IRAN: Reformistas dominan el parlamento pero conocen sus límites

El primer parlamento iraní dominado por reformistas desde la revolución islámica de 1979 comenzó a trabajar el viernes, pero los conservadores aún controlan resortes fundamentales del poder.

Los conservadores perdieron la mayoría del parlamento en las elecciones de febrero, ganadas por una heterogénea coalición de seguidores del presidente Mohammed Jatami, pero aún controlan posiciones de poder fundamentales como el Consejo de Guardianes de la Revolución, el Poder Judicial y las fuerzas de seguridad.

Los reformistas disponen de una amplia mayoría parlamentaria de dos tercios, pero el Consejo de Guardianes puede vetar las leyes que considere contrarias a los principios de la revolución islámica.

Es probable que el enfrentamiento entre ambos bandos se centre en las cuestiones de la prensa y las libertades individuales, que han sido sus principales motivos de disputa durante los últimos tres años.

En los meses posteriores a las elecciones, los conservadores dispusieron la clausura de 18 periódicos que apoyaban a Jatami, y el dirigente reformista Ahmad Borqani, un abogado, declaró que "la principal prioridad (del nuevo parlamento) será aliviar el hostigamiento que sufre la prensa".

De acuerdo con la legislación vigente, los parlamentarios no son elegidos como representantes de partidos, y la mayoría reformista es una laxa coalición de socialdemócratas y grupos moderados, formada en 1997 luego de que Jatami llegó al poder.

El curso de los acontecimientos políticos dependerá, por lo tanto, de los realineamientos que puedan producirse dentro del parlamento, y también de la actitud del ayatolá Ali Jamenei, supremo líder religioso.

Jamenei apoya a los conservadores, pero ha dado pruebas de astucia política al evitar su enfrentamiento directo con los reformistas.

El Consejo es responsable de supervisar las elecciones, y postergó la legitimación de la victoria reformista con el argumento de que existían denuncias de fraude, pero el ayatolá intervino para superar el bloqueo y permitir la instalación del parlamento.

Se piensa que fue Jamenei quien convenció al ex presidente Ali Akbar Hashemi Rafsanjani de que renunciara a integrar el nuevo parlamento antes que éste se reuniera por primera vez, en nombre de la "unidad nacional".

Rafsanjani, quien era el principal candidato de los conservadores para presidir el parlamento, había sido acusado de emplear procedimientos irregulares para ganar su banca, correspondiente a una circunscripción electoral de Teherán.

El ex presidente anunció que había decidido no convertirse en legislador y que permanecería en su actual cargo, a la cabeza del organismo encargado de mediar entre el parlamento y el poderoso Consejo de Guardianes.

La decisión de Rafsanjani aumentó las probabilidades de que la presidencia del parlamento quede en manos de Mehdi Karubi, de 63 años, quien ocupó el cargo entre 1989 y 1992 y es un estrecho aliado de Jamenei.

Analistas políticos han advertido que no deben sacarse conclusiones apresuradas por el hecho de que los reformistas sean mayoría en el parlamento.

Tras la sesión inaugural de tres horas, legisladores conservadores y reformistas visitaron el mausoleo donde fue sepultado el ayatolá Ruhollah Khomeini, para rendir homenaje al líder de la revolución islámica que derrocó hace 21 años al régimen proestadounidense del sha Mohammed Reza Pahlevi.

La visita a la tumba de Jomeini puede interpretarse como una señal de que los principios básicos de la revolución islámica permanecen firmes, indicaron los analistas.

Sin embargo, ese tipo de simbolismo puede ser insufciente para aplacar a los conservadores, quienes no se oponen a cualquier debilitamiento de las leyes y prácticas inspiradas en el islamismo que gobiernan todos los aspectos de la vida social.

Uno de los síntomas más significativos de los cambios en curso fue que dos legisladoras asistieron a la primera sesión del parlamento sin portar el tradicional "chador", un amplio manto negro para cubrir el cabello y el cuerpo de las mujeres, cuyo uso en público se hizo obligatorio tras la revolución.

Las parlamentarias vistieron ropas de calle occidentales comunes y cubrieron sus cabezas con pañuelos.

Jatami ha dado indicios de que se propone evitar un choque frontal con los conservadores, y en su discurso de apertura durante la sesión inaugural realizó afirmaciones que reflejan el estado de ánimo de muchos iraníes.

"La sociedad espera verse libre de ciertas disputas políticas, y quizás eso no deba considerarse inusual ni anormal en nuestras actuales circunstancias", señaló. (FIN/IPS/tra- eng/ra/mu/mp/ip/00

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