La geografía conspira contra el desarrollo de Africa, un continente lejano de los grandes centros y líneas de transporte comerciales y donde la mayoría de la población vive en áreas mediterráneas a pesar de la carencia de ríos navegables.
La picardía popular mexicana siempre atribuyó gran parte de los males de ese país a su ubicación "tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos", pero tal creencia aparece ahora desmentida por interpretaciones sobre el desarrollo que reivindican la vecindad con grandes mercados.
En el caso de Africa, su situación geográfica juega un papel decisivo en el distanciamiento del continente del sistema mundial, advirtió en una conferencia en Ginebra el economista estadounidense Jeffrey Sachs, catedrático de la Universidad de Harvard que asesoró a los gobiernos de Argentina y Bolivia.
La lejanía de los grandes centros del comercio mundial de las líneas oceánicas internacionales o, incluso, de las mismas costas, en el caso de los países sin litoral marítimo, reduce las posibilidades de que un país en desarrollo incorpore tecnologías y atraiga inversiones extranjeras directas significativas.
En el continente africano, que carece de ríos navegables importantes, 80 por ciento de la población vive alejada de las costas, en mesetas o zonas elevadas con climas que favorecen la producción agrícola.
Esa es una de las razones por las cuales Africa no está integrada a los sistemas de producción mundial de bienes y servicios y permanece como exportadora de productos básicos, como ha ocurrido en siglos pasados.
Durante unos 20 años, en el continente se aplicó el ajuste estructural en las economías y en la administración, pero la única diferencia desde entonces es que el valor de las exportaciones se redujo mientras la población crecía 50 por ciento.
Los países africanos tienen ahora que exportar 50 por ciento más para adquirir la misma cantidad anterior de insumos, bienes de capital y de consumo, explicó el economista Korkut Boratov, de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).
La agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) previno que los países industrializados deben fortalecer la ayuda externa si pretenden romper el círculo vicioso de bajo crecimiento y dependencia de la ayuda internacional que predomina en Africa subsahariana.
Un informe de la Unctad exhortó a las naciones donantes a elevar su contribución para el desarrollo del continente. Sólo se requeriría un aporte equivalente a cinco centavos de dólar por cada 100 dólares en agstos de consumo realizados en los países industrializados, precisó Richard Kozul-Wright.
Pero los aportes de los donantes se vienen reduciendo en los últimos años. En el caso de Estados Unidos oscilan en unos cuatro dólares anuales por habitantes. "Es un nivel de inacción vergonzoso", opinó Sachs.
En la actualidad, Jordania recibe más ayuda externa de Estados Unidos que el conjunto de países de Africa subsahariana. Estados Unidos atraviesa un período de profunda desorientación sobre las ideas que predominan respecto de su papel actual en el mundo, comentó Sachs en su conferencia en Ginebra.
Las ayudas voluminosas entregadas por razones políticas a Corea del Sur y a Taiwán incorporaron esos dos países al grupo de "tigres asiáticos" caracterizados por un crecimiento económico y tecnológico acelerado en las últimas décadas.
En los años 50, Ghana y Corea del Sur tenían un grado de desarrollo parecido. Pero el país asiático despegó de esa situación debido al impulso que le dieron las políticas internas y también la generosa ayuda exterior, principalmente de Estados Unidos.
Sachs criticó las terapias de apertura económica y de moralidad pública ofrecidas sin distinción a los países en desarrollo por el Consenso de Washington, como se denomina a los centros de investigación y a los poderes financieros privados e intergubernamentales que deciden las políticas mundiales.
Este académico de Harvard propuso enfrentar el atraso de Africa a traves del desarrollo de las zonas costeras, que tienen mayores posibilidades.
Las áreas más exitosas del continente se ubican en Túnez, Marruecos y en alguna medida también en Egipto, países cercanos al gran mercado europeo, y también en Mauricio, isla vecina a los trayectos oceánicos.
Pero para alcanzar ese desarrollo, los cuatro países tuvieron que establecer incentivos para zonas francas industriales y para la industria del vestido.
En oposición, el Fondo Monetario Interbnacional (FMI) y el Banco Mundial han tratado de eliminar todos los incentivos a las inversiones en los últimos 15 años. Ese ha sido un error desastroso, dictaminó Sachs.
Los antecedentes del Banco Mundial en materia de atracción de inversiones figuran entre los peores del mundo, y el FMI nunca tuvo que atraerlas. Los consejos que dan "carecen de todo sentido", dijo.
Las enseñanzas de Penang, en Malasia, de Asia oriental, de México o de República Dominicana demuestran que con incentivos fiscales generosos se consiguen inversiones extranjeras directas, aunque el resto del sistema, como la infraestructura, deben funcionar.
Sachs, que ha asesorado a los gobiernos de Bolivia y Polonia, entre otros, propuso fomentar el desarrollo de ciudades portuarias de Africa, como Dar es Saalam, Abidjan y Accra.
De todos modos, aunque la geografía sea favorable, el desarrollo no funcionará si no existen alicientes para las inversiones y una infraestrcutura apropiada de comunicaciones.
Los países de Africa también necesitan investigaciones sobre los resultados obtenidos por las diferentes iniciativas de aliento a las inversiones para emplear sus conclusiones a la hora de discutir con los organismos internacionales. (FIN/IPS/pc/mj/af dv if/00