AMBIENTE-RUSIA: Activistas exigen creación de áreas protegidas

Bosques vírgenes del norte de Siberia y el extremo oriental de Rusia se convertirán en pantanos si no se crean reservas naturales ni se detiene la tala de árboles en esas regiones, advirtieron ambientalistas rusos.

Aunque la tala en la región de Amur, en Siberia oriental, no es tanta como en la era soviética, el reciente aumento de la demanda de madera de Asia fomentó una nueva ola de explotación forestal intensiva, según los ecologistas.

La tala de árboles en el norte de Siberia podría convertir sus bosques en pantanos yermos, previno Svetlana Titova, una científica establecida en Blagoveshchensk, una pequeña ciudad junto al río Amur, que separa a Rusia de China.

Una vez que desaparezcan los árboles de esas regiones, la luz del sol llegará a la tierra, derretirá la capa de hielo del suelo y ello "cambiará dramáticamente la vegetación, impidiendo que crezcan plantas nativas", advirtió Titova, directora de la filial en Amur de la Unión Socioecológica, un grupo ecologista.

Lo que quedará entonces será una zona pantanosa en la que no podrán habitar los alces, osos y ciervos que ahora viven en los bosques, agregó.

"Si se observa desde un helicóptero las zonas del norte que ya fueron taladas, parecen tierras yermas, sin animales ni riachuelos, solo pantanos", señaló Yuri Darman, miembro del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

Los bosques de Amur cubren 22,9 millones de hectáreas, una superficie mayor que toda la cubierta de árboles de Finlandia. Sin embargo, Darman y otros científicos estimaron que en 15 años no quedará nada para talar si continúan las prácticas actuales.

Al igual que el resto de la región forestal del Taiga, que se extiende desde los montes Urales hasta el océano Pacífico, los bosques de la región de Amur contienen especies raras y amenazadas de extinción.

Todo el Taiga contiene 54 por ciento de los bosques de coníferas y 26 por ciento de los bosques vírgenes que restan en el planeta. Más de 30 especies de plantas reconocidas como raras y amenazadas por la Unión Mundial por la Conservación fueron identificadas en Amur.

Los bosques de pinos junto a la vía férrea transiberiana y la de Baikal-Amur fueron casi completamente talados y reemplazados por especies menos productivas y de menor valor comercial, observó Darman. La mayoría de las actuales exportaciones de madera se dirigen a China, Japón y Corea del Norte.

En 1998, China cambió su política forestal y prohibió la tala, porque ese país sufría erosión del suelo e inundaciones masivas. Desde entonces, adquiere la mayor parte de la madera de Amur, según Darman.

"Esta situación se agravará si se construye el puente sobre el río Amur, conectando Blagoveshchensk con la ciudad china de Heihe", advirtió el activista, pero aclaró que por ahora el proyecto está suspendido.

La clave para detener la destrucción de esos bosques es la creación de reservas naturales donde se prohíba la tala, la minería y la caza, arguyeron los ambientalistas.

En la mayoría de las reservas creadas en la era soviética se permitía la explotación minera y forestal, y aunque en 1995 se aprobó una ley que prohibió esas actividades en las zonas protegidas, el gobierno está revisando esa prohibición.

"Esto debe resolverse en el ámbito federal, pero podríamos estar al comienzo de una apertura de áreas protegidas a la explotación forestal como respuesta a la demanda de China", previno Darman.

En una reserva del norte de Amur conocida como Urkanskiy Zakaznik, la mitad de las 141.000 hectáreas podría ser talada si el Servicio Forestal regional autoriza la operación.

Funcionarios del Servicio realizan un estudio de impacto ambiental de la propuesta, mientras organizaciones ambientalistas urgen a las autoridades a preservar el área.

"Esta es una situación que sentará un precedente. Si perdemos esta reserva, perderemos todas", advirtió Titova.

WWF trabaja para la creación de un nuevo sistemas de áreas reservadas en Amur que prohíba totalmente la explotación forestal, la minería y la caza.

Aunque este esfuerzo se vio obstaculizado por la liquidación de dos organismos ambientalistas por la administración de Vladimir Putin, hasta ahora se crearon dos pequeñas áreas protegidas, una de 7.000 hectáreas y otra de 60.000.

"El momento para crear las reservas es ahora, mientras los bosques sigan siendo propiedad del Estado", urgió Darman. (FIN/IPS/tra-en/dk/da/mlm/en/00

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