Los primeros signos de fractura de la unidad de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en más de un año causaron el retroceso de los precios del crudo y pusieron a trabajar a algunos miembros del grupo en el rescate del consenso.
Arabia Saudita anunció esta semana que estaba dispuesta a aumentar su producción en forma unilateral hasta en 500.000 barriles diarios, para contener los precios petroleros. La consecuencia fue una caída de más de dos dólares de algunos de los crudos marcadores el martes y este miércoles.
El Brent del Mar del Norte, uno de los crudos más citados por los operadores del mercado internacional, bajó de 31 a cerca de 29 dólares, de acuerdo con informaciones divulgadas en Venezuela, socio fundador de la OPEP.
Venezuela fue uno de los miembros de la organización sorprendidos por el anuncio de Arabia Saudita, y de inmediato inició una serie de consultas telefónicas para restaurar la imagen de unidad que había permitido a los 11 países de la OPEP recuperar el control sobre los precios.
El presidente venezolano Hugo Chávez confirmó el martes que había conversado telefónicamente sobre el tema con el rey Fahd de Arabia Saudita, así como con los presidentes Abdelazis Bouteflika, de Argelia, y Olusegun Obasanjo, de Nigeria.
El gobierno de Chávez ha sido un férreo defensor de la OPEP y auspició con toda su voluntad política las medidas de recuperación de precios aplicadas con éxito desde marzo de 1999. Esta semana, el mandatario insistió en la necesidad de fortalecer la organización y "no caer en chantajes".
Chávez rechazó presiones "de los países industrializados" para bajar "precios justos" que, en su opinión, no son demasiado altos. Dijo que los principales consumidores le ganan 100 dólares a cada barril, "y quieren que nosotros lo vendamos a 10 dólares".
La posibilidad de que las desavenencias sobre política petrolera vuelvan a la OPEP, como ha sucedido en el pasado, conspiraría contra uno de los principales proyectos de política internacional de Chávez: la convocatoria a una cumbre en Caracas de jefes de Estado y de gobierno de los 11 países miembros.
Esta cumbre, prevista para fines de septiembre, sería la segunda en los 40 años de historia de la OPEP, que sólo se reunió a ese nivel en 1976 en Argelia. Venezuela hizo el llamado en medio de un espíritu de renovado consenso y de acatamiento de estrategias vigente desde 1999.
En marzo del año pasado, ante la debacle de los precios, la OPEP restringió su producción, en un ambiente de gran voluntad política y de cooperación de otros exportadores, como México y Noruega, ajenos a la organización. El propósito fue reducir la oferta de crudos y aumentar la presión de la demanda.
Un año después, la estrategia había demostrado su éxito, con un aumento de más de 200 por ciento de los precios que, al superar los 30 dólares por barril, provocaron preocupación a los países consumidores.
Estados Unidos pidió formalmente medidas para reducir la cotización del barril de petróleo.
La OPEP acordó el 1 de abril un incremento de 500.000 barriles diarios, y el 21 de junio, cuando era evidente que los precios no bajaban, decidió inyectar 708.000 barriles adicionales, para llegar a un total de 25,4 millones de barriles entre los 11 países.
Pero los operadores del mercado y los países consumidores consideraron que el incremento no había sido suficiente, ya que mantenía la producción por debajo de los 27 millones de barriles que los socios de la OPEP vendían hace dos años por día. Y de hecho, los precios continuaron por encima de los 30 dólares.
El Ministerio de Energía de Venezuela informó el viernes que el precio promedio semanal de la cesta de crudos de la OPEP había subido más de un dólar, desde el listón de 29,07 cuando se dispuso el último aumento de la producción, a 30,13 dólares por barril entre el 26 y el 30 de junio.
La nueva posición de Arabia Saudita generará una presión muy especial sobre el ministro de Energía venezolano Alí Rodríguez, presidente de la OPEP. Rodróguez aseguró esta semana que no conocía ninguna decisión oficial de aumento unilateral de la producción, y recordó el compromiso con el consenso.
El ministro se propone iniciar esta semana una gira por países integrantes de la organización, según informó la prensa venezolana.
Aunque el motivo principal de su viaje es la organización de la cumbre de Caracas, Rodríguez seguramente también tendrá en agenda el nuevo síntoma de desunión.
Chávez comentó el martes que él mismo tiene el propósito de viajar por países de la OPEP después de las elecciones del 30 de julio. El presidente aspira a renovar su mandato en esos comicios y las encuestas de opinión le conceden el favoritismo.
La cumbre de Caracas será la oportunidad de perfilar el futuro de la OPEP, afirma Chávez, quien ha dicho en varias oportunidades que la organización "está vivita y coleando". (FIN/IPS/lc/ff/if ip/00