COREA: Ambiente amistoso enmarca cumbre histórica Norte-Sur

La imagen de Corea del Norte se convirtió de hostil en amistosa para Corea del Sur en vísperas de la reunión entre los mandatarios de ambos países, que se realizará en Pyongyang entre el lunes y miércoles próximos.

El presidente norcoreano Kim Jung-Il, por ejemplo, antes presentado como irrazonable y antipático por las autoridades de Seúl, aparece ahora como una persona razonable y hasta agradable.

Estos días, uno de los artículos más vendidos en el centro de Seúl es una caricatura de Kim con apariencia amistosa. "La compré porque resulta gracioso verlo de una manera tan diferente", declaró Lee Sung-Min, una estudiante de 15 años.

De acuerdo con esto, muchos surcoreanos se han vuelto emotivos sobre el potencial de paz entre ambas Coreas, que técnicamente permanecen en guerra, y los lazos entre sus pueblos, que persisten pese a la división de la península asiática.

Por ejemplo, los surcoreanos que vieron a 30 niños y niñas de Pyongyang cantar y bailar en el Centro de Arte el 31 de mayo derramaron lágrimas de alegría durante la actuación.

También los niños norcoreanos en el escenario y los surcoreanos que ocupaban las primeras filas de la audiencia lloraban de emoción.

"¿Quién hubiera pensado que la división de 55 años entre las dos Coreas acercaría los corazones de los niños del Norte y el Sur?", comentó un periodista en el canal de televisión KBS.

Estos hechos reflejan un cambio radical en la forma en que los surcoreanos perciben a los habitantes del Norte, a los que han confrontado con horror, furia y desesperación durante las últimas cinco décadas.

El presidente surcoreano Kim Dae Jung viajará el lunes por avión a Pyongyang para la cumbre junto con una delegación de 130 miembros, más 50 periodistas y 20 líderes cívicos y empresariales. Luego regresará en automóvil.

La reconciliación, el intercambio y la paz son los tres principios de la cumbre que ambas Coreas acordaron reiterar en forma periódica, en un significativo descongelamiento de la relación bilateral, destacaron expertos.

"No esperen mucho de la cumbre", advirtió Lee Jong-Sok, miembro del Instituto de Investigación de Sejong.

"Es la propia reunión lo que cuenta, porque ambos líderes dialogarán y dejarán de odiarse mutuamente", agregó.

La necesidad de ayuda económica desde 1995 para alimentar a los 22 millones de norcoreanos impulsó a Pyongyang a la cumbre con Seúl. Después de todo, años de hambruna y colapso económico obligaron al Norte a buscar ayuda exterior.

La economía norcoreana llegó a su punto más bajo, pero al menos el volumen comercial dejó de reducirse y aumentó 2,6 por ciento a 1.470 millones de dólares en 1999, en comparación con 1998, señaló la Asociación Comercial de Corea del Sur.

Este aumento se debe en parte a un ingreso de 180 millones de dólares procedente del proyecto turístico de Hyundai en el Norte, y a 378 millones de dólares de ayuda internacional que Pyongyang recibió en 1999, sostuvo la Asociación.

En estos años de crisis, Corea del Sur surgió como el socio más confiable para su vecina del norte, dado que los contactos de ésta con Estados Unidos y Japón lograron muy pocos beneficios para Pyongyang.

"Además, Kim Jong-Il confía ahora lo suficiente en su liderazgo para buscar contactos con Corea del Sur", observó Kwon Man-Han, profesor de regionalismo internacional de la Universidad de Kyonghee.

Los surcoreanos tienen otros motivos para alegrarse por la reunión de los presidentes.

"Espero que la cumbre aumente los negocios con los norcoreanos", expresó Chung Sam-Sik, presidente de la compañía Daebang Enterprise, de Pusan, que el pasado 16 de mayo firmó en Beijing un acuerdo con una empresa estatal norcoreana para establecer una fábrica de calzados en Pyongyang.

También se percibe un aire de optimismo en el mercado de valores.

Los precios de las acciones de empresas surcoreanas de construcción, capaces de reconstruir la deteriorada infraestructura del Norte, están en aumento, entre ellas las de Hyundai Engineering and Construction, LG Engineering and Construction, y Sambu Civil Engineering.

"Solo llevaría cinco años para que los empresarios surcoreanos pudieran hacer negocios en Corea del Norte libremente, como lo hacen en China", dijo Chung Mon-Hon, presidente del grupo Hyundai.

Otros esperan un aumento de los intercambios de pueblo a pueblo. "Espero que la cumbre permita a los surcoreanos viajar a Corea del Norte libremente", manifestó un residente de Seúl de 28 años.

Unos 9.000 surcoreanos visitaron el Norte en 1998 y 1999, frente a solo 2.500 entre 1953 y 1997, informó el Ministerio de Unificación.

Para los surcoreanos comunes, los viajes turísticos organizados por Hyundai al monte Kumgang son la única forma legal de visitar el país vecino, pero los turistas no pueden tener contacto con los residentes norcoreanos que viven alrededor de la pintoresca montaña.

Una propuesta para reunir las familias divididas entre el Norte y el Sur fue central en la política "luz de sol" del presidente Kim Dae Jung hacia Pyongyang, que condujo a la cumbre de la semana próxima.

"Volver a mi pueblo natal en Corea del Norte ha sido el sueño de toda mi vida", expresó Kim Kyong-Shik, de 72 años, residente en la ciudad oriental de Chunchon.

Una encuesta publicada este mes por la empresa de opinión pública Research and Research, de Seúl, reveló que 36,7 por ciento de la población desea que el tema de los reencuentros familiares encabece el orden del día de la cumbre.

Más allá de las expectativas sobre la cumbre, lo que los surcoreanos más desean es una mayor seguridad en la frontera.

La mayoría cree que vivir sin temor a la guerra es el mejor resultado que producirá la cumbre, de acuerdo con un estudio realizado por la firma Intelligence Research entre 500 surcoreanos y 1.027 norcoreanos disidentes establecidos en China.

El mismo estudio reveló que, para los norcoreanos, un importante beneficio de la reunificación será el aumento en el nivel de vida.

Los analistas creen que no habrá grandes cambios en los vínculos bilaterales hasta después de la cumbre, y destacaron que Kim Jong Il está mostrando cierta apertura, por ejemplo con su viaje a China el mes pasado.

Sin embargo, se sabe tan poco del presidente norcoreano que "no deberíamos aferrarnos a su imagen negativa ni catalogarlo repentinamente como un líder competente y racional", aconsejó Kim Young-Soo, profesor de ciencia política de la Universidad de Sogang.

"La cumbre se convertirá en nada si esperamos demasiado. Nuestras expectativas deben ser modestas", agregó Kwon, de la Universidad de Kyonghee. (FIN/IPS/tra-en/amy/js/mlm/ip/00

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