Ruth Muñoz, una adolescente, será madre dentro de dos meses y continúa en forma normal sus estudios secundarios, gracias a un exitoso proyecto educacional que se desarrolla en Chile con el apoyo de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Muñoz y sus 130 compañeras del Liceo Unidad Operativa de Educación y Capacitación (Unopec), del municipio de Conchalí en Santiago, son una excepción en este país, donde la mayoría de las 13.000 estudiantes que quedan embarazadas cada año ve interrumpida su formación escolar.
El embarazo precoz es la principal causa de deserción escolar entre las jóvenes chilenas, dijo la ministra de Educación, Mariana Aylwin, en oportunidad del Día Mundial de la Población, celebrado el martes 11 en el propio Unopec.
La cifra de 13.000 embarazos al año, citada por la ministra, es estimativa y tal vez conservadora.
Los establecimientos escolares informaron al ministerio en 1999 de la existencia de 5.857 alumnas embarazadas, de las cuales 235 cursaban aún la educación básica.
Los otros casos no se registraron porque las estudiantes desertaron de sus escuelas sin informar el motivo, por lo cual la cifra oficial sólo representaría 25 por ciento del número real de embarazos, que ascendería a unos 24.000 al año.
Así lo sostiene el director del Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral del Adolescente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, el médico Ramiro Molina, quien recordó que en el último año nacieron en Chile entre 41.000 y 42.000 hijos de madres menores de 19 años.
La maternidad precoz se da en gran porcentaje en adolescentes de sectores de extrema pobreza, ya marginadas del sistema educacional, pero tiene igualmente una incidencia significativa entre estudiantes de ingresos bajos, medios y altos.
La ministra Aylwin intervino hace una semana en favor de dos estudiantes embarazadas marginadas de una escuela técnica por su directora, quien estimó que constituían un "mal ejemplo" para las demás alumnas.
En un gesto de rechazo a ese tipo de actitudes, el presidente Ricardo lagos recibió en el palacio de gobierno de La Moneda a las jóvenes Leslie Riveros, de 14 años, y Anais Muñoz, de 15 años, y anunció un programa multiministerial para enfrentar el tema de los embarazos estudiantiles.
Una ley expedida por iniciativa del propio Lagos cuando era ministro de Educación prohíbe expulsar de sus escuelas a alumnas embarazadas, pero es obligatoria sólo para los establecimientos públicos y no contempla sanciones específicas para las autoridades que no respeten esta norma.
Pero, más allá de las reglamentaciones, existe consenso en que el problema de los embarazos escolares debe ser enfrentado de manera integral, comenzando con una política preventiva que ponga el acento en la educación sexual y la salud reproductiva.
La discriminación de las adolescentes embarazadas no sólo se produce en las escuelas dirigidas por autoridades conservadoras, sino también en la propia sociedad, recalcaron las estudiantes del Unopec de Conchalí.
"Cuando se me comenzó a notar la 'guatita' mucha gente me miraba y decían cosas. En vez de apoyarte en el problema te lo agravan. Si te subes a la micro (autobus) te miran raro cuando quieres pagar el pasaje escolar", dijo Ruth Muñoz, de 17 años.
"El embarazo ocurre porque no hay una buena educación sexual. Luego del embarazo, yo les diría a todas las jóvenes que caminen con la cabeza en alto, que vayan siempre adelante, que terminen sus estudios. No importa que estén solas, no importa que el papá (del bebé) sea el desgraciado más grande", señaló Isis Contreras, también de 17 años.
"Siempre con la cabeza en alto, 'apechugando' (enfrentando la situación) y orgullosas de ser madres…", recalcó Viviana Rojas, de 16 años, otra de las alumnas del Unopec que dio su testimonio en el Día Mundial de la Población.
En el encuentro con las estudiantes participaron, además de la ministra Aylwin, su par del Servicio Nacional de la Mujer, Adriana Delpiano, y Thierry Lemaresquier, representante en Chile del Fondo de Naciones Unidas para la Población (FNUAP).
Fue con apoyo de esa agencia de la ONU que se inició en 1993 el proyecto del Unopec de Conchalí, que además de dar educación a 130 estudiantes embarazadas cuenta con una guardería infantil para atender a 80 menores mientras sus madres estudian.
Lemaresquier indicó que cada minuto muere en el mundo una mujer a consecuencia de complicaciones por embarazos y que las madres precoces, entre 10 y 14 años, tienen cinco veces más probabilidades de perder la vida que las embarazadas entre 20 y 24 años.
"Para cambiar esta situación necesitamos más compromisos de la sociedad en su conjunto. Hombres y mujeres tienen iguales derechos, incluyendo los derechos de educación y atención de salud", dijo el representante del FNUAP.
"Tenemos dos problemas. Primero, ver como se apoya a las madres jóvenes en términos de no limitar sus proyectos de vida y de sus hijos y, por otro lado, prevenir un embarazo que la mayoría de las veces no es deseado", planteó la ministra Delpiano.
Por su parte, Aylwin insistió, al igual que Lemaresquier, en la responsabilidad compartida de hombres y mujeres en los embarazos adolescentes, que la mayoría de las veces son sólo enfrentados por la joven madre. (FIN/IPS/ggr/dm/hd he pr/00