Una avalancha de críticas descargó el Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México sobre el presidente Ernesto Zedillo como consecuencia de su derrota electoral, que lo desplaza del poder después de 71 años de hegemonía.
El reto actual "es mantener la unidad en las nuevas condiciones de democracia que vive México", declaró este miércoles Dulce María Sauri, presidenta del PRI, grupo que el 2 de julio perdió por primera vez desde su fundación las elecciones presidenciales.
Sauri trató así de salir al paso a la incertidumbre en que quedó sumido el PRI, partido que acumuló más tiempo ininterrumpido gobernando un país en el mundo.
Tras la derrota ante el conservador Partido Acción Nacional (PAN), "los priístas debemos hacer un ejercicio de autocrítica para trazar el futuro".
Una aguda división brotó en el seno del partido que gobernará México hasta el 1 de diciembre, fecha en que ingresará al territorio hasta ahora desconocido de la oposición.
"El presidente Zedillo perdió su capacidad de conducción, dejó de ser el líder moral del PRI… ¡no debe mandar ni un minuto más!", gritó el ex gobernador del estado central de Puebla y ex secretario (ministro) de Gobernación (interior) Manuel Bartlett.
A la voz de Bartlett, representante del sector más tradicionalista de la política mexicano, se sumaron otras que recomendaron a Zedillo convertirse a partir de ahora en un militante más del PRI.
Dirigentes del PRI en los estados mencionaron la posibilidad de analizar la expulsión de Zedillo del partido, acusándolo de "traición".
Habituado a arrasar en elecciones presidenciales, un amplio sector del PRI incriminó a Zedillo el pronto reconocimiento del triunfo de Vicente Fox, pocas horas después de cerradas las urnas.
El presidente electo Vicente Fox ganó con 42 por ciento de los votos, mientras el candidato Francisco Labastida convirtió al PRI en la segunda fuerza política del país, al obtener 35 por ciento de los sufragios.
En prolongadas reuniones de la dirección del partido, desde el lunes se configuran dos grupos visibles en la batalla interna por la conducción del PRI.
Por un lado, Sauri y el actual secretario de Gobernación, Diódoro Carrasco, entre otros, y por otro, un grupo de gobernadores encabezados por el del estado de Tabasco (sur), Roberto Madrazo.
En 1996, cuando ya gobernaba Zedillo, se dispuso la reforma electoral impulsada por la oposición que permitió la creación de organismos electorales autónomos.
"A Fox le tocó cosechar lo que muchos sembraron durante largas y, a veces, cruentas luchas políticas para llegar a un sistema democrático aceptable" en México, dijo el politólogo Barnardo Bátiz.
El proceso por el que el país transitó hacia la democracia plena se consolidó en el gobierno de Zedillo, quien a principios de su gestión proclamó que mantendría una "sana distancia" con el partido que lo llevó al poder en 1994.
A lo largo de casi un siglo, las estructuras del sistema político mexicano hicieron difícil a los ciudadanos diferenciar entre el Estado, el gobierno y el partido en el poder.
Zedillo buscó un sitio en la historia nacional como el "presidente de la transición", antes que defender al PRI, señalan los acusadores del jefe del Ejecutivo.
"Los procesos internos (del partido) los decidió él. Zedillo perdió. Se 'derechizó' al PRI, se desdibujó su ideología. Por eso el presidente, hay que decirlo sin hipocresías, ya no manda", remató Bartlett.
"Soy más priísta que ustedes", replicó Zedillo a los protagonistas de la insurrección sin precedentes contra un presidente por parte de correligionarios. Además, el mandatario instó a los funcionarios a respaldar un traspaso ordenado del poder.
Al consumarse la separación entre la Presidencia y el PRI, éste designó en la madrugada del miércoles una comisión para la transición conformada por destacados militantes.
Ese grupo deberá convocar a una asamblea nacional que defina una nueva dirección en un plazo de no más de un mes. Así, dio inicio el proceso de "refundación" del PRI.
Al integrarse dicha comisión, se echó abajo la intención del presidente de que Labastida fuera nombrado presidente del PRI, para lo cual Sauri había presentado su renuncia al cargo el lunes, la cual retiró el martes.
"Los priístas deberán superar los rencores inmediatos y el trauma de la derrota, deslindarse de sus componentes corruptos y delictivos y, sobre todo, ponerse de acuerdo (…) sobre qué país quieren", señaló en un editorial el diario La Jornada.
"Si consigue salvar esos desafíos, en el futuro el PRI podrá voltear hacia el 2 de julio y reconocer en esa fecha no el día de su fracaso ms rotundo, sino el de su nacimiento", añadió el diario. (FIN/IPS/pf/mj/ip/00