabwe viven con miedo desde que unidades del ejército se sumaron a la policía con el supuesto fin de controlar la delincuencia, pero según residentes, para reprimir a la oposición política.
Varios residentes denunciaron haber recibido puñetazos, puntapiés y culatazos. En los barrios afectados, la gente debe volver a casa luego del atardecer para evitar encontrarse con las patrullas.
"Los soldados no escuchan explicaciones, por lo tanto es mejor volver a caso temprano", declaró Oswald Hapanamambo mientras tomaba cerveza con sus amigos.
Hapanamambo huye al ver un camión militar desde que soldados del Ejército Nacional de Zimbabwe lo golpearon en la noche del domingo sin razón aparente.
"Sentí gritos de mujeres. Los soldados entraron al bar y nos pidieron documentos de identificación. Se los mostramos, y luego comenzaron a molestarnos diciendo que habíamos votado por el MDC (Movimiento por el Cambio Democrático, el principal partido opositor). Se dirigían a los jóvenes", relató.
"Estaba tomando cerveza en el Babylon Center cuando llegaron los soldados. Me abofetearon dos veces y luego logré liberarme", agregó Hapanambo, que admitió ser partidario del MDC.
Su amigo, conocido como Murewa, usaba una camiseta del partido gobernante ZANU-PF, y sostuvo que eso fue lo que lo salvó de una golpiza.
Según varios residentes, los soldados atacan principalmente a sospechosos de pertenecer al MDC, que tuvo un impresionante desempeño en las elecciones parlamentarias del mes pasado, al obtener 57 de los 120 escaños elegibles del parlamento y limitar la victoria del partido de gobierno a un estrecho margen.
"Obviamente, éstos son actos de venganza, y nos preocupan como partido", declaró Learnmore Jongwe, un portavoz del MDC.
"La preocupación llegó a altas esferas de nuestro partido, y estudiaremos formas posibles para asegurarnos de que el gobierno (de Robert Mugabe) detenga esta locura", agregó.
Los soldados parecen haber impuesto una ley marcial en muchas zonas de Harare y otras partes del país. Incluso partidarios del ZANU-PF se transformaron en víctimas de golpizas sin sentido.
El principal portavoz de la policía, Wayne Bvudzijena, advirtió que su institución no retirará a las unidades del ejército porque forman parte de una "operación conjunta" para prevenir un resurgimiento de la violencia postelectoral.
Unas 30 personas fueron detenidas en los tres días siguientes a los comicios legislativos del 24 y 25 de junio.
Pero no había señales de que la población se volvería violenta luego de las elecciones.
"Parece haber paz y estabilidad relativas. No hay una propensión de la gente a volverse violenta", comentó Alfred Nhema, un experto en ciencia política de la Universidad de Zimbabwe.
"Lo que ocurre no tiene sentido. Ni siquiera está clara la necesidad de la operación. ¿Por qué interviene el ejército cuando la policía puede hacerlo sola?", preguntó Nhema.
En otra muestra de brutalidad policial, trece personas murieron el domingo en una estampida en un estadio de fútbol, luego que la policía arrojó gases lacrimógenos a tribunas atestadas de gente en un intento por detener la acción de algunos "hooligans".
Paradojalmente, el lema del ejército es "Amigos de la nación".
ZimRights, una organización defensora de los derechos humanos, expresó su rechazo a las patrullas del ejército. "La violencia política no debe ser sustituida por la violencia policial ni militar", observó Nick Ndebele, presidente del grupo.
Zimbabwe National Debate Association, otro grupo defensor de los derechos humanos, exhortó a las fuerzas de seguridad a dejar de violar los derechos de los residentes de Harare.
Pero Bvudzijena, el portavoz policial, sostuvo que las acusaciones de brutalidad policial no fueron confirmadas. (FIN/IPS/tra-en/lm/sm/mlm/hd/00