Un respetable ingeniero en computación de Sri Lanka no tuvo escrúpulos en falsificar un certificado de residencia y sobornar a un funcionario para asegurarse la admisión de su hijo en una prestigiosa escuela secundaria.
"Tuve que hacerlo para que mi hijo pudiera asistir a esta escuela. Si los niños no concurren a las mejores instituciones, sus perspectivas laborales son muy malas", dijo el ingeniero.
Este caso no es aislado. La feroz competencia por lugares en escuelas reconocidas obligó al gobierno a anunciar el jueves que aplicará estrictamente las normas que exigen la inscripción de los estudiantes en escuelas situadas en un radio de dos kilómetros de sus hogares.
Los padres también deben presentar pruebas de haber residido dentro del radio especificado al menos seis años, excepto los hijos de ex alumnos y de personal militar estacionado en zonas de conflicto.
Pero a través de los años, muchos padres descubrieron formas ingeniosas de burlar la ley y hacer mentir a sus hijos cuando los funcionarios de la escuela les preguntan dónde viven, además de respaldar esas mentiras con certificados de residencia falsos.
"Me dijeron que por 50.000 rupias (unos 694 dólares) se puede obtener un domicilio falso y un certificado de residencia de seis años", contó el profesor Lakshmana Jayatillake, presidente de la Comisión Nacional de Educación.
Otros funcionarios relataron que algunos residentes, en particular de barrios marginales de Colombo, "vendieron" sus propiedades varias veces a personas que procuraban un domicilio que permitiera a sus hijos acceder a una escuela prestigiosa.
Una vez asegurada su admisión en un instituto de la capital, los estudiantes viajan largas distancias desde sus hogares reales para asistir a clases, y las autoridades poco pueden hacer al respecto.
"El problema no es solo en Colombo. También existe en otros distritos como Kandy, Matara y Kurunegala, donde hay buenos colegios", dijo Nimal Gamage, subsecretario del Ministerio de Educación Básica y Superior.
El ministerio anunció el jueves la formulación de una nueva política nacional sobre admisiones debido a las protestas públicas por el actual sistema, e invitó a la ciudadanía a presentar propuestas.
"El ministerio espera nuevas propuestas e iniciativas para modificar el procedimiento de admisión a las escuelas y desarrollar un sistema más razonable y transparente", rezaba el anuncio.
La propia presidenta Chandrika Kumaratunga expresó preocupación por los abusos en el sistema de admisiones durante una reunión con funcionarios de educación el mes pasado, y sugirió una reforma.
Según funcionarios, el abuso es especialmente notorio en las 350 escuelas nacionales. Otras 10.800 escuelas estaduales atienden a una población estudiantil de 4,3 millones.
Los padres desean que sus hijos ingresen a las grandes escuelas de las ciudades porque tienen mejores profesores, infraestructura y el nombre adecuado a la hora de buscar un trabajo.
En Colombo, por ejemplo, los padres prefieren el Royal College (masculino) y el Visaka College (femenino), que cada año se inundan de solicitudes y solo disponen de un puñado de vacantes.
El uso de certificados de residencia falsos priva de sus lugares a muchos estudiantes que realmente viven dentro del radio prescripto. De hecho, el anuncio del jueves fue promovido por los padres de esos estudiantes.
Jayatillake considera que la competencia por escuelas prestigiosas es injustificada, y que los potenciales empleadores exigen calificaciones y aptitudes más que otra cosa.
"Varios líderes empresariales me dijeron que los estudiantes de Royal o Visaka no tienen prioridad en el proceso de selección y que todos los aspirantes son tratados por igual", afirmó.
Pero el director de un instituto de Colombo sostuvo que Royal todavía es preferida por los empresarios a la hora de contratar empleados.
"Royal tiene los mejores profesores y produce los mejores estudiantes, la crema. En cambio, mi escuela recibe estudiantes que no pudieron entrar a Royal, y mis profesores no tienen las mismas calificaciones", declaró.
Funcionarios del Ministerio de Educación sugirieron este año que cerrarían unas 2.650 escuelas estaduales con menos de 100 alumnos y transferirían a éstos a escuelas más grandes en el marco de un programa de racionalización.
En los últimos años hubo una marcada disminución en las inscripciones en escuelas pequeñas, porque los padres prefieren enviar a sus hijos a otras más grandes y mejor equipadas.
Jayatillake afirmó que se está modernizando y equipando escuelas de todo el país. "Queremos que todos los institutos de enseñanza de la isla tengan las mismas o casi las mismas facilidades, para eliminar el problema de la admisión", manifestó.
El año próximo se iniciará un proyecto financiado por el Banco Asiático de Desarrollo para dotar a escuelas marginales de computadoras, laboratorios y otros equipos.
Mientras, un proyecto del Banco Mundial en curso tiende no solo a equipar escuelas sino también a capacitar a los maestros y profesores mediante la creación de centros de formación docente. (FIN/IPS/tra-en/fs/rdr/mlm/ed/00