La Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), que se realiza en Nueva York, centra su debate en las acciones que debería exigir a las potencias nucleares para que avancen hacia el desarme, y en el programa israelí de armas nucleares.
Desde el comienzo fue claro que esas dos cuestiones dominarían la discusión, y si no se resuelven la reunión será un fracaso, porque las partes se comprometieron a llegar a un acuerdo por consenso.
El argelino Abdallah Baali, presidente del encuentro, estableció sendos grupos de trabajo para tratar esos asuntos por separado, sin que interfieran en el resto de las deliberaciones.
El mandato de la conferencia, que comenzó en abril y terminará el 19 de mayo, es evaluar los progresos en el último quinquenio en materia de desarme nuclear y planificar una agenda para el próximo lustro.
El martes, los presidentes de los dos grupos de trabajo presentaron sus informes preliminares. Ambos documentos registran posiciones adoptadas por la mayoría de los países que no disponen de armas nucleares, a las cuales se oponen la mayoría de las potencias nucleares o todas ellas.
Las cinco potencias nucleares son China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia, los cinco países con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.
La semana próxima será la última de la conferencia, y habrá intensas polémicas si las actuales discusiones a puertas cerradas no permiten llegar a consensos este viernes.
"Será una dura batalla cuesta arriba debido a la posición intransigente de los países que disponen de armas nucleares", predijo Hasmy Agam, embajador de Malasia.
Hubert de La Fortelle, embajador de Francia, opinó que el acuerdo es posible si las partes dan prioridad al logro de objetivos "realistas y pragmáticos", pero que "no se llegará a ninguna parte si se exige un desarme nuclear para mañana".
En el documento del grupo de trabajo sobre desarme se enumeran "pasos prácticos para esfuerzos sistemáticos y progresivos" orientados a lograr el desarme nuclear.
Algunas de las medidas propuestas cuentan con amplio apoyo. Entre ellas, la ratificación del tratado sobre prohibición de pruebas nucleares y el inicio de nuevas negociaciones entre Estados Unidos y Rusia.
Sin embargo, el núcleo de los "esfuerzos sistemáticos" propuestos implicaría que las potencias nucleares asuman compromisos mayores que los que están dispuestas a aceptar.
Una cláusula propuesta por la Coalición de la Nueva Agenda, integrada por Brasil, Egipto, Irlanda, México, Nueva Zelandia, Sudáfrica y Suecia, demanda que esos cinco países "adopten el compromiso inequívoco de lograr la total eliminación de sus arsenales nucleares en los próximos cinco años".
Esas naciones deberían "iniciar un acelerado proceso de negociaciones" para alcanzar ese objetivo, si la cláusula se acepta.
Las potencias nucleares dispuestas a aceptar la adopción de un "compromiso inequívoco", pero pretenden cambiar los términos de ese compromiso, y en especial definir la eliminación de arsenales nucleares como "el objetivo final".
Esto es considerado una táctica dilatoria por los países que no disponen de armas nucleares, algunos de los cuales pidieron que se establezca un compromisos aun más exigente.
Costa Rica y Malasia propusieron negociar una convención que prohíba las armas nucleares, similar a las que han prohibido las armas químicas y biológicas.
"Queremos cooperar y no crear una tensión innecesaria en la conferencia, pero debemos asegurarnos de que las potencias nucleares reconozcan las obligaciones que les impone el TNP, ratificadas por la Corte Internacional de Justicia (CIJ)", señaló Hasmy en una conferencia de prensa.
La CIJ advirtió en 1996 que el TNP obliga a las potencias nucleares a "concluir las negociaciones para lograr el desarme nuclear en todos sus aspectos", pero esas potencias tratan de que no haya referencias a esa opinión de la Corte en los documentos de la conferencia.
El cometido oficial del segundo grupo de trabajo es tratar todas las cuestiones regionales, pero en los hechos se ocupa ante todo de Medio Oriente, donde Israel es el único país que no ha firmado el TNP, y por lo tanto dispone de la única planta nuclear no supervisada capaz de fabricar armas nucleares.
India y Pakistán tampoco han firmado el TNP, pero reconocieron que disponen de armas nucleares, lo cual dejó a Israel como el único país del mundo en el llamado "umbral nuclear".
Egipto propone que la conferencia establezca "un mecanismo" no especificado para vigilar la aplicación de sus resoluciones y designe "un representante especial" para negociar con Israel y lograr que ese país firme el TNP cuanto antes.
Estados Unidos se opone a la mención de ese mecanismo no especificado, mientras Francia rechaza cualquier tipo de mecanismo de control, y prefiere que la conferencia no transfiera autoridad a ningún organismo.
El grupo de trabajo también considera la situación de Asia meridional. Sus integrantes coinciden en criticar los programas de armas nucleares de India y Pakistán y en la demanda de que ambos países firmen el TNP, pero discuten si las resoluciones de la conferencia debe mencionar en forma específica a esos países.
Por lo general, estas conferencias no mencionan a países para criticarlos o elogiarlos, pero en esta ocasión los estados árabes insisten en que se nombre a Israel como el único estado en la región con instalaciones atómicas no sujetas a inspecciones.
Estados Unidos no quiere que se nombre a Israel, pero pretende que la conferencia señale en forma expresa problemas de cumplimiento del TNP por parte de Corea del Norte e Irak, países que, por supuesto, se oponen a ser mencionados.
El informe preliminar del grupo de trabajo nombra a Corea del Norte, India, Israel y Pakistán.
Muchos delegados señalan que el criterio debe ser "nombrar a todos o no nombrar a ninguno", pero si no hay menciones específicas, la Conferencia quedaría en la posición surrealista de criticar los programas de India y Pakistán sin mencionarlos. (FIN/IPS/tra-eng/jw/da/ego/mp/ip/00)